Brasil, el gigante con un brillante futuro que nunca acaba de llegar, cerrará en el 2020 la peor década en más de un siglo tras pasar siete años atrapado en un laberinto de crisis políticas y económicas actualmente agravadas por la pandemia.
Las proyecciones más optimistas prevén una caída de 6.5% del Producto Bruto Interno (PBI) en el 2020, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) eleva el desplome hasta 9.1% como consecuencia de la crisis del COVID-19.
Si los malos pronósticos se cumplen, la novena economía mundial concluirá el periodo 2011-2020 con una contracción media anual de entre 0.1% y 0.3%, según los últimos cálculos del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getúlio Vargas (Ibre/FGV).
De ser así, el gigante sudamericano tendrá su segunda década "perdida" en los últimos 40 años, tras la de 1981-1990, a pesar de contar con unas ingentes reservas de hidrocarburos y de disponer de uno de los sectores agropecuarios más pujantes del planeta.
Entonces, el país registró el menor crecimiento de la serie histórica (1.6%) debido a la hiperinflación y a una serie de crisis externas en medio de turbulencias políticas internas -en 1985 se hizo la transición a la democracia después de 21 años de dictadura militar-.
"Aunque no hubiera llegado la crisis del coronavirus, las proyecciones de febrero apuntaban a que el PBI crecería 2% este año. Aun así, se trataría de una década perdida, la peor de los últimos 120 años", explicó Marcel Balassiano, autor del estudio de la FGV.
Despegue frustrado de un gigante
A comienzos de la década, Brasil, gobernado entonces por el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, aspiraba a convertirse en una potencia mundial.
Al igual que otros emergentes, el país prácticamente no sintió la crisis mundial del 2008, y tras una tímida contracción en el 2009, su economía avanzó 7.5% en el 2010 gracias al "boom" de las materias primas.
Entre el 2011 y 2013 el crecimiento fue más moderado, con una tasa media real de 3% anual, pero en el 2014, durante el gobierno de Dilma Rousseff -también de izquierdas-, la economía comenzó dar señales de debilidad.
El naufragio económico llegó en el 2015 y 2016, cuando el PBI se derrumbó 7%, mientras que en los tres años siguientes la recuperación ha sido lenta y gradual, con un crecimiento de alrededor de 1% anual.
El mercado depositó entonces sus esperanzas en la agenda liberal del presidente Jair Bolsonaro, pero la pandemia ha truncado los planes del ministro de Economía Paulo Guedes, un discípulo de la escuela de Chicago, paradigma del liberalismo económico favorable a la reducción del papel del Estado.
Las expectativas de crecimiento de más de 2% para este año se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos.
"Desde hace siete años la economía solo camina hacia atrás y los factores internos han sido los principales responsables por esa década perdida", agregó Balassiano.
El mundo, por su parte, crecerá entre el 2011 y 2020 una media anual próxima a 3% gracias a las economías emergentes, lideradas por China, pese al bache de este año por la crisis del coronavirus.
Según los cálculos del estudio, América Latina y el Caribe cerrarán el 2020 con una tasa media real de crecimiento de 0.4% en el periodo.
"El débil desempeño de Latinoamérica está vinculado al mal desempeño de Brasil", cuyo peso en la economía de la región ha sido de 34.5% en la década, recalcó el economista.
Siete años de incertidumbre
Desde el 2014, cuando estalló la trama de corrupción de la Lava Jato, la crisis y la convulsión institucional han marcado la trayectoria de Brasil, un país que desde entonces permanece sin un escenario definido en el horizonte político y económico.
A los numerosos escándalos de corrupción que condujeron a la cárcel a algunos los empresarios y políticos más importantes de Brasil, como Lula da Silva, se sumó la destitución de Rousseff en el 2016 y una turbulenta campaña electoral que culminó con la elección en el 2018 del ultraderechista Jair Bolsonaro como presidente.
Las dudas sobre el rumbo del país se intensificaron este año, con diversas crisis que han tenido a Bolsonaro como protagonista, y llegaron a niveles nunca vistos con el coronavirus.
De acuerdo un ránking elaborado por la economista Anna Carolina Lemos Gouveia en base a los datos del Economic Policy Uncertainty Project, Brasil fue en abril el país con mayor incertidumbre entre un total de 20 economías analizadas.
Aunque en el 2019 se aprobaron reformas como la de las pensiones -que prevé un ahorro de US$ 200,000 millones en las arcas públicas durante la próxima década-, las turbulencias han aflorado en el 2020 y han acelerado la fuga de capitales del gigante latinoamericano.
Según los últimos datos del Banco Central, la inversión extranjera directa cayó casi 35% en el acumulado en los cinco meses del 2020, respecto al mismo periodo del 2019.