México está analizando un aumento en los cupos de importación de alimentos, incluido el maíz, para ayudar a frenar la inflación si no esta disminuye como se espera, según la máxima responsable de comercio del país.
México está estudiando medidas para aumentar la competencia en el mercado, tal y como lo hizo con productos como el pollo, el cerdo, la carne de vacuno y el gas, dijo el viernes la secretaria mexicana de Economía, Tatiana Clouthier, en una entrevista en Washington.
La inflación “tiene que ver con la demanda que se da no solo en México, sino en el mundo”, dijo Clouthier. “Hablamos con el banco central hace una semana, y estamos siguiendo de cerca para ver qué otras cosas se pueden hacer”.
Clouthier habló después de dos días de reuniones con funcionarios de la Administración Biden, representantes de empresas y legisladores, en su primer viaje a Estados Unidos desde que fue elegida para el cargo por el presidente Andrés Manuel López Obrador en diciembre.
Clouthier se reunió con la secretaria de Comercio estadounidense, Gina Raimondo, con quien conversó sobre las exportaciones de tomate de México, las ventas de azúcar y el comercio de frutas y verduras de temporada, y con Zippy Duvall, directora de la American Farm Bureau Federation, la mayor organización agrícola general del país.
Como secretaria de Economía, Clouthier es responsable de supervisar las políticas industriales y comerciales de México, incluida la implementación del acuerdo entre EE.UU., México y Canadá, un pacto comercial negociado a petición del expresidente Donald Trump para reemplazar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que había estado en vigor durante un cuarto de siglo.
México y Canadá compiten constantemente con China la condición de principales socios comerciales de EE.UU., con más de US$1 billón en bienes que cruzan las fronteras anualmente. Pero los tres países se han enfrentado en las últimas semanas, y en este viaje Clouthier y la representante de Comercio de EE.UU., Katherine Tai, no lograron resolver una disputa sobre las normas comerciales para los automóviles, lo que pone en peligro el objetivo de impulsar la fabricación regional bajo su nuevo pacto comercial.