Turquía
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Las autoridades turcas, impotentes ante el aumento de precios a un mes de las elecciones municipales, pusieron en marcha sus propios comercios para vender papas y otras verduras a buen precio y forzar a los "terroristas" de los precios, los comerciantes, a bajarlos también.

El alcalde de Estambul empezó el lunes a instalar sus propios puestos, hasta un total de 50 la próxima semana, donde agentes municipales rodeados de papas y cebollas venden verduras a los clientes que hacen cola, a veces durante más de un hora.

Los productos son entre dos y tres veces más baratos que en los grandes supermercados porque el ayuntamiento los compra directamente a los productores y los vende luego sin intermediarios.

El kilo de tomates cuesta apenas tres liras turcas (50 céntimos de euro) mientras que el kilo de papas o de cebollas vale dos liras. La venta está limitada a tres kilos por verdura y persona.

Cuando se enteró de esta iniciativa, que debería durar dos meses y medio, Betül Sönmez, una ama de casa de 50 años, se precipitó hacia el puesto instalado por el ayuntamiento en el distrito de Besiktas, en la parte europea de Estambul.

Compró dos sacos llenos de verduras que le costaron menos de 20 liras (3.30 euros). "En un supermercado me habrían costado 50 liras", calcula. "¿Cómo se puede sobrevivir con esos precios?".

La iniciativa del ayuntamiento de Estambul, que también ha seguido el ayuntamiento de Ankara, donde está previsto abrir una quincena de puestos, forma parte del esfuerzo del gobierno para luchar contra la inflación, que alcanzó niveles récord en los últimos meses.

El sector de la alimentación se ha visto particularmente afectado, con un aumento de los precios de 6.43% en enero en relación a diciembre, y de 30.97% en ritmo anual, según cifras oficiales.

Acusando a algunos comerciantes de vender a precios insensatos, el presidente Recep Tayyip Erdogan lanzó una cruzada contra lo que califica de "terrorismo" de los precios.

El presidente es muy ambicioso y promete poner en venta productos de limpieza o "los demás productos disponibles en las tiendas", aseguró en un mitin electoral para las municipales del próximo 31 de marzo.

"Los tomates de Tayyip"
Hasan, un jubilado con un gran bigote, acusa a los comerciantes, igual que hace el presidente, de subir los precios por codicia. "Ahora sus verduras se les quedarán en las manos y se pudrirán", dice mientras hace cola en Besiktas.

Las ventas en Estambul y Ankara ya están teniendo las primeras consecuencias para los comercios.

El periódico Hürriyet aseguró el miércoles que las principales cadenas de supermercados del país, como Migros, equipararon sus precios a los que ofrecen los productos del ayuntamiento, limitando también las ventas a tres kilos por producto.

En un supermercado Migros de Nisantasi, un barrio rico de Estambul, desde el martes los tomates cuestan tres liras el kilo.

"¡Los tomates de Tayyip han llegado hasta aquí!", dice una mujer vestida de blanco, provocando la risas de los demás clientes de la tienda.

Los puestos municipales están teniendo mucho éxito, con casi 300 toneladas de verduras vendidas el lunes en Estambul, según el ayuntamiento, pero su puesta en marcha fue muy criticada.

"¿Por qué lo hacen ahora? ¿Porque pronto habrá elecciones?" dice Kiymet Erdumlu, una habitante de Besiktas.

Los principales partidos de la oposición acusan a Erdogan de malvender las verduras a precios demasiado bajos, malgastando el dinero público, y perjudicando a los comerciantes por no saber controlar la inflación.

"Acusarnos, convertirnos en enemigos no es ético, es una vergüenza", dice Seracettin Suyu, de 42 años, que tiene un puesto en un mercado del distrito Sisli, en la parte europea de Estambul.

Según él, el aumento de precios se explica por el mal tiempo en las últimas semanas en el sur del país y por el aumento de los costes de producción. "Que bajen los precios por ejemplo del carburante y entonces podremos bajar nuestros precios", dice.

"Queda menos de un mes hasta las elecciones, luego pasarán a otra cosa", asegura.

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