Warren Buffett
Warren Buffett

Todos desearían saber qué es lo próximo que comprará , pero ni él mismo lo sabe.

Para el presidente y máximo ejecutivo de Berkshire Hathaway, de 88 años, la próxima compra no será otra más en décadas de adquisiciones. Podría ser la última "del tamaño de un elefante" y la que deje una marca indeleble en Berkshire. El multimillonario escribió en su carta anual a los accionistas en febrero que solo pensar en llegar a otro mega-acuerdo "es lo que hace que mi corazón y el de Charlie latan más rápido". (Charlie, desde luego, es su socio de negocios de 95 años, Charlie Munger).

El último mega-acuerdo de Berkshire fue la compra en US$ 37,000 millones de Precision Castparts, que concretó en febrero del 2016. El negociador más reconocido a nivel mundial ha tenido problemas para encontrar un nuevo objetivo, pese a que con más de US$ 100,000 millones en efectivo a disposición se podría pensar que las oportunidades abundan.

Buffett no querrá dejarle a su sucesor, que ya tiene la vara muy alta, el desafío de averiguar qué hacer con semejante cantidad improductiva de efectivo, así que supongo que Berkshire hará algo pronto.

Sin bolas de cristal para predecir lo que hará Berkshire, volver a lo básico ayuda. Recuerde que las adquisiciones pasadas de la empresa comparten dos cualidades principales: 1) Normalmente encajan con ciertos criterios financieros y 2) Las firmas eran muy del gusto de Buffett. Fue el caso de la ferrovía, las baterías, las piezas industriales, las paradas de camiones, las empresas de servicios públicos y así.
Últimamente la inversión de los inversionistas se ha centrado en aerolíneas, según una noticia de Bloomberg News de la semana pasada.

Eso porque Buffett, que en su momento se mostró totalmente contrario a la industria, le ha vuelto a encontrar el gusto. Desde fines de 2016, Berkshire ha sido la mayor accionista de Delta Air Lines. Posee además la segunda mayor participación en Southwest Airlines, United Continental Holdings y American Airlines. Todo eso suma US$ 9,000 millones, casi el 5% de la cartera de renta variable de Berkshire.

De acuerdo con mi rastreador de posibles candidatos a ser controlados por Berkshire, tanto Delta como Southwest cumplen con los requisitos de Buffett. Busca empresas con ganancias consistentes y valores con altos retornos. (Por cierto, el hecho de que esta sea ahora la descripción de la industria aérea refleja cómo la consolidación ha reducido la competencia en perjuicio de los pasajeros, como escribió la semana pasada mi colega Joe Nocera). Buffett también prefiere compañías con poca o nula deuda y precios de acciones relativamente baratos.

¿De verdad compraría Buffett una aerolínea? No estoy tan segura. Al poseer títulos de todas las grandes aerolíneas estadounidenses, Buffett parece hacer una apuesta por la industria más que adquirir una en particular.

¿Se desprendería de las otras participaciones para hacer eso? También se siente como que a la idea le falta ese sabor característico de Buffett. (Siendo justa, algunas de las elecciones recientes en la bolsa de Berkshire, como comprar Red Hat y adquirir una posición efímera en Oracle, salieron de lo tradicional según los estándares de Buffett).

Existe un grupo de empresas que tienen el sello distintivo de un objetivo de Buffett, más allá de sus métricas financieras, marcas con durabilidad que se mantengan como parte del pulso económico de EE.UU.

Entre ellas figuran la fabricante de maquinaria Caterpillar, la firma de adhesivos 3M, la compañía de tractores Deere y la minorista de productos para el hogar Home Depot, por nombras algunas. A continuación una lista de algunos nombre selectos de mi examen financiero:

A los 88, puede ser que Buffett no esté listo para ceder su puesto. De hecho, me comentó el año pasado que está más ocupado que nunca. Pero la cadencia de las fusiones y adquisiciones en Berkshire se ha visto interrumpida por una combinación de objetivos altamente valuados y mayor competición por los mejores.

El acuerdo de Berkshire por la empresa tejana de servicios públicos Oncor se derrumbó en el 2017, eso luego de que Kraft Heinz fuera rechazada por Unilever, otro mega-acuerdo que Berkshire iba a ayudar a financiar.

Buffett también admitió hace poco que pagó demasiado por la fusión de Kraft y Heinz, luego de que la empresa revelara una depreciación de US$ 15,400 millones, una citación de la Comisión de Bolsa y Valores y un recorte de dividendo en febrero, evidencia de que la confianza de Buffett en el capital 3G fue un error.Tras lo de Kraft Heinz y con tanto preámbulo sobre la próxima adquisición de Berkshire, tal vez es hora de que vuelva a sus raíces.

Por Tara Lachapelle

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.