Luis Arce ganó las elecciones, pero Morales ha sido y aún parece ser omnipresente en el MAS. (Foto de Emiliano Lasalvia / AFP).
Luis Arce ganó las elecciones, pero Morales ha sido y aún parece ser omnipresente en el MAS. (Foto de Emiliano Lasalvia / AFP).

El retorno del Movimiento al Socialismo (MAS) al Ejecutivo de Bolivia tras el triunfo electoral de deja abierta la duda sobre si es él quien gobierna el país o si el verdadero poder lo ejerce de nuevo, el máximo líder de ese partido y quien ostentó el poder durante casi 14 años.

Insustituible era un calificativo usado muy a menudo en el MAS para referirse al liderazgo de Morales y también fue el justificativo para insistir en sus candidaturas en el 2014 y 2019, pese a que la Constitución que él mismo promulgó en el 2009 limita a dos los mandatos consecutivos.

Aquello parece haber quedado atrás después de que obtuviera el 55.1% en las elecciones del pasado 18 de octubre, un porcentaje levemente mayor al 53.7% logrado por Morales en el 2005, la primera vez que llegó al poder.

Ni bien se conocieron los resultados de los comicios de octubre, a Arce le han preguntado hasta el cansancio si será él quien gobierne o lo hará a la sombra de Morales, a lo que el mandatario ha respondido siempre que aunque el liderazgo del también dirigente cocalero es innegable, el de ahora es su Gobierno.

En los días posteriores a su investidura, Arce ha dado algunas señales de que así será, al rodearse mayormente de personas de su confianza que trabajaron en sus 12 años al frente del Ministerio de Economía, aunque también hay varios exfuncionarios de las gestiones de Morales.

Unos de los casos más llamativos son los del nuevo procurador general del Estado, Wilfredo Chávez, el abogado defensor de Morales, y el del nuevo ministro de Defensa, Edmundo Novillo, que fue presidente de la Cámara de Diputados durante su primer periodo gubernamental y también fue gobernador de la región central de Cochabamba.

El jefe del partido

Arce ganó las elecciones, pero Morales ha sido y aún parece ser omnipresente en el MAS -y tal vez en el Gobierno-, al haber sido él quien decidió la candidatura de su exministro de Economía por encima de las voces que pedían que el excanciller David Choquehuanca, ahora vicepresidente, fuera el postulante a la Presidencia.

Morales también comandó desde Argentina la campaña electoral y luego dejó patente su liderazgo en las miles de personas que lo recibieron tras su retorno a Bolivia el pasado 9 de noviembre.

En los diversos actos en los que participó en los últimos días, el exgoberante aseguró que había debatido con Arce la designación de nuevas autoridades gubernamentales, hizo pedidos al Poder Judicial y dio algunas instrucciones a los presidentes del Senado y de Diputados, que son del MAS, algo que fue criticado por la prensa boliviana.

En declaraciones a Efe, el analista político Marcelo Arequipa consideró que el escenario actual es distinto a lo que ocurrió en los años anteriores, en los que el presidente del país “también concentraba el liderazgo del partido político”.

“Una cosa es la administración de la organización política, que es el MAS, y otra distinta es hoy día la administración del poder político, en manos de Luis Arce y de David Choquehuanca”, sostuvo.

Para Arequipa, es importante tener en cuenta que el MAS no es un partido político “tradicional”, pues es “una suma de organizaciones sociales distintas” que se encuentran en un momento de “intensa negociación y competencia interna” con miras a los comicios subnacionales del 2021 y la elección de liderazgos en los principales sindicatos del país.

Esto lleva a un escenario de “alta dinamicidad” en el que Morales “sigue jugando un rol fundamental, porque es el líder histórico” del MAS, pero eso se queda en el contexto del partido y no se refleja “en la administración misma del poder”, insistió.

Arequipa argumentó que el rol de Morales en los próximos cinco años de Gobierno del MAS será “más político partidario” dentro de la organización política.

Búsqueda de protagonismo

El analista Carlos Cordero dijo que Morales siempre busca protagonismo, es “incapaz de estar lejos de la actividad política y lo ha venido demostrando”, pese a que el Gobierno de Arce “ha intentado poner distancias de manera diplomática”.

Evo Morales es una especie de intruso en el poder, que está buscando por todos los medios ser tomado en cuenta en el Gobierno de Luis Arce y Arce está tratando de ceder sin pelearse con Morales”, sentenció.

A su juicio, Morales puede hacer recomendaciones y sugerencias, pero “en privado” y con un perfil “mucho más bajo”.

Para Cordero, el MAS dio señales “muy claras” de que es “mucho más que alguno de sus propios líderes”, aunque dentro del partido gubernamental se advierten ahora diversas corrientes, algo que consideró sano porque el debate enriquece a una organización política.

El analista aseveró que en los próximos años se verá una relación de tensión entre Morales “queriendo protagonizar la política” y Arce tratando de tener un Gobierno “independiente” de su influencia.

Otra duda surgirá dentro de cinco años, cuando se deba decidir si Arce buscará la reelección, si Morales volverá a ser candidato o quién representará al MAS en las próximas elecciones generales, agregó.