La primera ministra británica, Theresa May, tiene previsto participar en la cumbre de líderes comunitarios en Bruselas. (Foto: EFE).
La primera ministra británica, Theresa May, tiene previsto participar en la cumbre de líderes comunitarios en Bruselas. (Foto: EFE).

El acuerdo de Brexit negociado con sudor y sangre por la primera ministra británica, Theresa May, se encaminaba hoy a una histórica derrota en un Parlamento tan ampliamente hostil que la única incógnita parece versar sobre qué ocurrirá tras su rechazo.

"El gobierno está al servicio del pueblo y May cree fervientemente que debemos cumplir con el resultado del referéndum del 2016", en que 52% de votantes se pronunció a favor del Brexit, dijo el portavoz de Downing Street.

Este debe empezar a las 19h00 (locales y GMT) con el examen de cuatro enmiendas presentadas por los diputados, antes de la votación, previsiblemente una hora más tarde, del documento de 585 páginas fruto de 17 meses de difíciles negociaciones con Bruselas.

"No, no es perfecto. Y sí, es una fórmula de concertación", había admitido la jefa de gobierno conservadora el lunes, al tiempo que llamaba a los legisladores a "volver a examinar el texto" con un espíritu abierto.

En un intento por salvarlo, o limitar al menos la derrota con la esperanza de conservar un margen de maniobra posterior, May presentó una carta en la que Bruselas asegura que la UE quiere evitar la aplicación de su punto más conflictivo, el denominado 'backstop'.

Ideado para evitar la reinstauración de una frontera dura en la isla de Irlanda, por temor a amenazar el Acuerdo de Paz de 1998, es un mecanismo por el cual Reino Unido permanecería en la unión aduanera europea e Irlanda del Norte seguiría rigiéndose por las reglas del mercado único.

Pero solo debe entrar en vigor si no se encuentra una solución mejor en el marco de la futura relación que ambas partes deben negociar tras el Brexit, fijado para el 29 de marzo.

Las nuevas garantías de Bruselas no parecieron, sin embargo, vencer el rechazo.

"No podremos respaldar el Acuerdo de Retirada esta noche, queremos que la primera ministra vuelva a la UE y diga que el 'backstop' debe desaparecer, porque no tiene ningún significado real", advirtió el martes Arlene Foster, líder del pequeño partido norirlandés DUP, aliado clave de May, de cuyos 10 depende su estrecha mayoría parlamentaria.

¿Qué plan alternativo?
Mostrando la profunda división que reina en el país, activistas de ambos campos se concentraron desde la mañana a las puertas del Parlamento para hacer llegar sus mensajes a los diputados.

"Votamos a favor del Brexit, queremos abandonar la Unión Europea. Y queremos que esa gente dentro de la Cámara nos vea, nos escuche y escuche lo que decimos", afirmaba Sally Smith, empleada en el sector de la construcción, mientras hacía sonar la batería que transportaba sobre un carrito.

"Personalmente, espero que el acuerdo sea rechazado. Espero que se pare todo el Brexit, que haya una consulta popular, pero creo que los últimos dos años de política británica han demostrado la locura en este país", decía otra manifestante, Elena Useinovic, rodeada por activistas con banderas europeas.

Consciente de que se encaminaba a una estrepitosa derrota, May había anulado la primera sesión de ratificación prevista para el 11 de diciembre, con la esperanza de obtener alguna garantía adicional de la UE que girase la balanza a su favor.

Sin embargo, cinco semanas después poco parece haber cambiado. Así, lo que está en juego ahora es por cuántos diputados puede perder: si son unas pocas decenas podría intentar convencerlos en una segunda votación, mientras que si se acercan al centenar se vería seguramente abocada a una moción de censura.

En previsión de lo que podía pasar en Londres, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, regresó a Bruselas por la tarde anulando su participación en un debate previsto junto al jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, el miércoles en Estrasburgo.

"Es importante que esté disponible y trabajando en Bruselas en las próximas horas", explicó su portavoz, Margaritis Schinas.

Tras un rechazo del texto, el gobierno de May debería presentar un plan alternativo en un plazo de tres días hábiles, es decir, el lunes.

Pero este puede ser enmendado por los parlamentarios con sus propias propuestas, así que todas las opciones siguen abiertas: de un Brexit sin acuerdo de catastróficas consecuencias hasta un segundo referéndum con la esperanza de dar marcha atrás.