Cincuenta personas, entre ellas 33 padres y muchos entrenadores deportivos, fueron acusados penalmente por el escándalo. (Foto: EFE)
Cincuenta personas, entre ellas 33 padres y muchos entrenadores deportivos, fueron acusados penalmente por el escándalo. (Foto: EFE)

Washington. Un escándalo por admisiones fraudulentas a universidades de Estados Unidos, que se conoció esta semana, generó una demanda privada en la que se acusa a padres millonarios y bien conectados de comprar vacantes para sus hijos en instituciones prestigiosas postergando a jóvenes con padres con menos recursos.

Una demanda civil de US$500,000 millones presentada por un padre el miércoles en San Francisco acusó a 45 personas de estafar e infligir angustia emocional a todos aquellos cuyos "derechos a una oportunidad justa de ingresar a la universidad" fueron robados a través de la presunta conspiración.

Fiscales federales dijeron el martes pasado que una compañía de California ganó unos US$25 millones cobrando a padres a cambio de asegurar lugar para sus hijos en escuelas de élite, como Georgetown, Stanford y Yale.

De esta manera, la denuncia de los fiscales federales se constituye en la más grande que se haya conocido en la historia de Estados Unidos.

Jennifer Kay Toy, ex profesora en Oakland, en California, manifestó que creía que su hijo Joshua no fue admitido en algunas de estas universidades, pese a sus calificaciones, porque padres con dinero pensaron que era "correcto mentir, engañar, robar y sobornar para que sus hijos entraran en una buena escuela".

Cincuenta personas, entre ellas 33 padres y muchos entrenadores deportivos, fueron acusados penalmente por el escándalo, que está siendo investigado por fiscales de Boston.

Entre los 50 se encuentran la actriz Felicity Huffman, Lori Loughlin y su esposo, el diseñador de modas Mossimo Giannulli, y el socio de la firma de capital privado TPG William McGlashan Jr.

Ellos están entre los acusados en la demanda de Toy, al igual que William Singer, el autor intelectual del plan.

Los fiscales han dicho que Singer usó desde 2011 una organización sin fines de lucro para ayudar a los futuros estudiantes a hacer trampa en los exámenes de admisión a la universidad y sobornar a entrenadores para mejorar las credenciales deportivas de los postulantes.

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