Petróleo. (Foto: Difusión)
Petróleo. (Foto: Difusión)

Los petroestados, países que dependen de los ingresos de la producción de y , tendrán que afrontar un déficit de US$ 9 billones (7.4 billones de euros) para el 2040 si no impulsan una transición energética, revela un estudio del laboratorio de ideas británico Carbon Tracker.

El informe apunta que cuarenta países se enfrentan a una caída media de 46% de los beneficios obtenidos por como consecuencia de la reducción en la demanda de petróleo y gas en un contexto de creciente conciencia ecológica.

El endurecimiento de la política climática global y los avances tecnológicos conducirán a decenas de petroestados a una situación deficitaria que provocará malestar social y político si no se implementan medidas para diversificar las economías, alertan los expertos.

El estudio, liderado por el analista de Carbon Tracker Mike Coffin, remarca que más de 400 millones de personas viven en los diecinueve petroestados más afectados, donde la disminución de los ingresos por petróleo y gas podría recortar los beneficios estatales totales en un 20% como mínimo, lo que llevaría a reducir servicios públicos y destruir puestos de trabajo.

En Nigeria, por ejemplo, se estima que una caída del 70% en ganancias petroleras rebajaría los ingresos estatales un tercio, lo que en el caso de Angola podría ascender a más del 40%, en comparación con la media de los últimos cinco años.

Reforma fiscal y cooperación internacional

Para mitigar el impacto en las arcas públicas, Catharina Hillenbrand von der Neyen, codirectora de investigación en Carbon Tracker, explica la importancia de implementar “reformas fiscales amplias”.

“Se tiene que construir una transición energética duradera y sostenible hacia otras industrias que puedan sustituir progresivamente los ingresos petroleros”, apunta.

Sin embargo, no todos los países tienen la misma “flexibilidad” para lograr diversificar sus economías, por lo que Hillenbrand invita a explorar las posibilidades de la cooperación internacional, sea con ayudas directas o indirectas.

En este contexto, la experta asegura que cobra especial relevancia la capacidad de los petroestados para atraer inversión en un campo como la financiación ecológica, ya que “la transición energética no se limita únicamente a paneles solares e instalaciones eólicas, hay una cadena de valor que merece la pena construir”.

Pero, ¿existe un compromiso internacional firme para colaborar con los petroestados? Esta será, sin duda, una “pregunta importante” para abordar el próximo noviembre en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow (Reino Unido), según Hillenbrand.

El informe recuerda que en 2009 la Unión Europea fijó en 100,000 millones de euros (unos US$ 120,000 millones) la cantidad necesaria que se debería invertir hasta el 2020 en los países en vías de desarrollo para que adoptaran un modelo de crecimiento más sostenible, un objetivo todavía por alcanzar, denuncian los expertos.