Las cifras de una mayor inflación publicadas el jueves en Estados Unidos darán más peso a las deliberaciones de política de la Reserva Federal cuando el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) se reúna los días 31 de julio y 1 de agosto.

Los datos de los precios, junto con las sostenidas señales de una sólida economía local, alentarían a los funcionarios de la Fed a apuntar a un aumento de tasas en la próxima reunión del FOMC, que se realizará en septiembre, y dejarían abierta la posibilidad de una cuarta alza este año.

Sin embargo, los banqueros centrales también deberán tener en cuenta los riesgos que implican para la inversión empresarial el aumento de las tensiones comerciales en momentos de una mayor fragilidad económica en todo el mundo.

La antigua Fed, liderada por su presidenta Janet Yellen, habría pecado de prudente al posponer la siguiente alza de las tasas de interés hasta diciembre. El panorama es menos claro bajo el liderazgo del nuevo presidente, Jerome Powell. Esta incertidumbre también hace que la declaración de Powell ante el Congreso la próxima semana merezca aún más atención.

Con un 2.9% en los 12 meses hasta junio, la inflación general ahora se encuentra en su nivel más alto desde principios del 2012. La inflación subyacente, que excluye artículos más volátiles como el petróleo, llegó al 2.3%, la más alta desde comienzos del 2017. Y datos publicados a principios de la semana mostraron que el índice de precios al productor registró un alza interanual del 3.4%, lo que sugiere que probablemente habrá más inflación.

Estas alzas reforzarán la confianza dentro del banco central más poderoso del mundo respecto de que es probable que su propia medida favorita de inflación, el índice de precios del gasto de consumo personal, se sitúe en torno a su meta del 2%.

Junto con el importante avance en el mercado laboral, que fue destacado nuevamente en el informe de empleos de junio, esto implica que la Fed está muy cerca de alcanzar sus metas duales.

Las cifras también son coherentes con la evaluación que Powell dio a conocer esta semana respecto de que la economía estadounidense está bien posicionada y que los recientes recortes tributarios proporcionarán al menos tres años de estímulo de crecimiento.

Sin embargo, los funcionarios de la Fed deben considerar las preocupaciones de empresas que estarían pensando en reducir o posponer planes de inversión empresarial debido a las incertidumbres en torno a la política comercial.

El tema fue presentado en la minuta del Banco Central Europeo publicada el jueves y en la minuta de la Fed de la semana pasada. Estas preocupaciones están surgiendo al tiempo que varias economías fuera de EE.UU. corren el riesgo de perder parte de su impulso de crecimiento y China enfrenta una mayor volatilidad financiera.

Además, pese a consideraciones técnicas válidas de compensación, la Fed no puede desestimar totalmente la curva de rendimiento especialmente plana que se ve reflejada un diferencial de 26 puntos básicos entre los títulos del Tesoro a dos y 10 años y un diferencial de 36 puntos básicos entre los títulos del Tesoro a dos y 30 años. Cifras de este tipo han indicado históricamente una alta probabilidad de una desaceleración económica interna.

La antigua Fed habría visto este segundo conjunto de consideraciones como una razón para abstenerse de enviar señales fuertes sobre un alza de tasas en septiembre durante la próxima reunión del FOMC.

Todavía no existe un registro suficientemente extenso para determinar con confianza cómo se inclinará la nueva Fed, particularmente cuando las consideraciones de política están tan bien equilibradas. Es posible que sepamos un poco más cuando Powell se reúna la próxima semana con los legisladores.

La poca evidencia que tenemos sugiere que este puede ser un contexto de decisiones de política monetaria relativamente más restrictivo que antes, y no solo por las palabras, acciones y proyecciones que han surgido de las reuniones del FOMC.

A diferencia de ocasiones anteriores, los funcionarios de la Fed este año se han abstenido particularmente de hacer comentarios con el objeto de reprimir la volatilidad financiera durante los períodos de inestabilidad del mercado global. Con eso, la confianza de los mercados en que el banco central agregue liquidez ha disminuido.

¿Dónde me deja esto en términos de las expectativas de política de la Fed antes del importante testimonio semestral ante el Congreso sobre política monetaria el 17 y 18 de julio? Al menos por ahora, continúo con mis expectativas de un total de tres alzas para 2018.

También creo que hay un delicado equilibrio respecto de si la próxima alza se producirá en septiembre o diciembre, y que el balance general de riesgos ahora se está inclinando aún más a favor de cuatro alzas.

Por Mohamed El-Erian

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.