(Foto: Difusión)
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Mientras el número de casos de COVID-19 se disparaba en Washington durante el otoño y el invierno, Tizoc Zarate atendía mesas en un restaurante local, pero luchaba por poner suficiente comida en la suya para él y su novia.

Zarate, un estadounidense de origen mexicano de 22 años, dice estar indignado por los riesgos de salud que enfrentó por un salario precario y por la falta de apoyo de sus jefes.

“Me sentía como si no pudiera decirle nada a la gerencia”, dijo Zarate, y agregó que en ese momento él y sus colegas no se sintieron en absoluto afortunados de estar trabajando.

Este joven camarero no está solo: cientos de empleados de restaurantes y activistas participaron recientemente en las llamadas “huelgas salariales”, protestas que llevan a cabo a la hora del almuerzo en todo el país exigiendo el fin de lo que consideran un pago inaceptable para los trabajadores que reciben propinas.

En , los empleados de la industria de restaurantes y otros servicios que ganan más de una cierta cantidad por mes en propinas pueden recibir un pago mucho menor que el salario mínimo estándar.

Con la cantidad de comensales enormemente reducida debido a las restricciones relacionadas con el coronavirus en la mayoría de las ciudades, esos trabajadores vieron caer su salario neto.

“Durante la pandemia, las propinas bajaron entre 60% y 70% y hubo un aumento de los incidentes de hostilidad y agresión de los clientes”, dice Yamila Ruiz, directora de comunicaciones de One Fair Wage, la asociación que convoca las protestas. “Hemos estado haciendo huelgas desde el verano pasado”.

En Washington la “huelga salarial”, organizada por un puñado de trabajadores de la industria, tuvo lugar el miércoles pasado frente al Old Ebbitt Grill, un histórico bar y restaurante no lejos de la que es popular entre políticos y turistas.

“Los bajos salarios frenan la recuperación de Estados Unidos”, decía un cartel.

Estrés por el riesgo de contagio

Durante la pandemia se perdieron más de 2.5 millones de puestos de trabajo en restaurantes en Estados Unidos, según la Asociación Nacional de Restaurantes, y se cerraron más de 110,000 locales.

Pero ahora, a medida que reabren gradualmente en todo el país, algunos establecimientos se quejan de no encontrar gente suficiente para cubrir puestos. Los activistas echan la culpa a los bajos salarios.

“En enero, el 8% de los operadores de restaurantes calificaron la contratación y retención de la fuerza laboral como su principal desafío”, dijo el vicepresidente senior de la Asociación Nacional de Restaurantes, Hudson Riehle. “Para abril, ese número había aumentado al 57%”.

La organización One Fair Wage realizó una encuesta entre trabajadores de restaurantes y descubrió que más de la mitad indicó que estaba considerando dejar su trabajo debido a los bajos salarios.

¿La segunda razón más mencionada? Los riesgos para la salud relacionados con el .

Zarate dijo que durante el viaje de regreso a casa después de su turno le angustiaba la posibilidad de haberse contagiado, o de haber contagiado de alguna manera a otra persona sin saberlo.

“Probablemente la mitad de las personas no usaban mascarilla cuando yo acudía [a la mesa], algunas no estaban atendiendo la regla del número de personas en la mesa y la gerencia pasaba por alto cosas como esa”, contó.

Cuando impuso restricciones gastronómicas más estrictas en diciembre, el restaurante donde trabajaba cerró y Zarate fue despedido.

“Escasez de salario”

En un intento por atraer empleados, las cadenas de comida rápida McDonald’s y Chipotle Mexican Grill anunciaron en mayo planes de aumentar los salarios, aunque el aumento de no se aplicará a las franquicias.

“Todas las ventas de restaurantes son locales”, dijo Riehle. Por eso, según él, las fuerzas del mercado local tendrán un impacto no solo en el aumento en la necesidad de mano de obra, sino también en los incentivos particulares para poder reclutar a esos empleados.

Algunos republicanos culpan de la falta de trabajadores en ciertos sectores a un beneficio de desempleo adicional de US$ 300 por semana promulgado como parte del plan de estímulo de US$ 1,9 billones del presidente .

Ruiz dijo que este argumento en particular llevó a One Fair Wage a renovar sus protestas.

“Es una escasez de salario, no una escasez de trabajadores”, dijo Ruiz, quien refuta la idea de que los empleados de los restaurantes están inactivos desde que los despidieron por la pandemia, y asegura que muchos encontraron otro trabajo.

Fue el caso de Zarate: después de pasar meses intentando averiguar cómo obtener beneficios por desempleo sin conseguirlo, finalmente encontró un nuevo empleo en una escuela preescolar. “Recibí una oferta esta semana y la acepté” inmediatamente, dijo.