kilo eléctrico
kilo eléctrico

(AP).- En una muestra de unidad que no se ve en otras áreas, más de 50 naciones aprobaron una renovación del sistema de medidas internacionales que gobierna el comercio mundial y otras actividades.

Científicos que vienen trabajando en esto desde hace décadas, aplaudieron, vitorearon y derramaron alguna lágrima mientras los delegados reunidos en Versailles, uno por uno, decían “yes” o “oui” al cambio, considerado una revolución en la forma en que los humanos miden y cuantifican el mundo.

La redefinición del kilo, la unidad mundial para medir masas, fue un cambio que se viene gestando desde hace tiempo. Durante más de un siglo, el kilo fue definido como la masa de un cilindro de una aleación de platino e iridio que era guardada en una caja de alta seguridad den Francia. El artefacto, conocido como “Le Grand K” (El Gran K), ha sido el gran referente internacional del kilo desde 1889.

Ahora, el kilo y otras unidades de medida serán definidas usando valores numéricos que entran dentro de una tarjeta de presentación.

Los números fueron leídos a los delegados de las naciones antes de la votación. Los cambios entrarán en vigor el 20 de mayo.

Los científicos presentes no ocultaban su emoción. Algunos hasta lucían tatuajes en sus brazos celebrando las ciencias.

William Phillips, ganador de un premio Nobel, dijo que el anuncio constituye “la revolución en las unidades de medida más grande desde la revolución francesa”, que impuso el sistema métrico de metros y kilos.

El Gran K y sus seis copias oficiales, guardados en la misma caja de seguridad de las afueras de París, serán retirados pero no olvidados. Los científicos quieren seguir estudiándolas para ver si sus masas cambian con el correr del tiempo.

El cambio no tendrá un impacto práctico para la mayoría de las personas. Las balanzas de los baños no van a ser de repente más comprensivas ni cambiarán los kilos y los gramos en los supermercados.

Pero la nueva definición del kilo basada en una fórmula tendrá numerosas ventajas en relación con una masa metálica elaborada artesanalmente de alta precisión que fue el único referente del siglo 19 hasta el siglo 21, a lo largo de períodos de sorprendentes avances de la humanidad y de enormes disparates, incluidas dos guerras mundiales.

A diferencia de un objeto físico, la fórmula para el kilo, ahora conocida como el “kilo eléctrico”, no puede recoger partículas de polvo, deteriorarse con el paso del tiempo ni caerse y sufrir daños. Además, será más fácil compartirla.

“Si nos quedamos donde estamos, y alguien accidentalmente tira el kilo (de referencia) o si hay una contaminación que no podemos controlar, todo el sistema queda descabezado y reina el caos”, declaró Barry Inglis, científico de Australia. “Eso es lo que nos preocupó tanto desde hace unos 15 años o más, lo vulnerable que es el sistema al depender de una pequeño pedazo de platino e iridio”.

Se espera que el nuevo kilo permita mediciones más precisas de masas muy pequeñas o muy grandes y ayude a generar innovaciones en la ciencia, la industria, los estudios del clima y otros terrenos. Los científicos coinciden en que la votación del viernes marcó un hito en los esfuerzos de la humanidad por cuantificar y comprender el mundo, remontándose a la época en que los babilonios medían masas con piedras.

“Esas unidades, esas constantes elegidas ahora, incluyen todo lo que sabemos y ofrecen un punto de partida para que investiguemos lo que no conocemos”, manifestó Jon Pratt, del Instituto Nacional de Patrones y Tecnología de los Estados Unidos. Afirmó que el encuentro del viernes “me dejó lleno de lágrimas”.

También se aprobaron el viernes definiciones actualizadas de los amperes, el kelvin y el mol.

La humanidad cuenta con siete unidades de medida principales: el metro para las longitudes, el kilogramo para las masas, el segundo para el tiempo, los amperes para la corriente eléctrica, el kelvin para las temperaturas, el mol para la cantidad de una sustancia y la candela para la intensidad luminosa.

De las siete, el kilo era la última que todavía tenía como referente un objeto físico, el Gran K.

“Creamos un sistema que no depende de algo que tiene 140 años”, manifestó Martin Milton, director de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas.

La Oficina era el custodio del sistema y del Gran K y sus copias, que están guardadas en una caja de seguridad que requiere tres llaves, las cuales están en manos de tres personas diferentes. Rara vez han visto la luz del día.

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