FOTO 5 | 2 de abril: China pone en práctica su amenaza del 23 de marzo. Anuncia medidas punitivas contra 128 productos estadounidenses en respuesta a los aranceles para su acero y aluminio.
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Históricamente más aficionados a la cerveza y los licores, los chinos recuperan a grandes sorbos su retraso en materia de vino, a tal punto que un prestigioso concurso internacional de cata acaba de celebrarse por primera vez en .

En la inmensa sala de un lujoso hotel de Pekín, 330 catadores llegados de todo el mundo degustan 9,000 caldos de 50 países. Tras haber removido, olido, probado y escupido cada vino, otorgan sus puntuaciones a través de una tableta táctil.

El objetivo de estos jueces del 25º Concurso Mundial de Bruselas: atribuir medallas (oro y plata) a los mejores vinos que los productores podrán pegar luego a sus botellas a modo de reclamo. Para evitar cualquier a priori, las catas son a ciegas.

"¿Por qué vinimos a ? Porque es el mercado más dinámico del mundo", se entusiasma Baudouin Havaux, el presidente del concurso. "En términos de consumo es increíble, este país se desarrolla a una velocidad loca", añade.

Los chinos beben cada año 1,460 millones de litros de vino, es decir prácticamente un litro por habitante, según un estudio de Vinexpo, una empresa que organiza ferias internacionales. Ocupan el quinto lugar en la clasificación mundial, por detrás de estadounidenses, franceses, italianos y alemanes.

Pero esta cifra debería incrementarse en 18.5% de aquí al 2021. pasaría a ser entonces el segundo consumidor mundial.

"Los chinos compran sobre todo vino para hacer regalos o mostrar su estatus social. Otros por los supuestos efectos benéficos del vino tinto. Pero un número creciente bebe también por el gusto, el placer y la curiosidad", explica el catador canadiense Jim Boyce, establecido en China.

"Y luego la gente simplemente tiene más dinero para disfrutar de algo como el vino", subraya este especialista en vino chino, cuando los ingresos promedio de los chinos urbanos se duplicaron entre el 2009 y 2016.

Riesling e internet
"Hace cinco años, el vino era todavía un objeto de prestigio en China. Había que dejar sobre todo el precio en la botella para que se viera que era cara. Pero los jóvenes empiezan a interesarse en el producto en sí", señaló Havaux con satisfacción.

Entre ellos Kang Yi, una intérprete de 30 años: "Descubrí el vino cuando estudiaba en París. Sobre todo el rosado, el champán y el Riesling. Cuando volví a , me apunté a un club para aprender a degustar vinos".

"Antes compraba vino para cenas con amigos sin conocer mucho", explica Zhou Hewei, una pequinesa que trabaja en el sector de los seguros.

"Hasta el día en que una amiga que estudió enología en la universidad abrió una web. Escribía artículos sobre las variedades, las regiones... Aprendí muchas cosas y empecé a comprar cada vez más botellas", explica.

Como consecuencia de esta afición creciente, China importó 750 millones de litros de vino extranjero en 2017, según las aduanas (+20% interanual). Los vinos provenientes del exterior representarían hoy en día el 50% del mercado.

'Sorprendente'
"La calidad de los vinos chinos progresa de forma constante desde hace diez años", subraya Jim Boyce, que ha probado más de 1,000 caldos "Made in China" desde el 2005.

"Antes en las tiendas los chinos solo encontraban marcas chinas y Burdeos. Luego llegaron las ventas por internet y los teléfonos inteligentes. De repente tienen acceso a miles de referencias del mundo entero. Esto creó una enorme presión sobre los productores chinos, hasta entonces más centrados en el marketing que en la calidad. Se vieron obligados a mejorar para sobrevivir", destaca.

Estos tienen también ahora más experiencia, se forman en el extranjero y disponen de mejor maquinaria. Su coste de producción aumentó sin embargo por la obligación de enterrar las viñas en invierno para que no se congelen.

"Pero muchas explotaciones vitivinícolas ganan en calidad y cosechan medallas en grandes competiciones", subraya Eva Xie, catadora y crítica de vinos china.

"En el 2017, un 30% de los vinos probados durante el Concurso de Bruselas recibieron medallas. Es más que nuestra tasa de recompensa media del 25%", subraya Baudouin Havaux. "¡Es sorprendente!"

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