A medic places two vials of COVID-19 coronavirus vaccines (L to R): Pfizer-BioNTech and Moderna, on a table before administering doses at a Clalit Health Services Medical Centre in east Jerusalem on August 10, 2021. (Photo by HAZEM BADER / AFP)
A medic places two vials of COVID-19 coronavirus vaccines (L to R): Pfizer-BioNTech and Moderna, on a table before administering doses at a Clalit Health Services Medical Centre in east Jerusalem on August 10, 2021. (Photo by HAZEM BADER / AFP)

Después de meses de espera, un panel de expertos se reunirá este miércoles para sopesar la recomendación de vacunas contra el COVID-19 para los bebés y los niños de corta edad; una etapa crucial para su autorización.

Una vez realizados los ensayos clínicos, Pfizer y Moderna han entregado los resultados de las vacunas en niños de seis meses a cuatro años para Pfizer y de seis meses a cinco años para Moderna.

Como ocurre en muchos países, es el último grupo de edad que aún no tiene acceso a esta protección.

La dosis se ha adaptado: una cuarta parte de la de adultos para Moderna (25 microgramos en vez de 100) y una décima para Pfizer (3 microgramos, contra 30).

El proceso de autorización se realizará en varias etapas. Unos expertos independientes se encargan de revisar todos los datos disponibles el miércoles, durante debates retransmitidos en directo por internet. Al final del día votarán si recomiendan o no autorizar estas vacunas para esta franja de edad.

En caso de dictamen favorable, la agencia estadounidense de medicamentos (FDA), cuyas decisiones sientan cátedra en el mundo, podría dar su autorización.

Después se enviarían inmediatamente unos diez millones de dosis a las distintas regiones del país, a las que seguirían millones más en las próximas semanas, informó el gobierno estadounidense.

La vacunación podría comenzar la semana del 20 de junio, una vez que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) dieran su visto bueno. Los expertos de los CDC se reunirán el viernes y el sábado.

Pfizer en tres dosis

La principal diferencia entre los dos productos es el número de inyecciones necesarias para una protección óptima: la vacuna de Moderna seguirá administrándose en dos dosis, como para otros grupos de edad. La de Pfizer en tres, debido a la baja dosis elegida para reducir los efectos secundarios en los bebés, como la fiebre.

Las dos primeras dosis de Pfizer se administrarán con tres semanas de intervalo y la tercera ocho semanas después de la segunda.

Ambas vacunas son seguras y eficaces, según la FDA, que publicó su propio análisis de los ensayos clínicos la semana pasada para proporcionar una base de debate a los expertos.

Según una estimación preliminar, se descubrió que la vacuna de Pfizer-BioNTech tiene una eficacia del 80% contra las formas sintomáticas de la enfermedad. Pero esta cifra se basa en un reducido número de casos positivos, matizó la FDA.

Se ha demostrado que la de Moderna tiene una eficacia del 51% en bebés de seis meses a menos de dos años y del 37% en niños de dos a cinco años.

Estas cifras son coherentes con la eficacia observada en adultos frente a la variante ómicron, según la agencia estadounidense. Sin embargo, la vacuna continúa protegiéndolos bien contra los casos graves de COVID-19.

Impaciencia o escepticismo

Algunos padres esperan con ansia la posibilidad de vacunar a sus hijos pequeños, pero otros todavía son escépticos.

Según una encuesta de la fundación Kaiser Family, de principios de mayo, solo uno de cada cinco padres de un niño menor de cinco años (18%) dice que lo vacunará cuanto antes. Un 38% esperará para hacerlo y el resto se opone, a no ser que sea obligatorio.

Las tasas de vacunación son mucho más bajas entre los menores que entre los adultos. Para los que tienen entre cinco y 17 años solo está disponible la vacuna de Pfizer, pero los expertos de la FDA recomendaron este martes que también se autorice la vacuna de Moderna a partir de los seis años.

Los niños son menos vulnerables al COVID-19, pero pueden contraerlo y transmitirlo. Al igual que los adultos, pueden sufrir síntomas a largo plazo (COVID largo). En casos raros, también pueden desarrollar casos graves de síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico.

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