(Foto: AFP)
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Con un chocante video, que yuxtapone encendidas declaraciones de con imágenes de sus partidarios irrumpiendo violentamente en el , comenzó en el Senado de el juicio político contra el expresidente por “incitación a la insurrección”.

El magnate republicano, que dejó el poder el 20 de enero y reside en Florida, no comparecerá a declarar en su segundo proceso en el Senado. Y es muy probable que finalmente sea absuelto por la Cámara Alta, como ya lo fue hace un año.

Pero los demócratas aparecieron decididos a recordarles a los 100 senadores que sirven como jurados en el proceso, y a todos los estadounidenses, la violencia de la toma del 6 de enero, que dejó cinco muertos y pasará a la historia.

La imputación contra el 45° presidente de Estados Unidos se basa en “hechos “puros y duros”, dijo el congresista demócrata que lidera la acusación, Jamie Raskin, en la misma cámara del Senado en la que irrumpieron violentamente los manifestantes pro-Trump.

Durante varios minutos, sin emitir comentario, Raskin difundió un video poniendo en perspectiva las secuencias que ilustran el asalto a la sede del Congreso de Estados Unidos:

- El discurso de Trump llamando a sus miles de partidarios reunidos frente a la Casa Blanca a manifestarse “de manera pacífica y patriótica” hacia el Capitolio. “Nunca recuperarán nuestro país siendo débiles”, le dijo el entonces mandatario a la multitud.

- La solemne apertura de las sesiones legislativas para certificar la victoria de , rival de Trump en las elecciones de noviembre.

- Y las manifestantes rompiendo las vallas policiales y entrando al Capitolio, deambulando por los pasillos en busca de legisladores odiados, mientras que congresistas, senadores y el vicepresidente Mike Pence eran evacuados del Senado o se escondían en las galerías de la Cámara de Representantes.

Raskin también recordó que dos horas después del ataque, Trump tuiteó un video en el que decía que las elecciones habían sido un “fraude”, y, aunque pidió a los manifestantes que regresaran a casa, agregó: “Los amamos”.

Si estos hechos “no están sujetos a un proceso de acusación, entonces nada lo está”, concluyó el legislador.

“Desgarrar el país”

En una situación sin precedentes, los 100 senadores que actúan como jurados también fueron al mismo tiempo testigos y víctimas del ataque.

Los demócratas subrayaron este punto el martes, al denunciar las “mentiras” que Trump sostuvo durante meses, sin pruebas, sobre un fraude electoral.

“Como todos ustedes, fui evacuado cuando esta multitud violenta forzó a abrir las puertas del Capitolio”, dijo Joe Neguse, otro de los “fiscales”.

“Los presidentes no pueden inflamar una insurgencia en sus últimas semanas (en el cargo) y luego irse como si nada”, insistió, en respuesta al principal argumento de la defensa, según el cual un expresidente no puede ser sometido a un juicio político.

Para los abogados de Trump, David Schoen y Bruce Castor, es “absurdo e inconstitucional llevar a cabo un juicio político contra un ciudadano común”, un argumento que ha sido repetido por muchos legisladores republicanos.

Es “una instrumentalización política del procedimiento de acusación” y “desgarrará” a Estados Unidos, argumentó Schoen. Dejará al país “mucho más dividido y dañará gravemente nuestra posición en el mundo”, argumentó.

Este debate jurídico sobre la constitucionalidad del juicio ocupó los primeros debates del martes y se decidirá por mayoría simple. Dado el control demócrata en la Cámara Alta, es probable que el juicio continúe.

La Constitución, sin embargo, requiere una mayoría de dos tercios para un veredicto de culpabilidad. Aunque es probable que algunos republicanos voten con los demócratas, ese umbral parece difícil de alcanzar y Trump tiene todas las posibilidades de ser absuelto, posiblemente la semana que viene.

Doblemente histórico

Esta es la primera vez que un expresidente de Estados Unidos ha sido objeto de un juicio político después de dejar el cargo.

Y el 13 de enero, Trump se convirtió en el primer inquilino de la Casa Blanca en ser imputado dos veces en la Cámara de Representantes, tras la acusación en el 2019 por presiones a Ucrania para perjudicar a su entonces rival Biden, un proceso del que absuelto el 5 de febrero del 2020.

Una cosa es segura: ambos bandos quieren ir rápido: los republicanos porque no quieren detenerse en un caso que divide a sus filas y los demócratas porque quieren que el Senado pueda volver a centrarse rápidamente en aprobar los nombramientos y proyectos del presidente Joe Biden.

Presentándose como un “unificador” de un Estados Unidos muy polarizado, Biden se ha mantenido alejado de este procedimiento.

El presidente “no va a comentar sobre los argumentos, ni los está mirando”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.