La guerra por los aranceles continúa. (Foto: AFP)
La guerra por los aranceles continúa. (Foto: AFP)

En represalia por las nuevas sanciones que el presidente impuso la semana pasada, anunció nuevos aranceles sobre US$ 60,000 millones en productos estadounidenses, lo que provocó un desplome en

Los aranceles chinos que van de 5% a 25% sobre unos 5,200 productos estadounidenses, incluyendo baterías, espinacas y café, entrarán en vigor el 1 de junio, anunció el Ministerio de Finanzas.

Ante la preocupación de los inversionistas sobre el potencial daño económico en ambas partes del creciente conflicto comercial, el promedio industrial Dow Jones perdió 617 unidades, 2.4%, y el compuesto tecnológico Nasdaq se desplomó 270 enteros, o 3.4%, para su peor caída del año. Los indicadores de Asia y Europa también registraron pérdidas.

“En este momento, pareciera que estamos en un choque de trenes en cámara lenta, en el que ambas partes se apegan a sus posturas”, dijo William Reinsch, analista comercial para el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales y funcionario comercial de Estados Unidos. “Y como suele suceder, los perdedores no serán ni los negociadores ni los presidentes, sino el pueblo”.

La medida implementada por Beijing se anunció después de que incrementó el viernes de 10% a 25% la tasa arancelaria para US$ 200,000 millones en productos chinos. Después de eso, funcionarios de Estados Unidos acusaron a China de retractarse de los compromisos pactados en negociaciones previas. Ese mismo día, ambas naciones concluyeron sus pláticas sin haber alcanzado un acuerdo.

A través de Twitter, Trump advirtió al mandatario que China “saldrá sumamente lastimada” si no accede a un acuerdo comercial. Trump tuiteó que Beijing “¡tenía un gran acuerdo, casi completado y se retractaron!”.

Las crecientes hostilidades comerciales podrían perjudicar a las economías de ambas naciones. Los incrementos de aranceles que ya habían entrado en vigor ya han afectado el comercio de productos estadounidenses como la soya y equipo médico, y ha dejado consecuencias en otras economías asiáticas que abastecen a las fábricas chinas.

Sin embargo, ambas naciones cuentan con una válvula de escape. Los nuevos aranceles chinos no entran en vigor hasta dentro de casi tres semanas. Los incrementos estadounidenses aplican a los productos chinos que fueron enviados desde el viernes, y esos embarques tomarán alrededor de tres semanas en llegar a los puertos de Estados Unidos y ser objeto de los gravámenes más elevados.

Además, ambas naciones han indicado la posibilidad de más negociaciones. El principal asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, dijo el domingo que China ha invitado al representante comercial Robert Lighthizer y al secretario del Tesoro Steven Mnuchin a Beijing, aunque aún no hay nada programado. Y Trump dijo el lunes que prevé reunirse con Xi a mediados de junio en la cumbre del G20 en Osaka, Japón.

Trump ha insistido en reiteradas ocasiones que el aumento a los aranceles de productos chinos no perjudica a los consumidores estadounidenses. Pero Kudlow, director del Consejo Económico Nacional, reconoció el fin de semana que los consumidores y comercios estadounidenses tendrán que lidiar con parte de los costos. “Ambas partes pagarán”, dijo a Fox News.

En Estados Unidos, el precio de la soya, a la que China impuso aranceles el año pasado, cayó el lunes a su costo más bajo en 10 años debido a los temores de una guerra comercial prolongada.