(Foto: Difusión)
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Tras varias licitaciones exitosas, el gobierno de Jair Bolsonaro se jacta de haber recuperado la confianza de los inversores en Brasil. Pero empresarios y analistas, expectantes ante un gigantesco programa de concesiones y privatizaciones, son cautelosos y exigen más reformas promercado.

A inicios de abril, la subasta de 22 aeropuertos, una vía férrea y cinco terminales portuarios recaudó 3,500 millones de reales (unos US$ 650 millones), con compromisos de inversiones por casi el triple en 30 años.

A fin de ese mes, la concesión del servicio de agua y alcantarillado de Rio de Janeiro (Cedae) recaudó 22,700 millones de reales (US$ 4,200 millones), más del doble de lo esperado, con promesas de inversiones por 30,000 millones de reales durante 35 años.

“Este momento marca nuestra historia, nuestra economía”, afirmó , congratulándose por la “confianza de los inversores”.

“Brasil va a retomar el crecimiento, va a superar estas dos olas” de las crisis sanitaria y económica, abundó el ministro de Economia, Paulo Guedes.

Con la mirada en la reelección en el 2022, Bolsonaro apuesta por repetir esos éxitos con el centenar de activos que el gobierno pretende ceder este año, por un monto esperado de 445,600 millones de reales (unos US$ 84,000 millones).

Y con los 85 proyectos del año que viene, juegan a su favor la enormidad del mercado brasileño, sus grandes necesidades en infraestructuras y el buen precio de los por la desvalorización del real.

En contra, que la pandemia haya agravado el cuadro fiscal y que su gobierno apenas haya avanzado en las reformas para sanear las cuentas públicas, como la reforma administrativa o la tributaria.

“Es muy pronto para decir si el ambiente para invertir en Brasil mejoró. Sin esas , el mercado se vuelve aprensivo, porque estamos entrando en el último año de gestión de Bolsonaro y en un último año no ocurre nada” que implique riesgos políticos, explica Eliel Lins, asesor de inversiones en Mundo Investimentos.

Existe además incertidumbre política, con la popularidad de Bolsonaro en baja debido a su caótica gestión de la pandemia, que ha dejado casi 435,000 muertos y es investigada en el Senado.

“Esos riesgos acaban interfiriendo. Cuanto más claras sean las cosas para los inversores, mayor nuestra capacidad de captar recursos”, dice Lins.

“Costo Brasil”

Bolsonaro se ganó a los mercados en la campaña del 2018 al anunciar que su ministro de Economía sería el ultraliberal Guedes, partidario de un programa radical de ajustes y privatizaciones.

Su mayor logro ha sido la reforma del sistema de jubilaciones. Pudo privatizar algunas estatales, pero sus ambiciones se fueron diluyendo entre la resistencia del Congreso y la llegada de la .

Para los mercados, los planes de Guedes son fundamentales para reducir el elevado “costo Brasil”.

“No es una ecuación simple: incluye la extremadamente elevada carga tributaria, el coste de desperdicio por las malas infraestructuras, el coste de la burocracia, todo aquello que perjudica el desarrollo de los negocios”, dice el economista Alex Agostini, de la consultora Austin Rating.

La imagen de Brasil se ve empañada además por la política ambiental de Bolsonaro, acusada de propiciar la deforestación en fuerte aumento desde su llegada al poder.

“A largo plazo”

El paquete previsto incluye la privatización de Eletrobras, la mayor empresa eléctrica de , y de Correos, pero ambas enfrentan resistencias en el Congreso.

Incluye también la concesión de los concurridos aeropuertos de Santos Dumont, en Rio de Janeiro, y Congonhas, en Sao Paulo; del ferrocarril Ferrograo, que cruzará la Amazonía para agilizar la exportación de la cosecha de granos; y de la autopista Presidente Dutra, entre Rio y .

En la lista figuran igualmente puertos, terminales pesqueros, compañías de saneamiento básico, líneas de metro y hasta parques nacionales. Sin olvidar la licitación de la red de internet móvil 5G.

Para Massami Uyeda Jr., un abogado que trabaja en proyectos de infraestructura, “la confianza nunca se perdió en para el inversor de largo plazo, que se abstrae de la volatilidad de corto plazo”.

“Para ellos, las reformas son importantes y necesarias, pero no determinantes para decidir una inversión ahora. Yo hago una inversión y si hay una mejora del costo Brasil, en la desburocratización, en la cuestión fiscal, eso solo va a mejorar mi retorno”, explica.

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