Cable submarino. (Foto: Difusión)
Cable submarino. (Foto: Difusión)

Para obtener una alternativa a la hegemonía digital estadounidense, en los últimos años se multiplicaron las conexiones “alternativas” de cables submarinos entre los países del Sur, un intento de reequilibrar el mapa mundial de y del flujo de datos.

Bolivariano

El de es un caso típico. Sometida al embargo de , la isla solo tenía acceso a internet por satélite. Hasta que en el 2011 llegó un cable submarino instalado por Venezuela, su aliada, llamado Alba-1 (por Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América).

En el 2018 nacieron otros proyectos “transversales” de este tipo, como los cables SAIL y SACS, los primeros que conectaron América del Sur directamente con África, a través de Brasil, Camerún y Angola.

También es el caso de EllaLink que une desde el año pasado la ciudad brasileña de Fortaleza con Portugal, a través de Cabo Verde. En todos estos casos, sin pasar por Estados Unidos.

“Brasil impulsa desde un punto de vista político este esfuerzo de descompartimentación y de emancipación de las vías existentes”, explica Camille Morel, investigadora adscrita al Centro de Estudios de Seguridad Internacional y Defensa (CLESID) de la Universidad de Lyon III (Francia).

“Hay realmente un deseo de desarrollar rutas alternativas. No depender de una sola. En el caso de Brasil, está bastante claro que traduce un deseo de eludir el poder de los servicios de inteligencia estadounidenses”, añade la experta en geopolítica de cables submarinos.

Gigantes de internet de EE.UU. miran hacia África

Pero no es seguro que esta dinámica emergente, al igual que los vínculos entre África y Oriente Medio, vaya más allá de proyectos simbólicos.

La razón es la falta de “necesidades reales” en términos de flujos de intercambio de datos entre esos territorios.

Una situación que contrasta con las conexiones entre Estados Unidos y África, donde los gigantes de la red estadounidenses --conocidos por el acrónimo “Gafam”-- multiplican las iniciativas para conectar el continente y aprovechar la explosión futura de la demanda.

Facebook construirá en el marco de un consorcio de empresas de telecomunicaciones un cable submarino de 37,000 km que unirá Europa occidental con Oriente Medio en el 2023-2024, pasando por 16 países africanos. Un proyecto estimado en casi mil millones de dólares.

Otro ejemplo es el de Equiano, el cable privado que Google planea construir entre Portugal y Sudáfrica.

“Era lógico que los ‘Gafam’ acabaran alejándose del esquema puramente transatlántico, ya que los centros de datos están cada vez más extendidos por todo el mundo, los usos digitales se diversifican y en todas partes se necesita conectividad para sus contenidos. Se trata más bien de una razón económica”, explica Camille Morel.

Soberanía

Sin embargo, en un intento de hacer valer su soberanía, los dirigentes africanos lanzaron en el 2013 la iniciativa “Smart Africa”, cuyo objetivo es mantener en el continente, en la medida de lo posible, los datos de telecomunicaciones de un país africano a otro sin que transiten por Estados Unidos o Europa, como ocurre actualmente.

En octubre también se inauguró la primera red terrestre de fibra óptica “panafricana” construida por la compañía Orange. Se llama Djoliba y une ocho países de África del oeste (Burkina Faso, Costa de Marfil, Ghana, Guinea, Liberia, Malí, Nigeria y Senegal).

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