inmigración a Estados Unidos
inmigración a Estados Unidos

Cuando el presidente dijo la semana pasada que Estados Unidos estaba "lleno", retomó uno de los temas principales de su presidencia: la inmigración es perjudicial. Los hechos sugieren lo contrario. No solo diversos estudios muestran que los inmigrantes son un neto positivo para la economía, sino que su contribución se amplifica con las generaciones subsiguientes.

Éste es el mensaje de nuevas investigaciones que analizan los efectos residuales de la primera gran oleada de recién llegados a EE.UU. entre 1850 y 1920. Estos tenían educación y habilidades limitadas. Sin embargo, parece que su llegada sigue generando dividendos más de un siglo después.

Los economistas que realizaron el estudio crearon un análisis riguroso y demuestran que existe una fuerte relación estadística entre dos variables que definían a las comunidades en EE.UU.: la intensidad de conexiones ferroviarias y el flujo entrante de inmigrantes.

En otras palabras, demostraron que las comunidades con mayores niveles de acceso ferroviario tenían mayores niveles de inmigración. Esto permitió a los autores construir un modelo que pronosticaba el número de inmigrantes por municipio, sin tener que realizar la imposible tarea de revisión del censo y contar a cada habitante.

La mayoría de estos inmigrantes no tenía ni educación ni habilidades. Entre ellos había irlandeses pobres que huían de la hambruna, una variedad de alemanes eclécticos, y varias personas de Europa del este y del sur. Aparte de sus países de origen, no eran tan diferentes de las personas que solicitan asilo actualmente.

Tras cuantificar el flujo entrante de inmigrantes en diferentes municipios del país, los autores evaluaron un rango de medidas a corto y mediano plazo de la vitalidad económica. Descubrieron que aquellos lugares que acogían a inmigrantes registraron una mayor industrialización, más innovación (tal y como lo miden las tasas de patentes), una productividad agrícola más alta y mayor crecimiento económico.

Además, ese crecimiento no se dio a expensas de municipios vecinos. Los municipios con altos niveles de inmigración sencillamente tenían mejores resultados que los municipios sin altos niveles de inmigración.

Sin embargo, los resultados realmente interesantes tienen que ver con el presente. Los autores, que ahora cuentan con datos geográficos sobre la inmigración histórica, fueron a los mismos municipios hoy y preguntaron cómo la llegada de inmigrantes hace un siglo o más afectó los niveles de dinamismo económico, criminalidad y otras medidas de salud social y económica.

Concluyeron que "actualmente la inmigración histórica generaba mayores ingresos, menos pobreza, menos desempleo, más urbanización y mayores logros educativos".

Para entender estos efectos, debemos imaginar un municipio promedio que no haya acogido a inmigrantes durante el periodo crítico entre 1850 y 1920. Luego, debemos compararlo con un municipio promedio que esté situado justo en la mitad, en el 50vo percentil de los inmigrantes (lo que significa un municipio en el medio de dos extremos, entre ninguna inmigración y la cifra máxima de inmigrantes).

Los autores hallaron que actualmente, el municipio que acogió a inmigrantes tenía 2% menos personas por debajo del umbral de pobreza que un municipio sin inmigración histórica. Igualmente contaba con una tasa de desempleo 2 puntos porcentuales por debajo, y un ingreso por persona 13% mayor.

A nivel social, los autores descubrieron que las comunidades con niveles más altos de inmigración histórica también reflejaban una leve mejor participación electoral, cifras más altas de entidades sin ánimo de lucro y asociaciones (marcadores de una vida cívica saludable), y niveles comparables de crimen. Nada en la evidencia sugería que la inmigración tuviera un efecto negativo sobre cualquiera de estas variables.

No se pueden atribuir estos efectos positivos a largo plazo al hecho de que los inmigrantes eran, de alguna manera, "mejores" que los inmigrantes de hoy en día. Muchos carecían de habilidades, muchos eran analfabetos y pocos habían tenido una educación formal. A pesar de esto, sus hijos rápidamente superaban a los estadounidenses nacidos en el país, y aparentemente este cambio ha continuado hasta la actualidad.

Ya sabemos que las comunidades que actualmente acogen a inmigrantes tienen menores tasas de criminalidad y mayores tasas de actividad económica. Sin embargo, lo que no sabíamos hasta ahora es que esta inmigración pagará dividendos a EE.UU. hasta el siglo XXII.

Por Stephen Mihm