El pacto, calificado de "histórico" por el presidente Jair Bolsonaro, reafirma el compromiso entre la UE y el Mercosur de abrir sus economías, según el Gobierno de Brasil. (Foto: AP)
El pacto, calificado de "histórico" por el presidente Jair Bolsonaro, reafirma el compromiso entre la UE y el Mercosur de abrir sus economías, según el Gobierno de Brasil. (Foto: AP)

La firma del acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur fue recibida con furor por el Gobierno y el sector privado de Brasil, que ven abrir las puertas del gigante suramericano a un mercado de 780 millones de personas tras un aislamiento comercial de veinte años.

Aunque tienen claro que el proceso tomará su tiempo, aseguran que los beneficios se empezarán a notar de inmediato y desde ya se están tomando posiciones para el futuro que se avecina.

Y es que los máximos rendimientos del acuerdo firmado el viernes en Bruselas se podrán sentir en unos 10 o 15 años, cuando los aranceles entre los países de los dos bloques lleguen a ceros.

Solo el proceso de ratificación del Acuerdo entre todos los países miembros de la UE y el Mercosur llevará unos dos años, de los cuales la traducción del texto del convenio a todos los idiomas tomará prácticamente unos 12 meses, según los expertos consultados por la agencia EFE.

Para el Gobierno brasileño, el pacto, calificado de "histórico" por el presidente Jair Bolsonaro, reafirma el compromiso entre la UE y el Mercosur de abrir sus economías y reforzar la competitividad.

Los dos bloques representan alrededor del 25% del producto bruto interno (PBI) mundial y para Brasil significa un "hito" en medio de las tensiones comerciales que se viven actualmente el mundo.

Paradójicamente, conocedores del tema señalan que esas tensiones ayudaron de forma indirecta a cerrar las negociaciones entre los dos bloques, como explicó a EFE el exembajador de Brasil en Londres, Rubens Barbosa, quien señaló que "nadie en el mundo desea los perjuicios que traen el proteccionismo y las guerras comerciales".

Con una guerra de este tipo el comercio cae, la economía queda más frágil y las consecuencias las terminan pagando los consumidores al tener que comprar por un precio más alto los productos.

En el mismo tenor se manifestó Fernando Pimentel, presidente de la Asociación Brasileña de la Industria Textil y de Confección (Abit).

Según explicó a EFE, cuando México entró en el Nafta, en 1994, diez años después había un crecimiento del 200% de las exportaciones a Estados Unidos.

"La conclusión de las negociaciones es muy positiva para Brasil porque va a traer nuevos inversionistas y negocios, y abrirá las oportunidades de trabajo tan estancadas en la actualidad", señaló.

Hoy en día, Brasil tiene 13 millones de desempleados, reflejo de las dificultades que ha enfrentado para recuperarse de la histórica recesión que sufrió en 2015 y 2016, cuando su PBI se encogió en siete puntos porcentuales.

A pesar de la euforia del Gobierno y el sector privado por la firma del acuerdo, funcionarios del Gobierno brasileño que han participado en las negociaciones señalan que si bien el pacto ha traído un mensaje político positivo, aún no están "muy claras" las reglas comerciales.

Para el embajador José Alfredo Graça Lima, uno de los primeros negociadores de Brasil en las conversaciones entre el Mercosur y la UE, la firma del Acuerdo es apenas el inicio de un proceso largo de análisis y evaluación por parte de las autoridades, en el que "todavía no está claro cuál será la ganancia real".

"Por ejemplo, para el tema de los productos agrícolas tendrán que acogerse a las cuotas que exijan los países y aunque las expectativas son favorables, pueden ser limitadas", dijo a EFE.

Asimismo, señaló que temas como el impacto ambiental que puede causar el aumento de producción en algunos sectores, también será tenido en cuenta por varios países, como Francia, durante el proceso de ratificación.

La firma del Acuerdo se hizo pública mientras los principales jefes de Estado del Mercosur y la UE se encontraban en Osaka (Japón) para la cumbre anual del G20, entre ellos el presidente Bolsonaro.

Según las proyecciones del Gobierno, con la firma del acuerdo entre la UE y el Mercosur, el PBI de la mayor economía de Suramérica podría alcanzar en 15 años los US$ 125,000 millones.

Entre los beneficios que traería para el gigante está la eliminación de cobro de tarifas para frutas como melones, sandías, naranjas y limones, así como para otros productos como el café soluble y aceites vegetales, además de peces y crustáceos también previstos en el acuerdo.

Asimismo, los exportadores brasileños lograrán ampliar su acceso, a través de cuotas a los mercados de carnes, azúcar o etanol, y las empresas brasileñas tendrán tarifas de exportación eliminadas en un 100% para productos industriales.