Un cliente mirando un smartphone Xiaomi en una tienda de Beijing. (Foto: AFP)
Un cliente mirando un smartphone Xiaomi en una tienda de Beijing. (Foto: AFP)

Ante la entrada en bolsa de , el gobierno está dispuesto a defender a capa y espada a estos "unicornios" del sector tecnológico, su mejor baza frente a la hegemonía estadounidense.

El mundo cuenta con 236 "unicornios", o sea, esas nóveles empresas privadas valoradas en más de US$ 1,000 millones. Según una clasificación de la firma CBInsights, casi el 30% de ellas se encuentra en China, y los dos tercios nacieron después del 2015.

Sobre todo, la lista de unicornios susceptibles de introducirse próximamente en Bolsa está dominada por los chinos, con un crecimiento fulgurante.

Entre ellos, el pionero del pago a través de telefonía móvil, Ant Financial -valor estimado de US$ 100,000 millones-, el campeón de los VTC (alquiler de vehículos con chofer) Didi-Chuxing y la aplicación de entrega de comidas Meituan-Dianpin -estimadas todas en decenas de millardos.

Para las autoridades chinas, se trata de no dejar pasar este tren y obrar de tal manera que estas empresas coticen en las bolsas de Shanghái o Shenzhen.

Es una paradoja: entre los mastodontes de internet chinos ninguno cotiza en China continental. Baidu y los gigantes del e-comercio Alibaba y JD.com eligieron Wall Street, y Tencent -experto del videojuego y operador de la mensajería WeChat- se introdujeron en Hong Kong.

La culpa es de las reglamentaciones bursátiles chinas, que son muy exigentes, algo que el régimen comunista quiere ahora flexibilizar para seducir a los "unicornios".

El objetivo es que los inversores locales "se beneficien del éxito de estas 'start-ups'", reforzando la impronta del Estado en un sector tecnológico "ya cuasi nacionalizado", a través de generosas subvenciones públicas, observa Christopher Balding, profesor en la universidad de Pekín.

Para él, "Pekín controla cada etapa, en el marco de la agenda China 2025".

Este ambicioso plan tiene el objetivo de hacer emerger a los campeones tecnológicos en el campo de la inteligencia artificial, del análisis de datos, de los microprocesadores... Esto para el disgusto de Estados Unidos que denuncia el apoyo estatal, lo que falsea la competencia y las transferencias tecnológicas impuestas a las empresas extranjeras.

Flexibilización

Para cotizar en Shanghái o Shenzhen, una empresa debe registrar tres años consecutivos de beneficios.

Pero esta regla podría ser levantada para aquellas firmas tecnológicas avaluadas en más de US$ 3,000 millones.

Y, además, ciertas empresas que cotizan en Nueva York o Hong Kong serían autorizadas a emitir en China continental "certificados de acciones" (CDR), títulos alternativos vinculados a sus acciones en el exterior.

Por su parte, el operador bursátil shanghaniano propuso en marzo un cambio reglamentario para autorizar la cotización de empresas que posean un sistema de acciones preferenciales.

Este sistema, que permite a los fundadores de un grupo mantener el control a través de acciones con derecho de voto diferenciado, es utilizado por los gigantes tecnológicos, pero hasta ahora no existe en China.

La Bolsa de Hong Kong cambió recientemente sus reglas para autorizarlo, lo que le ha permitido atraer al gigante chino de los smartphones, Xiaomi, que introducirá US$ 10,000 millones este año.

Los detalles y el calendario exacto de estas modificaciones a las reglamentaciones en China siguen siendo vagos, pero Pekín había asegurado a fines de marzo tener en la mira a las industrias "estratégicas" en internet y en el desarrollo de inteligencia artificial.

Otra ventaja: se revigorizaría a los mercados de acciones chinas, volátiles y dominados por las empresas financieras e industriales.

La llegada de unicornios "aumentará la liquidez y los volúmenes de actividad", explica Jackson Wong, del corredor Huarong International.

Según cifras citadas por el Wall Street Journal, la introducción de firmas tecnológicas podría aportar unos US$ 50,000 millones en nuevos títulos a las bolsas chinas.

Y, según Bloomberg, los grupos autorizados a emitir CDR podrían recoger por esta vía hasta unos US$ 235,000 millones. Alibaba, Baidu y Tencent ya han expresado su interés por esto.

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