Hace ocho años, cuando el Congreso estadounidense aprobó un recorte de impuestos para la clase media, pasó algo curioso: la mayoría de los estadounidenses no lo sintió.

El proyecto de ley de estímulo económico del 2009 contenía una exención tributaria de US$ 800 por un año para las parejas casadas en el 95% de los hogares que trabajaban, algo más de US$ 15 por semana.

En una encuesta realizada en febrero del 2010, solo el 12% dijo que habían bajado sus impuestos. Más de la mitad, el 53%, dijo no percibir ningún cambio. Una proporción notable, el 24%, creía que habían subido.

“Prácticamente nadie pensaba que pagaba menos impuestos”, dijo Jared Bernstein, economista que trabajó en la Casa Blanca del expresidente Barack Obama. Él lo describió como una fuente de frustración en aquella época.

La rebaja de impuestos del 2009 contiene señales de advertencia para el presidente Donald Trump y los congresistas republicanos. Sus planes impositivos ofrecerían más o menos el mismo nivel de alivio inicial a los hogares con ingresos de entre US$ 40,000 y US$ 100,000 —un promedio aproximado de US$ 800—, según datos de la Comisión Conjunta de Impuestos del Congreso.

De ser así y si la historia sirve de ejemplo, quizás los votantes de clase trabajadora de Trump no sientan el recorte de impuestos que él les prometió varias veces.

Sabor a poco
Las cifras son un poco más generosas en un análisis independiente del proyecto de ley del Senado publicado la semana pasada; se concluye que el plan elevaría US$ 1,200 el promedio de ingresos después de impuestos por familia en el 2019. Pero ese informe del Centro de Política Tributaria Urban-Brookings concluyó que los que más ganan se verían más beneficiados, lo cual afecta el promedio. De todas formas, son poco más de US$ 23 por semana.

Lindsay Walters, la portavoz de la Casa Blanca, desestimó el temor a que los votantes no perciban el aumento. En un comunicado, dijo que en el 2018 “la economía de Trump estará en auge y creará empleo, subirá salarios y aumentará la seguridad para jubilarse” gracias a la combinación entre rebajas de impuestos y eliminación de normativas.

La opinión pública tiene pocas expectativas, según una serie de encuestas que revelaron poco apoyo a la legislación impositiva republicana. Solo el 22% de los estadounidenses espera que bajen sus impuestos si tiene éxito la iniciativa republicana y el 41% cree que subirán, según una encuesta de CBS News publicada el jueves. Solo el 31% de los republicanos encuestados prevé que el plan baje sus impuestos.

Complicaciones
El tema se complica por el hecho de que a una minoría le aumentaría la carga financiera el año que viene si se mantienen los planes para eliminar o achicar deducciones como los impuestos estaduales y locales. Además, los dos proyectos de ley presentados eliminan las exenciones personales, lo cual puede perjudicar a las familias grandes.

Los republicanos confían en que salga bien.

“La gente va a estar muy entusiasmada”, dijo la diputada por Georgia Karen Handel, que ganó una elección especial en junio por solo 4 puntos y podría tener que entrar en otra muy competitiva en 2018. “La va a animar el hecho de que un verdadero alivio impositivo —del tipo que la mayoría no sintió en toda su vida— es lo que van a recibir”.

TAGS RELACIONADOS