Pero en Cuba es inusual, ya que las autoridades restringen la disidencia pública al decir que la unidad es necesaria para enfrentar los intentos abiertos de Estados Unidos de forzar un cambio político. (Foto: AFP)
Pero en Cuba es inusual, ya que las autoridades restringen la disidencia pública al decir que la unidad es necesaria para enfrentar los intentos abiertos de Estados Unidos de forzar un cambio político. (Foto: AFP)

Varios médicos en recurrieron a las redes sociales para denunciar la escasez de medicamentos, oxígeno y otros materiales para combatir un brote terrible de, en una rara denuncia pública en el sagrado sistema de salud de la isla.

La protesta surge como reacción a comentarios de funcionarios del gobierno de que los médicos son el chivo expiatorio de la situación del país, al tiempo que minimizan las condiciones precarias anteriores a la crisis actual.

“Quiero denunciar el colapso de nuestro sistema de salud en nuestro hospital y en el resto del país, debido a la falta de recursos y equipo de protección”, afirmó el doctor Francisco Pavón en un video compartido en redes sociales, con más de 20 médicos y estudiantes de medicina de la oriental provincia de Holguín.

Otros recurrieron a Facebook o a plataformas de mensajería para denunciar la situación crítica y exigir más apoyo de las autoridades.

Se han visto críticas similares en otras partes del mundo durante la pandemia, ya que el personal médico alcanzó un punto de ruptura cuando las infecciones se dispararon, abrumando incluso a los sistemas de salud más ricos.

Pero en Cuba es inusual, ya que las autoridades restringen la disidencia pública al decir que la unidad es necesaria para enfrentar los intentos abiertos de Estados Unidos de forzar un cambio político.

Y el tema es especialmente delicado: la salud es considerada uno de los pilares de la legitimidad del “revolucionario” sistema de partido único cubano, habiendo producido resultados a la par de los países ricos.

El presidente de Cuba, , reconoció la semana pasada que el sistema de salud estaba al límite. El gobierno ha culpado, en parte, al endurecimiento de las sanciones estadounidenses tras el empeoramiento de la escasez en la isla y ralentizar el lanzamiento de vacunas de cosecha propia.

Pero, las quejas de los médicos han revelado un resentimiento latente por los salarios y otros temas laborales, así como lo deteriorado que estaba el sistema de salud de Cuba incluso antes de la pandemia, y muchos culparon a la mala gestión económica y no a las sanciones de Estados Unidos.

Un mes después de las protestas antigubernamentales sin precedentes en todo el país, activistas de derechos dicen que es otra señal de que los cubanos están perdiendo el miedo a hablar a pesar del riesgo a represalias, como perder su trabajo o ser expulsados de la universidad.

El crecimiento del acceso a Internet en Cuba, proporcionando foros virtuales para compartir quejas y movilizarse, ha sido clave, según manifiestan.

Díaz-Canel culpó de las protestas del mes pasado a Estados Unidos, acusando a Washington de fomentar la disidencia en línea de los contrarrevolucionarios. Pero también señaló que estaba abierto a reformas y una reevaluación de las políticas económicas de Cuba.

“Debería darte vergüenza”

Si bien los medios estatales han publicado pocos detalles de la crisis del COVID-19 en Cuba, en los medios de las provincias más afectadas y en las redes sociales han ido apareciendo informes.

Pero el primer ministro Manuel Marrero dijo que había escuchado más quejas durante una visita a la provincia de Cienfuegos sobre el “maltrato y negligencia” por parte de los médicos que sobre la escasez.

Eso, y las declaraciones de otros funcionarios en alusión a que los médicos no se presentaban en sus clínicas o tomaban vacaciones en medio de la crisis, demostraron ser la gota que derramó el vaso para muchos médicos con exceso de trabajo.

“Es una vergüenza que critique a los que están en primera línea”, escribió en Facebook Marian Vázquez, de 23 años, médica y cirujana en formación del principal hospital de Cienfuegos. “Es hora de que hagas más, critiques y mientas menos”, afirmó.

El país se ha enorgullecido durante mucho tiempo de tener una de las proporciones más altas de médicos per cápita, pero muchos están desplegados en el extranjero. Ahora, el país está recuperando a cientos.

“¿Por qué las reuniones a puerta cerrada? ¿Por qué no se reunieron y dialogaron con los que estaban en el terreno?” preguntó Miguel Ángel González, médico de Cienfuegos, al tiempo que sostenía que cada vez más los funcionarios del gobierno no están en contacto con la gente.

González dijo que los médicos esperaban que los funcionarios pudieran explicar cómo se suponía que debían trabajar sin el equipo suficiente para hacer radiografías de tórax a los pacientes en terapia intensiva o los reactivos para realizar pruebas básicas.

Esta semana, los funcionarios del Gobierno pasaron al modo de control de daños, subrayando su gratitud por el trabajo de los médicos y sus esfuerzos para aumentar los suministros de oxígeno.

“Lo que más hemos demostrado en este tiempo es el patriotismo de nuestra gente, el personal sanitario, los científicos. Trabajar a tiempo completo en situaciones complicadas”, escribió el presidente en Twitter. “¡Gracias a todos!”.

Con una bata blanca de médico, un estetoscopio alrededor del cuello y una mascarilla, un médico en el video, Rafael Alejandro Fuentes, señaló que tenía miedo, no de la pandemia, sino de cómo el gobierno los interpretaría “exigiendo (sus) derechos”.

Medios estatales dijeron este martes que Cuba estaba actualizando su legislación de telecomunicaciones para prohibir ciertos comportamientos en redes sociales como publicar “noticias falsas, mensajes ofensivos o difamaciones con impacto en el prestigio del país”.

Cuba sostiene que tiene derecho a defenderse de los contrarrevolucionarios respaldados por Washington que buscan derrocarlo. Sin embargo, algunos médicos vieron como un intento de amordazarlos a ellos y a otros críticos. El acceso a internet y las redes sociales también se vio gravemente interrumpido en las semanas posteriores a las protestas del 11 de julio.

“No podíamos hablar en espacios públicos”, comentó un médico que trabajaba en un centro de aislamiento de COVID-19 bajo condición de anonimato. “Ahora no podemos hacerlo a través de Internet”, señaló.