La canciller alemana Angela Merkel y el candidato y vicecanciller alemán Olaf Scholz llegan a la última reunión del gabinete antes de las elecciones. (Markus Schreiber / POOL / AFP).
La canciller alemana Angela Merkel y el candidato y vicecanciller alemán Olaf Scholz llegan a la última reunión del gabinete antes de las elecciones. (Markus Schreiber / POOL / AFP).

A un día de las elecciones legislativas en , que se auguran reñidas, , que apoya al candidato conservador, y el socialdemócrata se emplearon a fondo en los últimos mítines electorales para movilizar a los votantes indecisos.

Pese a haberse mantenido al margen de la campaña, en los últimos días, Merkel ha dejado de lado el pudor y quiere que la unión conservadora CDU-CSU logre la victoria. Una derrota ensombrecería en parte el legado de esta mujer que, con 16 años al frente de la cancillería, va a igualar el récord de Helmut Kohl.

“Se trata de su futuro, el futuro de sus hijos y el futuro de sus padres y solo cada cuatro años tienen la oportunidad de decidir a nivel federal quién debe dar forma a ese futuro para ustedes en Berlín”, manifestó la canciller en un discurso en Aquisgrán, junto al candidato democristiano Armin Laschet.

Laschet, de 60 años, bastante impopular y conocido por sus pasos en falso, “aprendió política desde cero y dirige este estado de Renania del Norte-Westfalia próspero”, elogió Merkel, describiendo al candidato como alguien capaz de “tender puentes entre la gente” y aceptar sus “diferencias”.

Prácticamente igualados

El candidato conservador también pasó al ataque y mencionó los peligros de un giro a la izquierda con Olaf Scholz, de 63 años, el moderado líder del socialdemócrata SPD y ministro de Finanzas de Merkel desde 2018.

Pese a que el centro-derecha siempre ha tenido más del 30% de los votos en las elecciones alemanes y cinco de los ocho cancilleres desde la Segunda Guerra Mundial han pertenecido a esta tendencia política, en estas legislativas podría tener el peor resultado electoral de su historia.

Laschet consiguió tener una pequeña ventaja sobre el SPD al inicio del verano boreal, pero su imagen, riendo detrás del presidente Frank-Walter Steinmeier, cuando visitó a las víctimas de las cruentas inundaciones de julio asestó un duró revés a su imagen.

Según los sondeos más recientes, los socialdemócratas tendrían en este momento un 25% de intenciones de voto, frente al 21-23% de la CDU/CSU.

El declive en los sondeos registrado por Laschet propulsó al vicecanciller Olaf Scholz, quien este sábado también intentó movilizar a los electores indecisos prometiendo el “cambio”, durante su último mitin en Potsdam, su circunscripción.

Con su talante talante serio -o aburrido, según sus detractores-, Scholz prometió un aumento del salario mínimo y tuvo un guiño para los numerosos jóvenes que se manifestaron la víspera para reclamar acciones concretas contra el cambio climático, afirmando que tienen derecho a “meter el dedo en la llaga”.

El candidato ha evitado cometer errores en su campaña y logró obtener apoyo popular al presentarse como el “candidato de la continuidad” de Merkel, en lugar de Laschet.

La popularidad de la que goza la todavía canciller ha llevado a diferentes candidatos a querer reivindicar su proximidad con ella, por lo que cabe esperar una continuidad de la política de centro y proeuropea después de que Merkel abandone el poder.

La ofensiva de los últimos días de los conservadores contra la posibilidad de una coalición “roja” formada por los socialdemócratas, los ecologistas y la izquierda radical podría, no obstante, dar sus frutos.

Los Verdes, terceros

Frente a Laschet y Scholz, los verdes alemanes, que en un principio fueron considerados una baza importante, sobre todo después de las inundaciones de julio, no han logrado imponerse en la campaña.

Los sondeos dan a su líder, Annalena Baerbock, un 15% de los votos, en tercera posición, por delante del partido liberal FDP, con 11%. Sin embargo, el partido ecologista podría tener un papel clave en la futura coalición, cuya formación se anuncia compleja, dependiendo a qué partido decida apoyar.

En el abanico de coaliciones posibles, una mayoría dominada por la izquierda y los Verdes, o en la que se asocien los liberales y el centro-derecha, influiría en las decisiones políticas en materia presupuestaria, fiscal o climática, y también las orientaciones diplomáticas del futuro Ejecutivo.