El ecosistema startup peruano aún se encuentra lejos de ser el próximo Silicon Valley.
El ecosistema startup peruano aún se encuentra lejos de ser el próximo Silicon Valley.

La meca tecnológica del mundo, , sigue creando nuevas , pero precisamente el aumento del coste de vida y del tráfico derivados de su éxito han hecho que la región esté perdiendo población, según reveló un informe publicado esta semana.

El reporte del centro de análisis Silicon Valley Competitiveness and Innovation Project del 2017, dado a conocer este lunes, indicó que las industrias tecnológicas en la región californiana (comprendida aproximadamente entre San Francisco y San José) crearon nuevos empleos a un ritmo más rápido que las de Seattle, Los Ángeles, Boston y Nueva York, y al mismo que Austin (Texas).

Pese a que el informe analiza los datos del 2017, todo apunta a que la tendencia en creación de empleo se mantuvo también en el 2018, como sugiere, por ejemplo, que Silicon Valley cerrase el año pasado con únicamente un 2.5% de desempleo, significativamente por debajo de la media estadounidense de 3.9% (una cifra ya de por sí excepcionalmente baja).

Las oportunidades laborales, sin embargo, no se están traduciendo en un aumento de la población como venía siendo habitual y, como en principio, debería ocurrir según la teoría económica de mercado, sino que la región está perdiendo población a un ritmo de 165 residentes netos por mes en el 2017.

Un año antes, en el 2016, Silicon Valley perdió 42 vecinos al mes, mientras que en el 2015 la tendencia fue la contraria con el incremento de 1,962 nuevos residentes al mes, el último año en que creció la población.

"La capacidad de nuestra región de sostener sus cifras de crecimiento posteriores a la recesión se está erosionando", indicaron los autores del estudio.

Las explicaciones a este cambio de tendencia deben buscarse precisamente en el éxito de la industria tecnológica, que ha convertido Silicon Valley en un polo de atracción de empresas y personal cualificado sin su correspondiente aumento en la oferta de vivienda o de infraestructuras.

Ello ha disparado los precios de la vivienda hasta máximos difíciles de encontrar en el resto del país; ha aumentado el coste de vida en general y ha incrementado el tráfico de manera sustancial.