Foto: Efe
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Lejos de dejarse amedrentar por la disputa comercial con Washington, las empresas de la ciudad sureña de Guiyang, el incipiente 'Silicon Valley' , ven la guerra comercial como una "oportunidad" para que China sea independiente desde el punto de vista tecnológico.

Custodiada por las montañas y con decenas de rascacielos a medio construir, la urbe sirve como capital de la provincia de Guizhou, una región antaño subdesarrollada que las autoridades de Pekín se han empeñado en convertir en el centro neurálgico de la inteligencia de datos ('big data') en el país asiático.

Exenciones fiscales, subsidios del gobierno provincial y ayudas a la movilidad de los más jóvenes han transformado las calles de esta ciudad, que aspira a competir en modernidad con metrópolis como Shanghái o Shenzhen.

La tentativa ya ha impulsado los ingresos de las principales compañías de macrodatos de la zona por encima de los 100,000 millones de yuanes (US$ 14,467 millones o 12,847 millones de euros) en el 2018, un incremento interanual de 22.4%.

Aunque no es oro todo lo que reluce: las 1,632 empresas dedicadas a este negocio y las nuevas tecnologías de Guizhou no permanecen ajenas a la guerra comercial entre Estados Unidos y pese a que su impacto todavía sea complicado de calibrar.

"Los trabajadores de la fábrica probablemente no estén al tanto de esta situación, pero los ejecutivos sí que la notamos. Tenemos más presión, porque el mercado se ha vuelto más volátil", cuenta Peng Shaobo, gerente de la empresa tecnológica Yaguang.

"Hasta ahora la guerra comercial no nos ha afectado de forma sustancial, pero viendo la tendencia, puede que su influencia sí se deje notar en el futuro", agrega el ejecutivo, que destaca que todos los materiales usados por la compañía son de fabricación china.

La firma, dedicada al desarrollo de componentes de vehículos eléctricos, admite que desde hace dos años colabora con varias universidades en la elaboración de microchips para teléfonos móviles, uno de los principales puntos de fricción entre Pekín y Washington.

"Puedo asegurar que la guerra comercial es, en verdad, una muy buena oportunidad para nosotros, para ser más independientes y así desarrollar nuestra propia tecnología", señala Peng.

Ese optimismo, real o impostado, es compartido por otras empresas de la ciudad como Xiaoi Robot, una firma dedicada a la inteligencia artificial y que, según su directora general, Lu Xiaoling, cuenta con un "fuerte apoyo" del gobierno municipal.

Tanto es así que la ejecutiva se muestra reacia a la hora de comentar los beneficios fiscales que recibe la entidad, instando a la prensa a que busque esas cifras en la red.

Con todo, Lu sí encuentra palabras a la hora de valorar el impacto de la guerra comercial, una realidad que "no es un problema" para los intereses de la tecnológica.

"No creemos que la guerra comercial sea un problema para nosotros. Tenemos más de 300 patentes en ", destaca la empresaria, que apostilla que "un país en desarrollo no puede ser frenado por ningún gobierno" extranjero.

"Este mundo debería ser un mundo abierto. Es imposible detener el desarrollo de un país", asevera Lu.

Análisis similar es el que hace Xu Qiang, vicepresidente del grupo Manbang, una empresa emergente que, al estilo de Uber, pone en contacto a camioneros con compañías repartidoras para distribuir sus productos por todo el país.

Creada a finales del 2017 y con más de 6.5 millones de conductores registrados, la empresa cuenta con el apoyo externo del Soft Bank japonés y de Google, entre otros, aunque "todos los productos son patentados", destaca Xu.

"Tenemos nuestra propia tecnología y licencias, así que ahora mismo somos autosuficientes", confirma el ejecutivo, confiado de que tanto el Gobierno estadounidense como el chino "están deseando resolver sus problemas".

"Hay un proverbio chino que dice que "podemos tolerar las diferencias en compañía'. Tenemos que unirnos para hacer de este mundo un lugar mejor", confiesa.

La charla con Xu tuvo lugar en los pabellones de la Feria Internacional del Big Data de Guiyang, un evento que reúne desde hace cinco años a las principales tecnológicas del país asiático y al que fue invitada Efe por el gobierno local.

La ocasión sirvió para conocer algunas de las principales compañías de la ciudad, en una visita que terminó de forma abrupta con el paso por China Electronics Technology Group (CETC), una empresa que, según uno de sus portavoces, figura en la "lista negra" de Estados Unidos que le prohíbe comerciar con otras firmas estadounidenses.

Nervioso y dubitativo, el joven vocero fue incapaz de esclarecer qué tipo de componentes fabricaba la empresa, de propiedad estatal y cuyo gran beneficiario era el Ejército chino.

"Fabricamos componentes electrónicos para el Ejército, pero la información específica sobre éstos es confidencial", reiteró una y otra vez ante los periodistas.