El primer ministro armenio Nikol Pashinyan en una ceremonia para recordar a las víctimas de una masacre de 1915 a manos de los turcos otomanos. (Foto: REUTERS).
El primer ministro armenio Nikol Pashinyan en una ceremonia para recordar a las víctimas de una masacre de 1915 a manos de los turcos otomanos. (Foto: REUTERS).

El reconocimiento del genocidio armenio entre 1915 y 1917 que oficializó el presidente estadounidense, Joe Biden, en la víspera (sábado) es una fuente de tensiones regular entre Turquía y la .

El Congreso estadounidense reconoció el genocidio armenio en diciembre del 2019 en una votación simbólica. Pero la administración del presidente Donald Trump se negó a utilizar el término “genocidio”.

Genocidio o masacres

Los armenios calculan que un millón y medio de los suyos fueron asesinados de manera sistemática durante la I Guerra Mundial por las tropas del Imperio Otomano, entonces aliado de Alemania y Austria-Hungría. Cada 24 de abril conmemoran este genocidio.

Turquía, nacida del desmantelamiento del imperio en 1920, reconoce las masacres pero refuta el término genocidio, y evoca una guerra civil en Anatolia, agravada por la hambruna, en la que entre 300,000 y 500,000 armenios y otros tantos turcos murieron.

A finales del siglo XIX se iniciaron los enfrentamientos mortíferos con los turcos, con la masacre de entre 100,000 y 300,000 armenios en 1895-1896, según fuentes armenias.

Cuando el Imperio Otomano sufrió fuertes pérdidas en los combates de la Gran Guerra que afectaron a las provincias armenias, las autoridades rechazaron la responsabilidad sobre los armenios, calificados de “enemigo interno” y acusados de colaboración con los rusos.

El 24 de abril de 1915, miles de armenios sospechosos de tener sentimientos nacionales hostiles al gobierno central fueron detenidos. El 26 de mayo, una ley autorizó las deportaciones “por razones de seguridad interior”, y otra ley del 13 de septiembre ordenó la confiscación de sus bienes.

La población armenia de Anatolia y de Cilicia (una región integrada a Turquía en 1921) se exilió por la fuerza en los desiertos de Mesopotamia. Muchos fueron asesinados en el camino o en los campos, quemados vivos, ahogados, envenenados o víctimas del tifus, según informes diplomáticos extranjeros y de agentes de inteligencia de la época.

En el 2000, 126 investigadores, entre ellos el premio Nobel Elie Wiesel, afirmaron en un comunicado publicado en Nueva York que el “genocidio armenio durante la I Guerra Mundial es un hecho histórico incontestable”.

Una treintena de países

El 20 de abril de 1965, Uruguay fue el primer país que reconoció el genocidio armenio.

En Francia, el reconocimiento se produjo mediante una ley en el 2001, y se celebró por primera vez un día nacional de conmemoración, el 24 de abril del 2019.

La negación del genocidio ahí no se penaliza, a diferencia de Suiza, Chipre o Eslovaquia.

En total, los parlamentos de una treintena de países han votado leyes, resoluciones o mociones de reconocimiento explícito del genocidio armenio.

Se trata de Alemania, Argentina, Austria, Bélgica, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Chipre, Estados Unidos, Francia, Grecia, Italia, Líbano, Lituania, Luxemburgo, Paraguay, Holanda, Polonia, Portugal, Rusia, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Uruguay, Vaticano y Venezuela.

En febrero del 2020, en el contexto de fuertes tensiones entre Damasco y Ankara, el parlamento sirio lo reconoció oficialmente.

No siempre vinculantes

Estas votaciones, que emanan a veces solo de una de las cámaras del Parlamento y con las que los gobiernos pueden tomar sus distancias, tienen alcances jurídicos diferentes. El Parlamento Europeo reconoció el genocidio armenio en 1987.

Entre los países donde se ha votado recientemente una resolución reconociendo el genocidio figuran Holanda en el 2018 y Portugal en el 2019. En Alemania, el Bundestag, la cámara baja, también adoptó una resolución en el 2016, aunque la canciller Angela Merkel la calificó de no vinculante.

El 24 de abril del 2015, en plena conmemoración por Armenia del centenario del genocidio, el papa Francisco lo mencionó como el “primer genocidio del siglo XX”.