En la actualidad hay incontables cámaras de seguridad visibles en los postes del alumbrado público en toda la zona de Tiananmen. (Foto: EFE)
En la actualidad hay incontables cámaras de seguridad visibles en los postes del alumbrado público en toda la zona de Tiananmen. (Foto: EFE)

Las grúas metálicas descargando mercancías de navíos cargueros marcan el paisaje costero de la ciudad de Haifa. Su puerto, uno de los principales de , será administrado a partir de 2021 por una empresa de, muestra de la creciente presencia económica de Pekín en el país y la región, que preocupa a

Israel, en el corazón de Oriente Medio, depende en gran medida de sus rutas marítimas y alrededor del 90 % de sus importaciones que llegan a través del mar.

Sus puertos más importantes, en las urbes mediterráneas de Haifa y Ashdod, son puntos clave en la articulación de sus vías comerciales, mientras que tiene otra infraestructura portuaria con acceso al mar Rojo a través de la ciudad meridional de Eilat.

"China tiene un papel relevante" en este entramado, explica Gadi Ariav a Efe, profesor de negocios internacionales en la Universidad de Tel Aviv y experto en relaciones económicas chino-israelíes.

Pekín fue en 2018 "el segundo socio comercial más importante de Israel", destaca el académico, que concreta que el monto global de sus intercambios comerciales escaló a US$ 16,000 millones, siendo el primer importador y el segundo país donde las empresas israelíes exportaron más, lo que supuso el 10 % del total de exportaciones.

Según Asaf Orion, miembro del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) de Israel, "hay muchos negocios que vienen de China", un gigante con presencia mundial que ofrece grandes oportunidades económicas de las que los israelíes intentan sacar provecho.

Los vínculos económicos entre ambos países "se han acelerado esta última década", detalla este general de brigada en la reserva, que asegura que Pekín alberga compañías "muy competitivas" y ha mostrado "mucha capacidad" para trabajar en grandes proyectos de construcción.

Docenas de empresas pertenecientes al Gobierno mandarín levantan actualmente varias infraestructuras israelíes, indica el diario económico Globes, que destaca la participación china en la construcción de una nueva extensión del puerto de Ashdod o en las obras del metro ligero del área metropolitana de Tel Aviv.

Al ser "de propiedad estatal, las compañías chinas pueden ofrecer precios más bajos que sus competidores locales y europeos, por lo que están ganando muchas licitaciones", señala el rotativo.

Pekín, por su parte, percibe Israel "como un polo de innovación" del que quiere beneficiarse "para mejorar sus capacidades" en el desarrollo de nuevas tecnologías, con lo que está apostando "por invertir en el país", añade Orion.

Sus fluidas relaciones se reflejan en unos intercambios comerciales "cada vez más diversificados", cuenta a Efe Ilan Maor, vicepresidente de la Cámara de Comercio entre Israel y China.

Israel importa maquinaria y equipamientos electrónicos, bienes de consumo, productos químicos o recursos como metales, y exporta al país mandarín componentes electrónicos de alta precisión, distintas tecnologías o aparatos médicos especializados, concreta Maor, que ejerció como cónsul general israelí en Shangai entre 2001 y 2005.

"China es hoy un competidor importante en el mercado. Tiene productos de alta calidad y precios competitivos", así que comerciar con Pekín resulta más barato que hacerlo con otros países, remarca el exdiplomático.

Sin embargo, la creciente pugna geoestratégica entre y ha salpicado a Israel, que ahora debe mantener un equilibrio entre su socio comercial asiático y los intereses en la región de su máximo aliado, Washington.

La concesión a una empresa china para la gestión del puerto de Haifa, donde administrará su parte comercial por 25 años a partir de 2021, ha despertado la alerta norteamericana.

Un comité del Senado de EE.UU. aprobó hace poco un proyecto de ley en el que expresó "serias preocupaciones de seguridad" por el contrato entre Israel y el Grupo Portuario Internacional de Shangai para la gestión de la instalación portuaria de Haifa.

El puerto, con una sección militar que seguirá bajo control de la seguridad israelí, "es la base naval militar más importante del país", donde la Marina estadounidense ha atracado o hecho escala en varias ocasiones, explica Orion.

Además del Senado, altos cargos estadounidenses han expresado su preocupación por la creciente incidencia de China en la economía israelí, al considerar que puede suponer un peligro para la seguridad y los intereses geoestratégicos de EE.UU. en la región, pero también de Israel.

El subsecretario de Política del Departamento de Defensa, John Rood, que participó la semana pasada en la conferencia anual de seguridad israelí de Herzliya, se reunió con el secretario de seguridad nacional, Meir Ben-Shabat, a quien mostró sus reservas por los acuerdos de Israel con el país mandarín, informó el diario Haaretz.

Rood aseguró durante su intervención en el evento que China ha participado en actividades "económicas depredadoras en otras partes del mundo, con comportamientos que no son puramente comerciales", y remarcó que "sus servicios de seguridad utilizan los acuerdos económicos" en beneficio propio, ya que hay "una relación estrecha entre el Estado" y sus empresas.

Las relaciones de muchos países con China comienzan "con acuerdos comerciales en puertos y telecomunicaciones" y siguen "con la implicación de los servicios de seguridad" chinos en sus asuntos internos, advirtió a los israelíes sin tapujos el alto cargo estadounidense.