Mina de Uranio. (Foto: Difusión)
Mina de Uranio. (Foto: Difusión)

En enriquecimiento de es el aspecto más sensible del programa nuclear de , que podría gracias a esa tecnología fabricar la bomba atómica, aunque siempre ha negado tener ese objetivo.

Este proceso consiste en aumentar los isótopos fisibles del uranio 235, que en un primer tiempo es convertido en hexafluoruro de uranio (UF6), luego enriquecido, especialmente en centrifugadoras.

El uranio natural, tal como se extrae de tierra, está compuesto en un 99.3% de uranio 238, no fisible. La parte fisible, el uranio 235, solo es el 0.7%.

Enriquecido a entre 3% y 5%, este uranio sirve para alimentar las centrales nucleares para la producción de electricidad.

Hasta el 20%, sirve para producir isótopos médicos, utilizados especialmente en el diagnóstico de algunos cánceres.

Para fabricar una bomba, el enriquecimiento debe ser llevado hasta el 90%.

De 3.67% a 20%

Según los acuerdos logrados en Viena en el 2015 con las grandes potencias (Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, China, Rusia), Irán convino limitar el nivel de enriquecimiento a 3.67% para un límite de 202.8 kilos (o 300 kilos equivalente UF6).

Pero en respuesta a la decisión en el 2018 de Donald Trump de retirarse del acuerdo, se fue apartando progresivamente de sus compromisos.

Irán enriqueció en un primer tiempo hasta el 5%. Según el último informe de la Agencia internacional de energía atómica (AIEA), encargada de vigilar las actividades nucleares del país, la cantidad de ese uranio ligeramente enriquecido superaba a mediados de febrero en 14 veces el límite autorizado: alcanzó entonces 2,967.8 kilos.

En enero, Irán inició el proceso para subir a 20%. Sus reservas enriquecidas en esa tasa suben ahora a 55 kg, según datos recientes de la Organización de la energía atómica iraní.

60%, un umbral inédito

Nuevo límite superado el martes, la República islámica anunció su intención de pasar a 60%, un umbral inédito según los expertos.

Los iraníes “nunca fueron más allá del 20%”, subraya Robert Kelley, ex director de inspecciones de la AIEA.

Y además, de manera paralela, aumentaron fuertemente el número y los logros de sus centrifugadoras para “producir más, mejor y más rápido”. En total, el número de máquinas pasaron de 5,060 antes del acuerdo del 2015 a más de 6,400 en febrero.

Sin embargo Kelley pidió prudencia. “Es un gran paso adelante”, “una provocación”, pero no “es suficiente” para fabricar una bomba atómica, dijo.

Si Irán está tal vez en capacidad de producir mucho uranio en los años futuros, después hay que convertirlo en arma y adaptarla a un misil, lo que “requiere muchas etapas” (compuestos químicos, explosivos, aspecto electrónico...), dice el experto.

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