Citgo
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Detrás de una valla de acero, pasados los guardias de seguridad y más allá de una estatua de bronce de unos campesinos que se esfuerzan por alcanzar un futuro socialista heroico, se encuentra uno de los pocos premios restantes de la arruinada economía de .

Está en Houston, no en Caracas.

Dentro de la sede de vidrio de Citgo Petroleum Corp., la filial estadounidense de la gigante petrolera estatal , se está desarrollando un drama corporativo que refleja el del país afectado.

A pesar de que la producción de PDVSA se ha reducido a casi la mitad en cuatro años, las refinerías de gasolina de Citgo en Texas, Luisiana e Illinois representan aproximadamente 4% de la capacidad de producción de combustible de Estados Unidos.

Pero los trabajadores están divididos entre los leales a Nicolás Maduro y los partidarios de , quien afirma ser el presidente legítimo y esta semana nombró otro grupo de miembros de la junta directiva.

Asustados
Los clientes y los proveedores se han asustado por los movimientos de Estados Unidos contra el país. La semana pasada, un guardia armado vigilaba el vestíbulo del edificio en Houston después de que los venezolanos sancionados se retiraran apresuradamente. A lo largo de todo esto, los técnicos han pasado su vida laboral evitando escrupulosamente las discusiones sobre política y esperando un camino más fácil para el futuro.

Las entrevistas con empleados actuales y anteriores en la sede y las refinerías revelaron que la compañía se encuentra en un punto de inflexión. Citgo está libre por el momento de la interferencia política, el amiguismo y la corrupción, pero carece de líderes que tracen un camino a seguir.

La mayoría de los trabajadores hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias a ellos mismos o a sus colegas, incluidos despidos, hostigamiento familiar o incluso arresto por parte de un régimen acusado de abusos a los derechos humanos y asesinatos.

"Estamos en este limbo", asegura un alto ejecutivo estadounidense de nivel superior. PDVSA frena a la compañía, dice, pero ahora los empleados pueden concentrarse en las operaciones y "detener toda la locura".

Las oficinas de prensa de no respondieron a correos electrónicos y mensajes telefónicos en busca de comentarios sobre las operaciones y los trabajadores.

El origen de Citgo es totalmente estadounidense; se fundó en Oklahoma en 1910. Hoy en día, hay aproximadamente 5,300 estaciones de servicio de la marca Citgo y un signo icónico con el logotipo triangular en Fenway Park de Boston, hogar de los Medias Rojas. Pocos estadounidenses saben que la compañía es propiedad de una autocracia socialista.

PDVSA ganó el control en 1990 y trasladó la sede de 800 personas de Tulsa, Oklahoma, a Houston, en 2004. Ninguna de las dos empresas emite informes financieros, pero entre 1998 y 2013 Citgo pagó US$ 9,300 millones a PDVSA, según un informe de noviembre de la organización de investigación en energía Grupo Orinoco, en Caracas.
Ahora, Maduro necesita desesperadamente sus ingresos.

La hiperinflación ha hecho que el bolívar carezca de valor en la práctica, y la comida y la medicina son escasas. Maduro incluso ha hipotecado el negocio para obtener divisas: el patrimonio de una empresa matriz es una garantía para algunos bonos de PDVSA y un préstamo de la compañía rusa Rosneft Oil Co PJSC.

Las compañías estadounidenses habían sido el mayor cliente de PDVSA, pero las sanciones ahora les impiden pagar al régimen por petróleo, lo cual, según la Casa Blanca, reduciría las exportaciones de Venezuela en US$ 11,000 millones durante el próximo año. En su lugar, los pagos deben ir a cuentas de depósito en garantía destinadas a la administración en la sombra de Guaidó.

El jueves, el fiscal de Maduro prometió una investigación a la lista de miembros de la junta de Guaidó. En Washington, un legislador republicano dijo que la administración Trump puede impedir que las entidades extranjeras traten con la compañía, y se está preparando para una posible quiebra de Citgo.

Microcosmos de Caracas
El tumulto internacional se hace eco en el edificio de Citgo en Eldridge Parkway, en el llamado Corredor de Energía de Houston.

"Imagine el ambiente de trabajo", dice Francisco Monaldi de Rice University, un experto en política energética nacido en Venezuela. “Tienen dos juntas directivas. Están aterrorizados por las investigaciones. Hay gente que quiere salir del país".

Poco después de que EE.UU. impusiera las sanciones el 28 de enero, los trabajadores de Citgo hicieron un barrido en busca de cualquier material que llevara el nombre de PDVSA, cuenta un trabajador de la refinería de Lake Charles, Luisiana. Incluso se borró de la plantilla para las diapositivas de Power Point, dijo la persona.

En la sede de Houston, un retrato del ícono revolucionario Simón Bolívar desapareció de la suite ejecutiva del quinto piso.

Los negocios cotidianos se estancaron porque los clientes y socios comerciales no estaban seguros de si podrían trabajar con Citgo a pesar de su incorporación en Delaware.

Los empleados estadounidenses se apresuraron a informar a los clientes que el Departamento de Justicia de EE.UU. había autorizado a la compañía explícitamente para hacer negocios.

Realismo socialista
La decoración no deja dudas sobre quién ha estado a cargo. Las paredes están llenas de fotos de Caracas y Venezuela. Las imágenes de Maduro y su predecesor Hugo Chávez adornan la oficina del presidente. Los trabajadores venezolanos y estadounidenses comen juntos, generalmente en diferentes mesas, en una cafetería que siempre ofrece al menos un plato venezolano.

Durante años, la compañía presentaba su cara estadounidense a los clientes mientras que los leales al régimen llenaban la oficina ejecutiva, cuenta el funcionario retirado. La relación fue complicada, pero Chávez en general la dejaba andar.

Las cosas se complicaron después de que Maduro asumiera el poder en el 2013. El presidente llenó los puestos de la junta directiva y la gerencia con personas que tenían conexiones políticas o familiares, pero pocos antecedentes en materia de energía.

"El funcionamiento interno y las políticas comenzaron a girar en torno a Venezuela y lo que Venezuela necesitaba", asegura el exfuncionario. "Los puestos clave empezaron a ser ocupados por personas sin experiencia".

Citaciones fatídicas
El talento se retiró o encontró otro trabajo. No todas las salidas fueron voluntarias. A finales del 2017, Nelson Martínez, entonces jefe de PDVSA y expresidente de Citgo, convocó a ejecutivos de Houston a Caracas para una reunión presupuestaria. Seis fueron encarcelados, al igual que el propio Martínez días después. Murió bajo custodia en diciembre.

Catorce meses después, los prisioneros aún no han tenido una audiencia en la corte y se encuentran recluidos en condiciones inhumanas, según sus familias. A los pocos días de los arrestos, un primo de Chávez fue nombrado nuevo presidente de Citgo.

Charles Alexander, exgerente de proyectos en la refinería de Luisiana, afirma que estaba tan indignado que se retiró a principios del año pasado. Asegura que conocía bien a dos de los hombres encarcelados.
"Son buenos hombres", dice Alexander. "Han sido acusados falsamente".