Desde el punto de vista ambiental, permitirán reducir las emisiones en 871 millones de toneladas de CO2 y ayudarán a mejorar la calidad del aire, la seguridad alimentaria y la independencia energética de Europa.
Desde el punto de vista ambiental, permitirán reducir las emisiones en 871 millones de toneladas de CO2 y ayudarán a mejorar la calidad del aire, la seguridad alimentaria y la independencia energética de Europa.

Hasta 55 proyectos tecnológicos “de alto impacto” contribuirán a lograr el objetivo de cero emisiones netas para el 2050, reduciendo más de 870 toneladas de CO2 y generando además casi 800,000 millones de euros de valor añadido bruto, según un informe.

El documento, elaborado por el grupo CapGemini a instancias de Breakthrough Energy -conglomerado de entidades fundada por y otros líderes empresariales y tecnológicos- analiza las tecnologías actuales y futuras de la en cinco ámbitos económicos: energía, edificación y construcción, industria, transporte y alimentación y uso de los terrenos.

Su meta es convertirse en una “guía para responsables políticos e inversores” en los Estados de la UE, que presentarán sus planes nacionales de recuperación y resiliencia a partir de mañana jueves, con vistas a aprovechar los 750,000 millones de euros del fondo de recuperación de la destinados a “transformar la economía” en el proceso de descarbonización y alcanzar las cero emisiones netas de aquí a 30 años.

Para elaborar este análisis, Capgemini Invent, la división para innovación, consultoría y transformación digital del Grupo Capgemini, contó con emprendedores, responsables de estrategia del ámbito empresarial y reguladores a fin de identificar más de 200 proyectos potenciales “con diferentes niveles de madurez tecnológica”.

Su director de Energía y ‘Utilities’, Antonio Alonso Rubio, ha precisado que el estudio cumple cuatro objetivos: “identificar en concreto en qué invertir y cómo hacerlo, ayudar a alcanzar el desafío de reducción de emisiones, contemplar los impactos colaterales en términos de empleo y rentabilidad de las inversiones y recomendar qué líneas debería seguir la UE para promocionar y llevar esto a la realidad”.

Las 55 tecnologías finalmente seleccionadas en el informe poseen potencial para generar un mercado anual de productos y servicios con cero emisiones netas por valor de 790,000 millones de euros de valor añadido bruto al año, además de generar o transformar casi 13 millones de empleos, sólo en los próximos 10 años.

Desde el punto de vista ambiental, permitirán reducir las emisiones en 871 millones de toneladas de CO2 y ayudarán a mejorar la calidad del aire, la seguridad alimentaria y la independencia energética de Europa.

El documento considera que la transición hacia las tecnologías limpias en la UE será tan “significativa” como lo está siendo la revolución digital, además de “contribuir al liderazgo y a las principales fortalezas industriales de Europa”, por lo que reclama a las autoridades comunitarias unas políticas “más decididas” para acelerar el ciclo de la innovación y el despliegue de este tipo de tecnologías.

En el caso de España, las oportunidades se presentarán en “dominios de actuación como el almacenamiento de hidrógeno a gran escala, la electrificación en general pasando de los combustibles fósiles a las renovables, la bioeconomía o el almacenamiento y uso del carbono capturado”, ha indicado Alonso Rubio.

La eólica y la solar fotovoltaica son las dos renovables con mayor proyección, ya que “tenemos unas perspectivas enormes de inversión extranjera”, que se incrementará “una vez se liberalice el recurso marino a partir del 2030, que España podrá explotar gracias a la cantidad de kilómetros de costa que tiene”.

El informe prevé un incremento de este tipo de energías que pasará del porcentaje de 17% en el 2018 a 42% en el 2030, el crecimiento más elevado del sur de Europa, sólo por detrás del de Portugal, que será de 47%.

Otro impacto de importancia será la inversión y regulación en edificios sostenibles, “no sólo en todo lo relativo a la eficiencia energética sino también en la autogeneración de los propios edificios, por ejemplo con paneles solares”, ha señalado este experto.