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El período previo a la reunión del 18 y 19 de diciembre en que la fijará las tasas, seguramente intensificará el debate sobre la postura de política del banco central. Es una diferencia de puntos de vista que, aunque es poco probable que se resuelva pronto, arroja información importante sobre un posible contribuyente a una mayor y, a veces, inquietante volatilidad del mercado.

Algunos señalan la reciente agitación en los mercados financieros y la desaceleración de la economía mundial como señales de que la Fed ya ha ido demasiado lejos en la normalización de la política monetaria a través de medidas concretadas y previstas. Apuntan a la reciente venta masiva de acciones y los repetidos recortes en las proyecciones de crecimiento global.

Acogen con agrado lo que consideran un retiro de medidas atrasado del presidente de la Fed, ; y anticipan una revisión a la baja de las proyecciones económicas del banco central y sus puntos azules (es decir, orientación sobre la trayectoria de futuras alzas de tasas) cuando él y sus colegas del Comité Federal de Mercado Abierto se reúnan la próxima semana.

Otros sienten que la Fed, una vez más, parpadeó demasiado pronto. Al haber puesto turbo a los precios de los activos y desacoplarlos de los indicadores fundamentales a lo largo de muchos años de medidas no convencionales para impulsar la economía, argumentan que un retroceso del mercado no solo era inevitable, sino que era necesario y deseable.

Para respaldar su posición, apuntan a indicadores sostenidos de la fortaleza económica de Estados Unidos (incluido el informe de empleo publicado el viernes que mostró que la creación de empleos se situó muy por encima de lo que se necesita para absorber a los nuevos participantes, un aumento salarial de más del 3% y un desempleo de solo el 3.7%) y la necesidad de reducir el riesgo de inestabilidad financiera futura.

Además, se quejan de que el apuro de la Reserva Federal para volver a la antigua postura "dependiente de los datos" convierte al banco central en un rehén de los mercados, al tiempo en que socava su credibilidad política a más largo plazo, que algunos se quejan de que es "cambiante".

Esta diferencia es importante.

Bajo el primer punto de vista, una moderación de la postura monetaria de la Reserva Federal reduce la posibilidad de un error de política que podría haber causado una agitación desestabilizante en el mercado financiero, habría arriesgado una desaceleración económica innecesaria en EE.UU. y habría eliminado el soporte de una economía global debilitada. Como tal, la Reserva Federal no solo mantiene abiertas sus opciones, sino que también proporciona importantes seguros económicos y financieros.

Pero si el segundo punto de vista es correcto, el error de política es muy diferente. Es el aplazamiento de los inevitables reajustes financieros que afectarían a EE.UU. durante un período futuro de mayor vulnerabilidad, en lugar de cuando la economía nacional es fuerte y resistente.

Hay al menos tres razones por las que no deberíamos esperar una resolución clara de estas dos visiones contrapuestas en el corto plazo, y están relacionadas con consideraciones técnicas, déficits económicos en otras áreas y diseños de políticas clave que la Fed de Powell ha heredado.

Parte de la reciente liquidación del mercado refleja el reposicionamiento de las carteras de negociación e inversión de los participantes a corto plazo y más ágiles del mercado que habían aprovechado de manera rentable la gran ola de amplia y predecible liquidez y que ahora están regresando a posiciones de carteras con riesgos menos extremos.

Las señales débiles sobre lo que esto significa para el bienestar de la economía se confunden aún más por las distorsiones en otros indicadores tradicionales para los mercados financieros y la economía real, como la curva de rendimiento aplanada y parcialmente invertida para los bonos del gobierno estadounidense.Otra parte refleja los acontecimientos en el extranjero que no están relacionados con la Reserva Federal.

Esto incluye las condiciones políticas en las cinco economías más grandes de Europa -Francia, Alemania, Italia, España y el Reino Unido-, que socavan la tan necesaria transición de política desde un rebote cíclico hacia el crecimiento duradero y sólido a largo plazo. Lo mismo puede decirse de la perspectiva económica de China, que refleja el impacto combinado de las tensiones comerciales y las complicaciones inherentes de esta etapa del desarrollo de los ingresos medios del país.

Luego está el diseño de la política que heredó el equipo actual de miembros del banco central, uno que pone la reducción del balance en piloto automático. Aunque es comprensible en términos de buscar anclar parcialmente las expectativas del mercado, es una combinación de normalización de políticas que impone una carga más pesada en la herramienta de las tasas de interés en un entorno de considerable incertidumbre.

En lugar de tratar de basarse en un punto de vista u otro, a los participantes del mercado les convendría pensar en la situación actual de la Fed como una ilustración de dos realidades que estarán con ellos durante un tiempo: Primero, la Fed enfrenta un desafío serio en enhebrar la aguja de la política, en gran parte por razones que están más allá de su control. En segundo lugar, los participantes del mercado deberían ver la incertidumbre política actual como algo que no solo es inevitable, sino también como un contribuyente continuo a una mayor y, a veces, inquietante volatilidad.

Por Mohamed A. El-Erian

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.