La puesta en cuarentena de miles de personas en Arabia Saudita por el coronavirus permite a los hoteles en dificultades obtener algunos ingresos, a la espera de que el país se vuelva a abrir al turismo.
Arabia Saudita, con más de 4,500 casos de nuevo coronavirus, la cifra más alta de los países del Golfo, suspendió los vuelos, aisló ciudades enteras e impuso el toque de queda en el país, un golpe muy duro para el sector turístico naciente.
En paralelo las autoridades gastan millones de dólares en alquileres de hoteles para poner en cuarentena a miles de viajeros y personas expuestas a la enfermedad.
En Riad, un hotel de cuatro estrellas que a finales de marzo solo tenía cinco clientes recibió una oferta del gobierno de cuatro millones de riales (970,000 euros) al mes para convertirse en centro de cuarentena, explicó una fuente del sector hotelero.
Otro establecimiento popular recibió una propuesta de seis millones de riales, según la misma fuente, y numerosas cadenas buscan acuerdos con el gobierno.
"Es mejor que gestionar un hotel vacío", dijo esta fuente, explicando que "el personal estaba preparado para despidos, reducción de salarios de hasta el 50% o licencia sin sueldo".
Unas 1,900 habitaciones de hotel en Riad fueron reservadas para poner gente en cuarentena, junto a otras 2,800 en La Meca (oeste) y otras 1,900 en la región oriental del país, indicó en marzo el ministerio de Turismo en su web.
Esta semana el ministerio explicó que 11,000 habitaciones están preparadas en el país para poner en cuarentena a los sauditas que lleguen del extranjero.
Críticas “ingratas”
El ministerio se comprometió a acoger a los repatriados sauditas en los establecimientos considerados más prestigiosos.
Pero a pesar de las condiciones de acogida lujosas, este sistema dio lugar a quejas por pérdida de maletas o retrasos en el servicio de comida.
Algunos viajeros también se quejaron de haber sido transferidos desde el aeropuerto al hotel sin que les avisaran antes.
Los sauditas, muy nacionalistas, atacaron en internet estas críticas calificándolas de "ingratas".
"Araba Saudita no es un paladín de los derechos humanos pero quiere mostrar que mima a las personas en cuarentena en los hoteles", explica Quentin de Pimodan, del Research Institute for European and Amerian Studies.
"Con esto mata dos pájaros de un tiro intentando también salvar a los hoteles y a su industria turística naciente", añade.
Imagen de marca
En setiembre este país ultraconservador creó visados turísticos con el objetivo de atraer a 100 millones de visitantes hasta el 2030. Pero el coronavirus ha puesto este plan en entredicho y ralentiza la industria hotelera.
El turismo es uno de los pilares del programa de reformas del príncipe heredero Mohamed bin Salmán para sacar a la economía saudita de su dependencia del petróleo, mejorando al mismo tiempo la imagen internacional del país.
La construcción de nuevos hoteles se multiplica y los responsables sauditas estiman que el país necesita 500,000 habitaciones para la próxima década.
En el 2019-2020 deberían abrir 138 proyectos hoteleros, unas 54,143 habitaciones, según las proyecciones del sector.
Pero ahora estos proyectos sufrirán retrasos de financiación a causa del coronavirus, indicó el director de un hotel de cinco estrellas en Riad que rechazó una oferta del gobierno para reconvertir su establecimiento en centro de cuarentena.
Según él, estas ofertas tienen “una ventaja financiera a corto plazo” pero a largo plazo afectarán a la imagen de marca del establecimiento y los clientes tendrán miedo de volver a un “hotel asociado con el virus”.