Djokovic no tardó en acudir al recinto del Abierto de Australia, Melbourne Park, para una sesión nocturna de entrenamiento. También entrenó el martes, lo que indica que su objetivo sigue siendo buscar su 21er título de un Grand Slam. (Foto: AFP)
Djokovic no tardó en acudir al recinto del Abierto de Australia, Melbourne Park, para una sesión nocturna de entrenamiento. También entrenó el martes, lo que indica que su objetivo sigue siendo buscar su 21er título de un Grand Slam. (Foto: AFP)

Cuando las autoridades australianas de inmigración rechazaron la exención médica de Novak Djokovic al requisito de vacunación contra el COVID-19 y cancelaron su visa australiana, abrieron una batalla con consecuencias burocráticas, políticas y legales.

El tenista masculino mejor clasificado del mundo pasó cuatro días retenido en un deslucido hotel de detención, entre migrantes indocumentados y solicitantes de asilo, antes de que el juez federal de la Corte de Circuito Anthony Kelly restaurase su visa y ordenara su liberación.

El ministro australiano de Inmigración Alex Hawke debe decidir ahora si emplea su autoridad para revocar la visa del tenista, una cuestión con fuertes connotaciones políticas.

¿Dónde está ahora?

Primero, en un alojamiento de más nivel. Cuando el juez falló a su favor el lunes, Djokovic fue liberado de inmediato del Hotel Park de Melbourne para reunirse con su equipo en un lujoso apartamento para el resto de su estancia en Australia.

Djokovic no tardó en acudir al recinto del Abierto de Australia, Melbourne Park, para una sesión nocturna de entrenamiento. También entrenó el martes, lo que indica que su objetivo sigue siendo buscar su 21er título de un Grand Slam.

Pero aún no hay garantías de que pueda jugar. El ministro de Inmigración ha aplazado al miércoles su decisión de si revoca la visa del tenista por motivos de salud pública, contemplados en la ley migratoria australiana.

“En línea con el proceso debido, el ministro Hawke considerará la cuestión a fondo. Como el asunto sigue en desarrollo, por motivos legales es inapropiado hacer más comentarios”, indicó un vocero de Hawke.

Otra cuestión sobre la mesa es si Djokovic podría haber rellenado de forma incorrecta su formulario de entrada al país cuando marcó una casilla indicando que no había viajado en los 14 días previos a su llegada a Australia el 6 de enero. En realidad, Djokovic había viajado a España para entrenar en ese periodo.

¿Qué dijo el tribunal?

Quizá la clave de todo el asunto, y la pregunta más difícil de responder, es si Djokovic tiene derecho legítimo a una exención médica para entrar en Australia sin vacunar.

Tennis Australia -organizador del torneo-, el gobierno estatal de Victoria y el gobierno federal tienen opiniones contrapuestas.

Antes de viajar a Australia, Djokovic había sido esquivo sobre si se había vacunado. Cuando fue interrogado por agentes de frontera en el Aeropuerto de Melbourne la madrugada del jueves admitió que no.

Su solicitud de una exención médica a la norma de que todos los viajeros sin ciudadanía australiana deben vacunarse para entrar en el país se basaba en su afirmación de que dio positivo en coronavirus el 16 de diciembre.

Comités médicos formados por Tennis Australia y el gobierno de Victoria concedieron la exención para que Djokovic pudiera jugar en el Abierto de Australia con ese argumento. Los abogados del tenista alegaron que tenía todos los motivos para pensar que en la frontera se aplicaría el mismo criterio.

La Fuerza Australiana de Fronteras no se dio por satisfecha con los documentos que presentó Djokovic en el Aeropuerto de Melbourne y canceló su visa.

El juez Kelly concluyó que el servicio de fronteras debería haber dado más tiempo a Djokovic para arreglar su documentación antes de proceder con el interrogatorio que terminó con la anulación de su visa.

“La decisión de proceder con el interrogatorio y cancelar esa visa fue poco razonable”, afirmó Kelly.

¿Qué hay del caso de COVID-19 de Djokovic?

Djokovic se apresuró a celebrar la decisión judicial. Durante sus cuatro días retenido sólo tuiteó una vez, para agradecer el apoyo a sus seguidores.

El martes por la mañana volvió a tuitear para expresar su gratitud porque el tribunal hubiera respaldado su posición.

“Estoy satisfecho y agradecido de que el juez revocara la cancelación de mi visa”, tuiteó. “Pese a todo lo que ha ocurrido, quiero quedarme e intentar competir en el Abierto de Australia. Sigo concentrado en eso. Viajé aquí para jugar en uno de los eventos más importantes que tenemos ante los fantásticos aficionados”.

Aún hay dudas sobre el reciente positivo de Djokovic. El 16 de diciembre se hizo una PCR y esa noche se le notificó el positivo.

Fotografías y videos tomadas en los días siguientes muestran a Djokovic, sin mascarilla, en eventos públicos como una entrega de premios de un torneo infantil de tenis en Belgrado. Los protocolos de COVID-19 en Serbia habrían requerido que se aislara durante 11 días.

¿Qué papel juega la política?

Djokovic llegó a Melbourne mientras la región batía récords diarios de contagios. La variante ómicron también impulsaba los casos en otras zonas del país.

El gobierno del primer ministro, Scott Morrison, ha sido criticado por relajar algunas restricciones contra el virus cuando empezaban a subir los contagios de ómicron, y por no agilizar la distribución de pruebas rápidas de antígenos.

Morrison no tuvo mucho que decir cuando Tennis Australia y el gobierno de Victoria aceptaron la solicitud de Djokovic de una exención médica. Pero cuando se canceló la visa del tenista se apresuró a asumir la decisión ante la popularidad de la medida.

Tuiteó que las “normas son normas”, algo que reiteró en entrevistas en los días siguientes. Al principio, parecía una victoria política segura.

Los estrictos controles de frontera en Australia durante la mayor parte de la pandemia separaron familias al impedir que los australianos residentes en el extranjero regresaran a casa. La posibilidad de que uno de los atletas más laureados del mundo y destacado escéptico de las vacunas pudiera recibir un trato especial en la frontera era una que Morrison no podía consentir.

Los residentes en Melbourne también han tenido motivos para rechazar el trato especial a Djokovic. Melbourne ha sido una de las ciudades del mundo que más cuarentenas ha sufrido, ya que sus habitantes pasaron 256 días bajo estrictas restricciones en sucesivas olas de COVID-19.

Pero mientras Djokovic se veía retenido entre solicitantes de asilo en Melbourne, la opinión pública se fue suavizando. Y desde que el juez falló en contra de los abogados del gobierno se han expresado quejas porque la ineficiente gestión del caso ha dado una mala imagen de Australia.