FMI
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El Directorio Ejecutivo del aprobó un acuerdo stand-by con Argentina por US$ 50,000 millones, y autorizó de inmediato el giro de 15,000 millones.

Argentina, país que ejerce actualmente la presidencia pro tempore del G20, tuvo que recurrir al FMI a inicios de mayo para enfrentar una aguda crisis cambiaria, que depreció al peso en casi 35% con relación al dólar este año, y una fuerte caída de las reservas internacionales.

Argentina había solicitado al Fondo un acuerdo de "alto acceso", por encima de la cuota que le corresponde ante el organismo. El total de US$ 50,000 millones aprobado representa nada menos que 1,110% la cuota argentina ante el FMI.

En una nota oficial, el FMI informó que la aprobación formal del programa por parte del Directorio permite a Argentina "realizar una compra inmediata de US$ 15,000 millones".

Como fue acordado entre el FMI y el gobierno argentino, la mitad de esa liberación inicial de US$ 15,000 millones será destinada al "respaldo presupuestario", y el resto debe ser reservado a operaciones a cargo del Banco Central para estabilizar el mercado cambiario.

Los US$ 35,000 millones restantes serán liberados por el Fondo a lo largo de los próximos tres años, aunque ello estará "supeditado a exámenes trimestrales a cargo del Directorio Ejecutivo", añadió la entidad.

El FMI apuntó que el plan económico adoptado por el gobierno argentino busca "reforzar la economía del país restableciendo la confianza del mercado".

Para ello delineó un "programa macroeconómico coherente" que, entre otras cosas, "afianza el plan de reducción de la inflación mediante metas de inflación más realistas y el fortalecimiento de la independencia del Banco Central".

Fuerte presión interna

El órgano crediticio apuntó también que el acuerdo contempla la posibilidad de aumentar los gastos en la red de protección social "en caso de que las condiciones sociales desmejoraran".

A cambio del auxilio, el FMI reclama eliminar el déficit fiscal de 3.9% del Producto Bruto Interno (PBI) en tres años. El gobierno reconoció que la austeridad afectará la obra pública y el PBI. Sólo desde enero a abril, el costo de vida aumentó casi 10%.

Otro de los aspectos críticos del acuerdo es la trayectoria inflacionaria, ya que Argentina y Venezuela son los dos únicos países de América Latina con inflación superior a un dígito. La del año pasado superó el 20%.

El pedido de ayuda al FMI ya desató protestas sociales en un país que pareció haber reabierto las heridas de la monumental crisis del 2001 con su default de US$ 1’000,000 de millones de la deuda externa y largos años de recesión.

La crisis cambiaria empujó este mes al presidente, Mauricio Macri, a reformular su equipo económico.

Así, Macri desplazó de su silla al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. Para ocupar ese cargo Macri nombró a Luis Caputo, quien se desempeñaba como Ministro de Finanzas.

En ese enroque, Dujovne -principal negociador del acuerdo con el Fondo- pasó a acumular los ministerios de Finanzas y Hacienda, en un gesto claro de la Casa Rosada al FMI sobre quién da las cartas en la economía argentina.

La llegada de Caputo al Banco Central no logró, sin embargo, calmar al mercado y el dólar sigue por encima de los 28 pesos por unidad.

En una desesperada tentativa por evitar la salida de dólares, el Banco Central elevó a 47% desde 40% a su principal tasa de interés, la más elevada del mundo.

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