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Cuando se trata de la política sobre Irán del presidente Joe Biden, lo mejor es decir que es aún una tarea inconclusa.
Por un lado, la Administración Biden está tratando de inducir silenciosamente a Irán para que reinicie las negociaciones sobre el acuerdo nuclear del 2015 que Trump abandonó en el 2018. Por otro, la semana pasada, la Administración autorizó ataques aéreos en Siria contra instalaciones que dijo estaban asociadas con milicias respaldadas por Irán que lanzaron ataques con cohetes el mes pasado contra una base estadounidense en el norte de Irak.
Una forma de adivinar las verdaderas intenciones de Biden es analizando los registros de sus nominados en política exterior, específicamente, Colin Kahl y Wendy Sherman. Veteranos de la Administración del expresidente Barack Obama, los dos jugaron papeles importantes en la negociación del acuerdo nuclear. Una vez fuera del Gobierno, ambos predijeron que la decisión de retirarse de este resultaría desastrosa.
Es por eso que vale la pena señalar que tanto Kahl como Sherman, él está nominado para subsecretario de Defensa para política, ella para subsecretaria de Estado, se han esforzado en sus audiencias de confirmación por aplacar las preocupaciones sobre el acuerdo tanto de los republicanos como de los demócratas centristas. Ambos han dicho que Biden tiene la intención de abordar las muchas fallas del acuerdo, no simplemente restablecerlo.
Esta semana, tras la presión del senador Mitt Romney sobre el trato nuclear que ayudó a negociar, Sherman se mostró más conciliadora que hace seis años. Dado que los límites del acuerdo sobre el enriquecimiento de uranio expiran con el tiempo, argumentó Romney, el acuerdo nuclear no impide que Irán obtenga un arma nuclear, únicamente lo retrasa.
Como miembra de la Administración Obama, Sherman pudo haber simplemente ignorado estas críticas. Sin embargo, esta semana, dijo que si bien todavía consideraba que el objetivo del acuerdo era impedir que Irán obtuviera un arma, comprendía “totalmente” por qué muchos miembros del Congreso dudaban. “Si Irán continuaba fabricando material fisible, el material que va dentro de las armas nucleares”, dijo, “tener esa capacidad allanaría el camino si decidieran ir hacia allá”
En repetidas ocasiones desde que dejó el Gobierno, la propia Sherman ha dicho que no había ninguna posibilidad real de obtener un trato mejor que el que ella había ayudado a negociar. Ahora su promesa es trabajar con el Congreso para fortalecer ese acuerdo.
La audiencia de Kahl también fue instructiva. Fuera del Gobierno, Kahl fue un tuitero prolífico. Muchos senadores republicanos le recordaron algunos tuits anteriores que ahora pudieran perjudicarlo, como cuando predijo que trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén dificultaría mucho la cooperación árabe-israelí, o cuando advirtió que el ataque aéreo del 2020 que mató al general iraní Qassem Soleimani conduciría a una crisis en la región.
El jueves, el senador James Inhofe preguntó si Kahl creía que el mundo era un lugar mejor sin Soleimani en él. “Creo que probablemente lo sea”, respondió Kahl. En el momento de la operación, explicó, estaba “preocupado por las repercusiones”. Más adelante en la audiencia, Kahl elogió la cooperación entre Estados Unidos e Israel y dijo que no estaba a favor de trasladar la embajada de Estados Unidos desde Jerusalén.
Por supuesto, Kahl y Sherman tienen en este momento un incentivo para ser conciliadores. En un Senado 50-50, si Biden pierde incluso a un solo demócrata, sus nominaciones podrían hundirse. Eso es lo que le sucedió a Neera Tanden, la elección de Biden para dirigir la Oficina de Administración y Presupuesto.
Al mismo tiempo, los grupos progresistas de política exterior han comenzado a preocuparse por las intenciones de Biden sobre Irán. Esta semana, 32 de estas organizaciones escribieron al presidente y lo instaron a revertir el rumbo y abandonar su demanda de que Irán vuelva a cumplir las condiciones antes de levantar las sanciones nucleares. El destacado analista de control de armas Joe Cirincione, tuiteó esta semana que esperaba que la respuesta de Sherman a Romney fuera solo un esfuerzo por ganar la confirmación y lamentó que ella “se negara a defender el acuerdo que ella misma negoció con Irán”.
¿Cuánto está dispuesto Biden a defender el acuerdo nuclear del 2015 al tiempo que su Administración busca tanto disuadir las escaladas regionales de Irán como atraer a Irán de regreso a las negociaciones nucleares? Será un acto de equilibrio delicado, uno que se anticipó esta semana en las audiencias de confirmación de Kahl y Sherman.