Venezuela
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Luis Hidalgo
lhidalgos@diariogestion.com.pe

Whitney Miñán
whitney.minan@diariogestion.com.pe

El 02 de febrero se cumplieron 20 años desde que Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela y su sucesor, Nicolás Maduro, mantuvo “con vida” al chavismo, llevando a ese país a registrar indicadores económicos similares a los que tendría una economía en guerra.

Para Asdrúbal Oliveros, socio y director de Ecoanalítica, la situación de Maduro ya no está vinculada a evaluar si sale o no, por el contrario se trata del “cuándo y cómo” porque ya es inviable, remarcó durante su presentación en la reunión mensual que organiza Macroconsult.

Una vez que el presidente de ese país deje el cargo, se iniciará una reforma total que permitiría que en 10 años la economía venezolana llegue al nivel del 2012 (cuando creció 5.6%, según el LatinFocus Consensus Forecast).

¿Cuál fue el detonante que lleva a una economía sólida como la de Venezuela llegue a una crisis de esta magnitud?
El modelo chavista era inviable porque solo se sostiene con altos precios del petróleo y no puso las bases para la transformación de la economía venezolana.

Lo segundo es la responsabilidad de (Nicolás) Maduro y su equipo de no atacar los problemas y darles solución; probablemente porque lo único que de verdad les interesa, a mi juicio, es retener el poder y para eso incluso es capaz de sacrificar la salud de la economía.

Creo que por eso el caso de Venezuela es único en el mundo porque tiene indicadores de guerra, sin haber pasado por una guerra.

Además de buscar retener el poder, ¿por qué no se hicieron esos ajustes?
Tres razones. La primera es lo que llamo “la tozudez ideológica”. Un gobierno de extrema izquierda radical que de alguna manera no cree en el mercado, no cree en la ortodoxia económica, no cree en lo que es la salud macroeconómica.

Segundo, fue la propia naturaleza del liderazgo de los grupos de poder del chavismo (grupos militares, grupos políticos de poder). Maduro prácticamente era preso de estos grupos, su margen de maniobra era muy limitado.

El tercer factor tiene que ver con el temor. El chavismo es un movimiento cuyo objetivo es retener el poder y para eso un factor muy importante es la dependencia.

¿El régimen de Hugo Chávez y ahora el de Maduro es un “buen” ejemplo del populismo en el mundo y América Latina?
El populismo, como todo, tiene matices. En el mundo hay múltiples gobiernos populistas, pero el de Maduro obviamente es un populismo al extremo, autoritario y totalitario.

Lo que sí creo es que el Gobierno de Maduro es un buen ejemplo para América Latina y para el mundo de que cuando tú permites que surjan liderazgos mesiánicos, cuando se destruyen las instituciones, cuando las sociedades creen que un hombre fuerte puede resolver los problemas, puede devenir en este tipo de modelos.

A veces se habla que la política y la economía van por cuerdas separadas. ¿Qué opina?
Política y economía no se pueden separar, son para mí dos caras de la misma moneda. Muchas veces creer que se puede tener una economía sana y descuidar el tema político, sobre todo el tema institucional, es arriesgado.

Es muy importante que los países de América Latina entiendan que son claves los mecanismos de inclusión. Es clave resolver el problema de la desigualdad, porque muchos de estos movimientos surgen justamente en sociedades donde la brecha social se amplía y donde las instituciones no responden a la demanda de la gente.

Mencionó que siguiendo un plan (ver tabla) la producción petrolera podría iniciar una recuperación aún en 10 años (recuperando cada dos años lo que se perdió en uno). ¿Ese horizonte qué representa?
Para un país, para la gente, es mucho tiempo. Pero creo que hay que ver esto más en metas de corto, mediano y largo plazo. La estabilización de Venezuela y la reconstrucción va a tener resultados de muy corto plazo, que además te van a dar fuerza para seguir adelante.

Además, vas a tener resultados de mediano y largo plazo.Una “ventaja” es que hemos caído demasiado con lo cual, cualquier acción –en la dirección correcta– va a generar un salto muy importante en términos de crecimiento para la economía.

¿Cómo trasladamos esos 10 años que usted prevé para la recuperación de la producción petrolera hacia el PBI?
Venezuela está en el piso, pero en un lapso de 10 años, puedes tener un PBI similar al del 2012, que era una economía de más o menos –en términos de dólares corrientes– US$ 350,000 a 400,000 millones. Hoy están en US$ 85,000 millones. En términos del PBI per cápita podría llegar un poco por debajo del 2012 en 10 años.

Para una economía que ha caído 60% en 5 años, puedes crecer el primer año entre 25% a 30%, pero es porque estás en el foso. Sin embargo, esto representa una señal muy positiva, que alienta las reformas.

Con una inflación de cerca de 2’000,000% el año pasado, ¿en cuánto tiempo se podría estabilizar los precios una vez aplicada alguna medida?
Es rápido. En la medida que se entra al programa, empieza a corregir sobre todo la causa primaria de hiperinflación que es fiscal, que es el financiamiento monetario.

En un lapso de un trimestre puedes ver una reducción importante de la tasa. No va a llegar un dígito, pero una tasa mensual de 100% o 200% puedes reducirla a niveles de 20%; e incluso puedes tener meses, dependiendo del grado de la reforma, que haya deflación.

¿Cómo evitar que Venezuela vuelva a una situación similar aún con un nuevo gobierno?
Ninguna sociedad está libre de esto. Hacen faltan muchas cosas, por ejemplo, construir consensos políticos. Hace falta una reforma institucional muy profunda, prácticamente es como una especie de refundación del país. Y sobre todo darle garantía a todos los grupos políticos de que habrá convivencia, incluso para los grupos de izquierda.

¿Qué consejo le puede dar al Perú para no caminar hacia la senda de Venezuela?
Debe mirar el tema de la desigualdad social. El Perú lo ha trabajado bien, pero tiene que dar pasos agigantados. Además, no descuidar el tema de las reformas estructurales de más largo plazo y la flexibilización del mercado laboral. Y el otro elemento es avanzar en una descentralización fiscal y política mucho más intensa.