FMI. (Foto: Difusión)
FMI. (Foto: Difusión)

Prudente optimismo, advertencias sobre una retirada precipitada de estímulos económicos y la renovada voluntad de liderazgo de EE.UU. fueron los principales temas de la asamblea de primavera del que concluyó este jueves y donde se analizó la recuperación global tras la pandemia.

“Una retirada prematura de los apoyos económicos podría socavar la recuperación”, advirtió Kristalina Georgieva, directora del Fondo, en un debate sobre la economía global con el presidente de la, Jerome Powell, y la directora de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala.

Aunque reconoció que la asamblea de primavera conlleva “noticias positivas” por primera vez en meses Georgieva insistió en que la “recuperación actual es de varias velocidades”.

Así, por un lado están los países avanzados, que se acercan a sus niveles previos a la pandemia, pero por el otro están los emergentes cuya recuperación se ralentiza debido a su menor capacidad de empuje fiscal y el lento acceso a las vacunas.

“Esto conlleva riesgos financieros en el futuro”, advirtió Georgieva.

El Fondo presentó esta semana el informe de “Perspectivas Económicas Globales”, coordinado por la economista jefe del organismo, Gita Gopinath, donde elevó las previsiones de crecimiento económico global al 6 %, frente al 5,5 % anticipado tres meses atrás.

Estados Unidos y China serán los dos principales motores de crecimiento económico mundial.

Sobre EE.UU., el presidente de la Fed reconoció que el progreso en la aceleración de la vacunación, con más de 3 millones de dosis diarias, sitúa al país “en camino de una apertura completa de la economía bastante pronto”.

No obstante, matizó que la recuperación “aún es incompleta y desigual” ya que más de 8.5 millones de trabajadores siguen sin empleo en EE.UU. y agregó que “hasta que todo el mundo esté vacunado, habrá riesgo de nuevas mutaciones y será posible retomar la actividad global”.

Abismal diferencia en el acceso de las vacunas

Pese a las buenas palabras, la realidad es que el ritmo de vacunación muestra abismales diferencias en el planeta.

Si en Estados Unidos (EE.UU.) se prevé que el 90 % de la población esté vacunada para el verano, y en Europa ocurra lo mismo para otoño, en otras regiones como América Latina se deberá esperar a 2022 para alcanzar un grado de protección similar contra el coronavirus al ritmo actual de inoculación.

Por eso, desde la sociedad civil y ONG como Oxfam han criticado la falta de compromisos serios por parte de las economías avanzadas.

“El G20 acierta al reconocer la necesidad de aumentar la distribución de las vacunas pero ha fallado terriblemente a la hora de desafiar los monopolios de las farmacéuticas e insistir que la tecnología de las vacunas sea compartida en abierto para incrementar la oferta global”, subrayó Nadia Daar, directora la oficina de Oxfam en Washington, en un comunicado enviado a Efe.

Daar alertó que “a menos que pongan a la gente por delante de los beneficios, no se verán vacunas en los brazos de todos los que la necesitan por un largo tiempo”.

EE.UU. vuelve a buscar el liderazgo

La reunión del Fondo, que se celebró de manera virtual por la pandemia, mostró una inusual coincidencia entre los países miembros acerca de la necesidad de mantener el apoyo fiscal y monetario para lograr dejar atrás a la crisis.

Uno de los principales cambios de tono es consecuencia de la nueva Administración en EE.UU. con el presidente Joe Biden, quien ha dejado atrás el aislacionismo de su predecesor, Donald Trump (2017-2021) y se ha comprometido a reforzar el multilateralismo.

“El trabajo no ha concluido todavía, dada la gran incertidumbre y el riesgo de cicatrices permanentes. Urjo a todas las grandes economías a empujar para esforzarse por ofrecer paquetes significativos de nuevo apoyo fiscal para asegurar una recuperación justa”, dijo la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, en su intervención en la plenaria del Fondo.

Durante los encuentros, Yellen anunció que EE.UU. buscará pactar en el marco del G20 (que agrupa a las principales economías avanzadas y emergentes) un impuesto mínimo global de sociedades, que situó tentativamente en el 21%, para lograr sistemas fiscales “estables y justos”.

El objetivo es poner fin a la competencia internacional de los últimos años que ha llevado a muchos países a reducir su impuesto de sociedades para atraer empresas.

En el marco de la asamblea del Fondo, los ministro del G20, cuya presidencia temporal ocupa Italia, sostuvieron su tradicional reunión pero no dieron detalles sobre las discusiones sobre la propuesta de EE.UU.

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