Turquía
Turquía

En las últimas semanas, los mercados bursátiles de han subido y bajado en respuesta a asuntos que van mucho más allá de los tradicionales impulsores directos del crecimiento económico y las ganancias corporativas.

Estas "incógnitas conocidas", usando la expresión del ex secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, incluyen las secuelas de la crisis monetaria en Turquía, las escaramuzas de sanciones y aranceles comerciales, la mayor incertidumbre en las perspectivas de la economía global y la salida de la política monetaria no convencional.

Los movimientos en los precios de los activos de EE.UU., ya sea al alza o a la baja, a menudo han parecido exagerados cuando se evalúan con calma a la luz de las influencias a más largo plazo de estos factores. (La situación es diferente para otra clase de activos técnicamente frágiles, como los mercados emergentes, o para los países directamente afectados, como ).

Dado que las reacciones de cartera desbalanceadas son el principal riesgo para los inversionistas en , a continuación se presenta una evaluación de las cuatro grandes incógnitas conocidas. Esta lista de preocupaciones, por orden de importancia para los inversionistas en activos de EE.UU. (de mayor a menor), se basa en una evaluación combinada tanto de la probabilidad de malos resultados como de su potencial impacto.

1. Una economía global más incierta:
Durante algún tiempo, las economías avanzadas estuvieron relativamente correlacionadas en términos de desempeño en el crecimiento.

Al salir de la crisis financiera mundial de 2008, un período prolongado de frustrante “nuevo crecimiento normal" (inusualmente bajo y no inclusivo) fue seguido por señales prometedoras de un repunte sincronizado. Ahora, esto ha dado paso a una divergencia mucho mayor, en la que EE.UU. supera notablemente a otras economías avanzadas.

Si a esto sumamos la inquietud sobre las perspectivas de crecimiento de China, se generan interesantes interrogantes respecto de cuánto tiempo puede persistir esta divergencia y cómo se conciliará finalmente.

Marca una gran diferencia para las ganancias corporativas de EE.UU. si las tasas de crecimiento promedio de los países avanzados terminan convergiendo hacia niveles más altos en EE.UU. que si, por el contrario, los niveles de EE.UU. caen.

Este es particularmente el caso en un escenario de alto endeudamiento y escaza capacidad política para combatir una grave recesión económica. Y mientras esto ocurre, los diferenciales de las tasas de interés y los tipos de cambio podrían estar sujetos a tensiones considerables.

2. Política comercial:
El sistema internacional de comercio ha sido cuestionado por la , que se siente frustrada tanto por la persistencia de prácticas desleales como por la falta de modernización de algunos acuerdos clave.

La respuesta de EE.UU. ha sido aumentar la apuesta mediante la imposición de aranceles y amenazar con imponer más aranceles a China, la Unión Europea, Canadá, México y otros. Estas estrategias son parte de una tendencia general de un uso más agresivo de las herramientas económicas para fines políticos y geopolíticos.

Mientras EE.UU. esté dispuesto a soportar cierto daño posible, está destinado a ganar la batalla. Al darse cuenta de esto, algunos socios comerciales (incluida la Unión Europea) han adoptado una postura más conciliadora después de las respuestas iniciales de represalia.

El resultado neto son las siguientes probabilidades de posibles resultados: un 60% de probabilidades de lograr ajustes negociados que retienen el actual sistema comercial pero lo hacen más justo; un 25% de posibilidades de que el mundo caiga en una guerra comercial en toda su dimensión; y un 15% de posibilidades de que este resulte ser un "Momento Reagan" muy favorable para el sistema internacional.

Esta distribución de probabilidades, si bien es en general tranquilizadora, también involucra un importante impacto negativo. En otras palabras, es vulnerable a un error en las políticas, lo que conduciría a recesión, inestabilidad financiera y mayores tensiones geopolíticas.

3. Normalización de la política de los bancos centrales:
La tercera incertidumbre se refiere a las secuelas del período de experimentación prolongada de políticas por parte de bancos centrales de importancia sistémica.

Al salir de la crisis financiera mundial, estas instituciones tomaron medidas correlacionadas y, a veces, coordinadas para aplicar medidas no convencionales para inyectar una gran liquidez. Ese ya no es el caso.

Ahora, la Reserva Federal está muy avanzada en la normalización de su postura y hay suficiente evidencia para sugerir que tendrá éxito con una normalización armónica, que no involucrará el descarrilamiento del crecimiento, ni dislocaciones significativas en los precios de los activos.

Pero eso no significa que no haya incertidumbre. Nadie sabe cómo responderá la economía ni los mercados mundiales cuando otros dos bancos centrales de importancia sistémica –el Banco de Japón y el Banco Central Europeo– actúen simultáneamente para normalizar la política.

Lo que sí sabemos es que los mercados de activos se han beneficiado significativamente de las inyecciones de liquidez, y mucho más que la economía real; que existen preocupaciones sobre una excesiva asunción de riesgos en algunos segmentos; y que no todos los países europeos están respaldados por economías suficientemente sólidas.

4. Turquía
El riesgo final y menos importante es la crisis monetaria de Turquía.

Los esfuerzos de Turquía para reescribir las reglas de gestión de crisis hacen que los efectos secundarios de esta dislocación de los mercados emergentes sean más difíciles de predecir.

Hasta ahora, ha evitado el uso de la política de tasas de interés y la ayuda del Fondo Monetario Internacional para apoyar sus ajustes de política interna. Como resultado, existe un riesgo considerable de que la fase actual de contagio técnico desarrolle dimensiones económicas y financieras más amplias y perturbadoras.

Por supuesto, Turquía es la más vulnerable a esta dinámica. Le siguen los países emergentes más frágiles (aquellos con necesidades de financiación inmediata y amplia, así como otros desajustes financieros). Europa occidental también podría sentir cierta vulnerabilidad dado la envergadura económica de Turquía y sus vínculos comerciales.

Pero, mientras su mercado de trabajo se mantenga fuerte y la inversión empresarial continúe mejorando, EE.UU. estará ampliamente aislado en términos económicos (aunque hay importantes asuntos geopolíticos relacionados con la membresía de Turquía en la OTAN, su ubicación estratégica, etc.).

Por Mohamed A. El-Erian

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.