(Foto: El País)
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Criticado por agricultores y ecologistas, el amplio acuerdo comercial al que llegaron el viernes la y el (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) tendrá que ser aprobado por los Estados miembros, una tarea que se anuncia delicada.

Victoria diplomática

La Comisión Europea, encargada de negociar en nombre de los Estados, calificó de victoria "histórica" el acuerdo anunciado en la tarde del viernes después de 20 años de ásperos debates.

"Es un gesto político muy fuerte" en favor del "multilateralismo frente a la actitud de Estados Unidos", secundó Olivier Dabène, presidente del OPALC, el Observatorio Político de América Latina y el Caribe del Instituto de Ciencias Políticas (Sciences Po) de París.

Si los Estados miembros lo validan, este extenso acuerdo se sumará a los que firmó recientemente la UE con Canadá y Japón, considerados una respuesta al presidente estadounidense , cuya política proteccionista está desestabilizando el comercio mundial.

A pesar del entusiasmo que mostraban en los últimos tiempos las delegaciones latinoamericanas, el pacto comercial con el Mercosur parecía lejos de ser una realidad.

Pero los negociadores supieron "aprovechar una alineación de los planetas que no habíamos visto en 20 años", subrayó Olivier Dabène.

Agricultores indignados

El texto acordado todavía no se ha hecho público, pero los detalles difundidos, especialmente en lo que refiere a las cuotas agrícolas ofrecidas a los países sudamericanos, desataron la cólera de los agricultores en casi toda Europa.

El acuerdo es "totalmente desequilibrado" para el principal sindicato alemán, "un engaño" para su homólogo francés y "vergonzoso" según los agricultores irlandeses.

El COPA-Cogeca, el principal sindicato agrícola de la UE, criticó lo que considera "una política comercial de doble rasero". La organización considera que el acuerdo agrandará "la brecha entre las normas exigidas a los agricultores europeos" y "lo que se tolera de los productores del Mercosur" que exportarán a la UE.

Los agricultores europeos recibieron durante el fin de semana el apoyo de eurodiputados de todos los colores políticos, lo que hace presagiar una larga batalla sobre el texto en el Parlamento Europeo.

Ecologistas enojados

"El libre comercio está en el origen de todos los problemas ecológicos", denunció el domingo el exministro francés de Ecología, Nicolas Hulot, en una entrevista con el diario Le Monde.

"Acabamos por no creer en nadie: se dice una cosa y acto seguido se firman tratados que nos conducen a lo contrario", añadió.

Antes incluso del anuncio del acuerdo el viernes, más de 340 oenegés criticaron la política del presidente brasileño de extrema derecha Jair Bolsonaro y pidieron a la UE que interrumpiera las negociaciones.

Su política "es una catástrofe, no hay duda. Retrocedimos mucho. Con un cinismo absoluto, volvimos a dar el poder a los 'lobbies' del agronegocio", afirmó Olivier Dabène.

Pero, añadió este experto, "entre dos males elegimos el menor", que es mantener a Brasil dentro del Acuerdo de París sobre el clima, al que el texto hace referencia explícita.

"No podemos derramar lágrimas de cocodrilo por el calentamiento global y a la vez consolidar las lógicas económicas que producen estos problemas", consideró por su parte Christophe Ventura, director de investigación en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) francés.

Una ratificación incierta

Al acuerdo anunciado el viernes le espera un largo camino. Primero tendrá que ser convertido en un verdadero texto jurídico antes de ser sometido a la aprobación de los Estados miembros en el Consejo de la UE, la institución que los representa. Este tipo de decisiones requieren unanimidad.

A partir de ese momento la UE lo podrá firmar de manera oficial, a la espera de la votación en el Parlamento Europeo que conducirá a su entrada en vigor provisional.

A continuación, cada Estado miembro tendrá que aprobar el texto, lo que significa que pasará en la mayoría de los casos por los parlamentos nacionales, en los que habrá que debatirlo.

Del lado sudamericano, el procedimiento también parece incierto, según Christophe Ventura, quien recuerda que el presidente "no tiene la mayoría en el congreso" brasileño.

En cuanto a la oposición argentina, "ya anunció que no lo ratificará en su estado actual".

Además, el actual presidente argentino,, no parte como favorito para las elecciones presidenciales que se celebrarán en octubre y noviembre. "El acuerdo puede volar en pedazos con un nuevo parlamento".