Vistra Energy Corp y Dominion Energy Inc, empresas que proveen electricidad a cerca de 5.5 millones de clientes en más de una decena de estados de Estados Unidos, anunciaron que dejarán de construir centrales de ciclo combinado.

En su lugar, están levantando grandes plantas solares que producen electricidad en abundancia y a menor costo.

La visión pesimista de la energía a partir de combustibles fósiles, un reflejo de la creciente aceptación de las fuentes de energía renovable por parte de las eléctricas, es un obstáculo para los multimillonarios planes de John Flannery de revitalizar la filial de electricidad de

El presidente ejecutivo de GE explicó estas dificultades el miércoles 23. Las utilidades de la división serán planas este año tras caer 53% en el 2017, dijo, y GE prevé que la demanda para construir plantas eléctricas de gas natural sea menos de la mitad de la que esperaba hace un año, manteniéndose en ese nivel hasta el 2020.

Las ventas de nuevas plantas "serán complicadas", dijo Flannery en conferencia con inversores la víspera. "No va a ser una solución rápida, pero a la larga hay activos de larga duración con un valor económico intrínseco. Aprovecharemos al máximo lo que tenemos".

A largo plazo, Flannery y Russell Stokes, jefe de GE Power, han dicho que la demanda de crecerá aproximadamente 2% anual, en línea con las previsiones mundiales, a medida que las eléctricas avanzan gradualmente en la transición hacia la energía renovable.

En el marco de una estrategia que presentó el pasado noviembre, Flannery recortará 12,000 empleos y costos por US$ 2,500 millones en la división. Dijo que GE ha triplicado algunos incentivos de ventas en la filial y está compitiendo de forma agresiva por nuevos contratos de mantenimiento, algo que la compañía había perdido de vista.

Pero algunos analistas e inversores se muestran escépticos sobre las perspectivas a largo plazo de un negocio dedicado a hacer centrales eléctricas de gas natural y carbón, combustibles que han caído en desgracia para las eléctricas.

La competencia de la energía solar y la eólica, junto con el abundante y barato gas procedente de la fractura hidráulica, está frenando los pedidos de nuevas plantas y forzando el cierre de las antiguas. Algunas eléctricas se han declarado incluso en quiebra.

Durante 126 años, GE ha capeado los vaivenes del mercado eléctrico y cuenta con legiones de vendedores y personal de servicios en todo el mundo. El año pasado, tuvo 26 pedidos de sus turbinas de gas más nuevas en México, Bangladés y otros países.

Por otra parte, está invirtiendo US$ 10,000 millones al año en una división de renovables centrada en producción eólica e hidroeléctrica, cuyos ingresos bajaron 6% el año pasado.

Los pedidos de equipos eléctricos de GE, un barómetro de futuras ventas, se desplomaron 41% en el primer trimestre, frente al 17% que habían bajado en el 2017, según los informes de resultados de la empresa.

El desempeño de GE refleja la tendencia generalizada de unas eléctricas en transición de los combustibles fósiles a las renovables.

Las ventas mundiales de grandes centrales eléctricas de gas natural han caído a la mitad desde el 2013, según McCoy Power Reports. Las plantas de carbón y gas sólo representaron el 38% de la nueva capacidad eléctrica global financiada el año pasado, frente al 71% de hace una década, de acuerdo con datos de Thomson Reuters.

La energía solar y la eólica se llevan ahora el 53% de esa inversión, frente al 22% antes, según un análisis de Reuters.

Rivales como Siemens AG y Mitsubishi Heavy Industries son prudentes sobre las perspectivas de crecimiento. "Vemos un cambio estructural", dijo Lisa Davis, presidenta ejecutiva de la filial estadounidense del conglomerado alemán. Siemens está recortando 6,100 empleos en electricidad y gas para adaptarse.

Muchos servicios públicos comparten la opinión de que el cambio es permanente porque está impulsado por la economía y no tanto por las políticas gubernamentales o las preocupaciones sobre el cambio climático.

Aunque se seguirán construyendo centrales eléctricas convencionales, posiblemente las ventas ya no vuelvan a alcanzar los niveles vistos hace apenas dos años, aseguran expertos del sector.

Ante la tendencia bajista de los precios de la electricidad, las eléctricas son cada vez más reacias a arriesgar capital en nuevas plantas, a menos que puedan garantizarse un precio a largo plazo, dijeron ejecutivos del sector.

"Construir plantas nuevas y grandes de ciclo combinado es un reto sin la estabilidad de un contrato de energía a largo plazo", dijo Timothy Menzie, consejero delegado de InterGen, una compañía internacional de generación de energía.