Actualmente, China le está prohibiendo la entrada a la mayoría de los extranjeros, y desanima a su propia población a viajar dentro del país. (Foto: EFE)
Actualmente, China le está prohibiendo la entrada a la mayoría de los extranjeros, y desanima a su propia población a viajar dentro del país. (Foto: EFE)

La Agencia de Viajes Beizhong en la ciudad china de Tianjin ha tenido apenas un cliente desde que aumentaron los casos de coronavirusen julio y las autoridades ordenaron el cierre de negocios y restricciones de viajes.

La mayoría del territorio chino está hoy en día libre del virus, pero las draconianas medidas han desalentado a los turistas, renuentes a ir a lugares de los cuales no podrán salir. Y han inhibido el gasto de los consumidores, lo que ha frustrado los intentos de reanimar la economía.

La política china de “tolerancia cero” hacia el COVID-19, según la cual todo caso debe ser aislado, ha logrado mantener a raya a la enfermedad en el país donde fue primero detectada. Sin embargo, los negocios y los ciudadanos comunes lo están pagando caro.

Los preparativos están en píe para las olimpíadas de invierno, que comenzarán el 4 de febrero en Pekín y Zhangjiakou, pero el gobierno todavía no ha dicho si permitirá la entrada de espectadores, luego de haber aplicado medidas que restringen severamente la entrada de personas al país.

“Hace dos años ésta era la temporada alta”, comentó el gerente de la agencia Beizhong, Wang Hui.

“Ahora la gente cancela sus planes debido al virus, y este año ha sido peor que el anterior”, añadió.

Actualmente, le está prohibiendo la entrada a la mayoría de los extranjeros, y desanima a su propia población a viajar dentro del país.

El gobierno todavía no ha anunciado las medidas antivirus para las olimpiadas de invierno, donde participarán unos 2,900 atletas aparte de más de 800 que participarán en los paralímpicos entre el 4 y 13 de marzo.

China ha reportado 95,577 casos del virus y 4,636 decesos por el virus desde comienzos del 2020, pero ningún deceso desde febrero. Tiene un promedio de casos diarios menor al de Estados Unidos, la India y otros países.

Desde julio han surgido casos en Nanjing al oeste de Shanghái, en Putian y Xiamen en el sudeste y en la provincia de Yunnan en el sudoeste, atribuidos a extranjeros que introdujeron la contagiosa variante delta. Pero, aun así, son unas cuantas decenas de casos, no las decenas de miles que se ven en otros países.

“La política de cero tolerancia ha sido sumamente eficaz en cuanto a colocar al COVID bajo control, pero el costo a corto plazo también ha sido muy alto”, expresaron en un boletín informativo los economistas Larry Hu y Xinyu Ji de la empresa Macquarie.

China fue el único entre las grandes economías en registrar un crecimiento el año pasado, luego que el gobierno declaró controlado el virus y permitió la reapertura de fábricas, negocios y oficinas. En cambio, Estados Unidos, Europa y Japón sufrieron contracciones.

La producción económica aumentó en 1.3% en el trimestre concluido en junio en comparación con los tres meses anteriores, si bien fue uno de los períodos más débiles de la última década en China.

El y economistas privados han reducido sus pronósticos para este año, pero aun así prevén un crecimiento de hasta 8.5%, un pronunciado aumento con respecto al 2.3% del año previo y por encima de la meta fijada por el Partido Comunista de más de 6%.

Las exportaciones en agosto aumentaron en 25.6% comparado con el año previo, pero el crecimiento de las ventas minoristas bajó de 8.5% en julio a 2.5% en agosto.

“Obviamente la gente no teme quedar atrapada en algún destino turístico si es que allí surge un brote de Covid”, expresó la economista Iris Pang de ING.

El 12 de setiembre las autoridades suspendieron casi todo el acceso a Putian, una ciudad de 2.9 millones de habitantes en la provincia de Fujian, tras un brote que el diario oficial Global Times atribuyó a un residente local que regresó de Singapur. Quedaron cerrados los cines, teatros y otros locales, mientras que los supermercados y restaurantes podían abrir, pero con concurrencia limitada.

Xiamen, un centro financiero en Fujian con 3.5 millones de habitantes, cerró el acceso a varios vecindarios debido a un brote del virus allí y las escuelas tuvieron que cerrar.

Una comerciante que vende por internet zapatos hechos en Putian se quejó de que las duras medidas sanitarias están asfixiando a la industria local.

“Los clientes nos piden que les entreguemos mercancía, pero las fábricas están cerradas”, comentó la empresaria, Su Ye. Dijo que usualmente septiembre y octubre son meses de alto volumen, pero las suspensiones de la producción y de los envíos “causará que bajen muchos los pedidos”.

“Muchas órdenes fueron canceladas porque los envíos no llegaban”, añadió.

El Global Times reportó que un hombre que regresó de Singapur el 4 de agosto al parecer fue el que propagó el virus en Putian.

El viajero, identificado con el apellido Lin, estuvo 14 días en cuarentena y se le practicaron nueve pruebas de ácido nucleico y serológicos, todos los cuales dieron negativo, según el Global Times. Sin embargo, dio positivo el 10 de setiembre.

A pesar de ello, los procedimientos de pruebas y cuarentenas están funcionando debidamente, insistió Yu Changping, médico del Departamento de Medicina Respiratoria del Hospital de la Universidad de Wuhan.

“No ha habido ningún cambio especial en la situación, no hay necesidad de adoptar distintas a las que se han adoptado en el pasado”, indicó.

Algunos expertos sugieren que China relaje sus restricciones porque la “cero tolerancia” está afectado a la economía y, de cualquier manera, las nuevas variantes podrían resultar imposibles de erradicar del todo.

“En resumen, no creo que puedan erradicar totalmente al virus y ellos deben aceptar la realidad”, expresó Nicholas Thomas profesor de salud pública en la Universidad Municipal de Hong Kong.

La dirigencia china ha tratado de suprimir toda discusión de un posible cambio a sus políticas antivirus.

Un prominente epidemiólogo, Zhang Wenzhong, fue objeto de críticas del oficialismo por decir en sus redes sociales que “el mundo tendrá que aprender a coexistir con el virus”.

Un ex ministro de salud rechazó la aseveración de Zhang, en un artículo de opinión publicado por el diario del Partido Comunista. La universidad donde Zhang obtuvo su PhD en el 2000 anunció una investigación sobre denuncias de plagio, pero concluyó que su trabajo “cumplió con todos los requisitos” para su título.

Por ahora, la entrada de los turistas extranjeros ha disminuido drásticamente, lo que ha devastado s los hoteles y resorts de lujo.

Algunos ingenieros y otros empleados que estaban en el extranjero cuando el gobierno prohibió la entrada al país en el 2020 han podido regresar, pero otros profesionales, como abogados, han quedado varados.

Las autoridades, además, han estado tratando de evitar de que la población salga de China. El gobierno se ha negado a renovar pasaportes a menos que haya una necesidad imperante de viajar. A muchos empresarios se les ha dicho que visitar a clientes o socios no es una necesidad principal.