(Video: EFE)

Los productores de la región oriental de Santa Cruz, una de las principales zonas agrícolas de , están preocupados por las deudas que generan las pérdidas de sus cultivos en esta campaña de verano a causa de la sequía que afectó a la zona este y los desbordes de ríos en el norte.

Este es el tercer año consecutivo que los pequeños y grandes productores de Santa Cruz se ven afectados por cambios climáticos que generan pérdidas económicas por un bajo rendimiento de sus cultivos, lo que causa incertidumbre en los agricultores.

En una reciente visita por municipios del norte y la zona este de Santa Cruz propiciada por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) se pudo evidenciar las afectaciones a cultivos principalmente de .

El presidente de la Cámara Agropecuaria de Pequeños Productores del Oriente (Cappo), Isidoro Barrientos, explicó a EFE que están "desesperados" por las deudas que muchos de los afiliados adquirieron en estos últimos tres años con casas comerciales y entidades financieras para continuar produciendo.

"Nosotros estamos en estado de emergencia porque no podemos trabajar siempre para perder en cada campaña", señaló Barrientos.

Según datos de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), en esta campaña de verano se sembraron 1,028,000 hectáreas de soya, de las cuales al menos 350,000 fueron afectadas, lo que significa una pérdida de más de US$168 millones para los agricultores y 550,000 toneladas menos de soya en producción.

"Esperamos que el cambio del clima ya no nos castigue y queremos cosechar lo más posible y así vender mejor y poder pagar nuestras deudas", apuntó Barrientos.

El agricultor Agapito Galán del municipio de Cuatro Cañadas contó a EFE que debe al menos US$60,000 al banco por la adquisición de una maquinaria que no puede terminar de pagar debido a los bajos rendimientos que tuvo en distintos cultivos en los últimos años.

Actualmente en esta campaña el agricultor señaló que logró cosechar 400 kilos por hectárea de soya y que el promedio en una cosecha en buenas condiciones climatológicas es 2.5 toneladas por hectárea.

De la misma forma, el productor Paulino Chambi de la comunidad 26 de Agosto en Cuatro Cañadas señaló a EFE que un 50% de sus 50 hectáreas han sido afectadas y que él invierte por hectárea aproximadamente US$450, por lo que está perdiendo dinero.

"Estamos preocupados, espero que las autoridades nos ayuden de alguna forma porque estamos arrastrando esto como cuatro años", recalcó.

Por su parte, el agricultor Óscar Mallón explicó que espera recuperar los US$10,000 invertidos en esta campaña en el siguiente ciclo de producción de invierno.

"Hay buenas y malas en la agricultura, en este verano nos tocó la mala, no hay buena producción y esperamos cubrir los costos, (porque) difícilmente percibiremos utilidades", sostuvo a EFE en la visita impulsada por el IBCE.

En el caso del norte de Santa Cruz los productores deben lidiar con los desbordes del ríos por las constantes lluvias, que también generan estragos y pérdidas en los cultivos.

El productor Raúl Soto contó a EFE que en el municipio de San Julián al menos 800 familias perdieron unas 40,000 hectáreas de soya, sorgo y  por el desborde del Río Grande.

Soto añadió que arrastra una deuda de US$70,000 de la pasada campaña y que en esta perdió 40 hectáreas de cultivos, lo que significa al menos US$15,000 más que debe pagar a casas comerciales.

Todos concuerdan que una de las soluciones para no depender del factor climático es utilizar eventos biotecnológicos como la soya HB4 que es tolerante a la sequía, para mejorar la productividad y aumentar la producción.

La pasada semana las asociaciones de pequeños y grandes productores del país emitieron un voto resolutivo declarándose en emergencia y pidiendo al Gobierno boliviano que analice la autorización del uso de la soya HB4 para que los productores no se vean tan afectados por el cambio climático.

Al igual pidieron que se inicie el proceso de evaluación de eventos biotecnológicos en maíz.

En 2005 el Gobierno de Bolivia aprobó el uso de la soya modificada, el único evento de este tipo autorizado en Bolivia.

La Constitución boliviana prohíbe la producción, importación y comercialización de organismos genéticamente modificados, aunque en otro artículo recoge que serán regulados por ley.