(Foto: AFP)
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El ex agente de policía de Minneapolis Derek Chauvin fue declarado culpable de tres cargos de homicidio por la muerte de un caso que desencadenó protestas y violencia en todo el mundo, así como un replanteamiento sobre el racismo y la actuación policial en

Chauvin, de 45 años, podría pasar décadas en prisión.

El jurado, integrado por seis personas de raza blanca y seis de raza negra o mestizos, rindió su veredicto el martes después de deliberar unas 10 horas durante dos días. Chauvin fue declarado culpable de tres cargos: homicidio involuntario, homicidio doloso en tercer grado y homicidio no premeditado en segundo grado.

Su rostro estaba cubierto con una mascarilla como medida de prevención contra el COVID-19, por lo que no se pudo observar su reacción, fuera de sus ojos que recorrían el juzgado.

De inmediato se le revocó la fianza y fue retirado de la sala con las manos esposadas detrás de la espalda.

El veredicto se leyó en un juzgado rodeado de barreras de concreto y alambre de púas, y que era patrullado por la Guardia Nacional, en una ciudad en vilo ante la posibilidad de nuevos disturbios, no sólo por el caso de Chauvin, sino también por la muerte de otro joven de raza negra, Daunte Wright, a manos de la policía el pasado 11 de abril en un suburbio de Minneapolis.

Las identidades de los jurados se mantuvieron en secreto y no se darán a conocer hasta que el juez decida que es seguro hacerlo.

Otros tres expolicías de Minneapolis que fueron acusados de complicidad en el homicidio de Floyd irán a juicio en agosto.

Floyd, de 46 años, murió el 25 de mayo después de ser arrestado bajo sospecha de pagar una cajetilla de cigarrillos con un billete falso de US$ 20 en un minisúper. Entró en pánico, aseguró que era claustrofóbico y forcejeó con los agentes cuando intentaron introducirlo en la patrulla. Fue sometido contra el suelo.

La pieza central del caso fue el video que captó un testigo y en el que se ve a Floyd diciendo en repetidas ocasiones “no puedo respirar”, mientras las personas reunidas alrededor de la escena le gritaban a Chauvin que dejara de presionar su rodilla contra el cuello de Floyd durante cerca de nueve minutos y medio, según las autoridades. Floyd fue perdiendo el conocimiento poco a poco.

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