El presidente de Brasil agradeció una invitación informal de Arabia Saudita para que su país se uniera a la OPEP y dijo que estaría dispuesto a aceptar.
La oferta saudita destaca la creciente importancia de Brasil como productor de petróleo, así como el desafío que representa para la influencia del grupo de productores en los mercados de crudo. El presidente Jair Bolsonaro dijo que recibió la invitación el miércoles después de sostener reuniones esta semana con altos funcionarios sauditas, incluido el príncipe heredero Mohammed Bin Salman.
“Este es el primer paso para, tal vez, implementar esta política en Brasil”, dijo al margen de una conferencia en Riad. Bolsonaro dijo que necesita consultar con su equipo económico y el Ministerio de Energía antes de aceptar unirse. Agregó en un panel de discusión que estaba interesado en que Brasil aceptara la invitación.
Unirse al grupo no sería sencillo. En administraciones pasadas, la empresa petrolera nacional, Petróleo Brasileiro SA, rechazó la idea, argumentando que tiene obligaciones con sus inversionistas y tenedores de deuda, y que el gobierno no tiene poder para determinar los niveles de producción de los operadores privados.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva también jugó con la idea de unirse a la Organización de Países Exportadores de Petróleo en 2008, pero sus propuestas nunca llegaron a nada. El ministro de Energía de Lula rechazó la oferta diciendo que Brasil tenía otras prioridades y que el país durante años se ha estado moviendo en la dirección opuesta al ceder el control estatal para atraer la libre empresa.
El momento de los comentarios de Bolsonaro no podría ser más incómodo ya que las compañías petroleras más grandes del mundo, incluidas Exxon Mobil Corp. y Royal Dutch Shell Plc, competirán por los depósitos de aguas profundas de Brasil en una subasta del 6 de noviembre que podría ser la más cara en la historia de la industria. Ven a Brasil como una de las pocas áreas en el mundo con grandes cantidades de petróleo sin explotar y de bajo costo abierto a inversionistas privados, a diferencia del Medio Oriente que está dominado por entidades nacionalizadas.
Petrobras quiere aumentar los niveles de producción, dijo el director ejecutivo Roberto Castello Branco el miércoles en una presentación en Río de Janeiro. No se refirió directamente a la invitación de la OPEP. Petrobras y el Ministerio de Energía de Brasil no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios.
La próspera producción de Brasil va en sentido contrario al esfuerzo de la OPEP de reducir el suministro de crudo y reforzar los precios del crudo frente a la oferta de los campos de shale de EE.UU. y el debilitamiento de la demanda mundial. Si se uniera, Brasil podría convertirse en el tercer productor más grande de la OPEP tras Arabia Saudita e Irak.
Las reservas de petróleo de Brasil son mayores que las de varios miembros de la OPEP, dijo Bolsonaro. Brasil y la OPEP podrían formar “una gran asociación” para ayudarse mutuamente a estabilizar los precios mundiales de los combustibles fósiles.
Varios países se han unido o abandonado la OPEP en los últimos años, pero la producción de Brasil eclipsa a la de los miembros más recientes de la organización. Gabón se reincorporó a la OPEP en 2016, mientras que Guinea Ecuatorial y el Congo se inscribieron en 2017 y 2018, respectivamente. Indonesia suspendió su membresía en 2016, al afirmar que se había convertido en un importador neto de petróleo. Catar renunció en enero y Ecuador dijo que se retiraría a partir del 1 de enero.
Brasil produjo 2.71 millones de barriles diarios en 2018, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), que pronostica que la producción promedio del país llegará a 2.9 millones este año y 3.22 millones en 2020. La producción de crudo brasileño repuntó a 3.13 millones de barriles por día en septiembre, dijo la AIE en su último informe mensual.