Ivanka Trump
Ivanka Trump

usó su cuenta de correo electrónico personal el año pasado para tratar hasta en 100 ocasiones asuntos oficiales de la Casa Blanca.

Si eso no le parece un giro más bien irónico de los hechos, entonces afine sus antenas y busque cualquier video de su padre amenazando con poner a en prisión por usar un servidor de correo electrónico privado, pidiendo a hackers rusos que encuentren sus correos o elogiando al FBI por reabrir una investigación sobre la “conducta criminal e ilegal” de la ex secretaria de Estado.

El Washington Post informó el lunes que muchos de esos correos, que fueron enviados a asesores de la Casa Blanca, funcionarios federales y asistentes de Ivanka, "violaban las normas de registros federales" y estaban vinculados a un dominio privado –"ijkfamily.com"– que compartía con su esposo, .

Los mensajes privados de Ivanka salieron a la luz cuando funcionarios de ética de la Casa Blanca revisaron correos electrónicos a nivel de Gabinete que estaban recopilando en respuesta a una demanda de registros públicos presentada en el año pasado.

"El descubrimiento alarmó a algunos asesores del presidente Trump, quienes temían que las prácticas de su hija tuvieran similitudes con el uso del correo electrónico personal de Hillary Clinton", señaló el periódico.

"Algunos asistentes se sorprendieron por el volumen de correos electrónicos personales de Ivanka Trump, y quedaron estupefactos por su respuesta cuando se le preguntó por la práctica. Trump dijo que no estaba familiarizada con algunos detalles de las normas".

Es posible que Ivanka, quien trabajó estrechamente con su padre en su campaña presidencial y convirtió a Clinton en objeto de sus críticas por el uso de un servidor personal y el mal manejo de información clasificada, no supiera que las normas de registros federales algún día podrían aplicarse a ella.

Es posible que ella no pensara que el uso de un correo electrónico alojado en "ijkfamily.com" –una configuración que creó solo dos meses después de que Donald Trump fue elegido presidente y mientras su marido se preparaba para llegar a la Casa Blanca– algún día podría causarle problemas.

Por otra parte, también es posible que Ivanka, al igual que su padre, crea que las reglas son para otras personas y no para los Trump.

Por ejemplo, Ivanka usó su correo electrónico personal en febrero del 2017 para contactar a la directora de la Small Business Administration, Linda McMahon, sobre "oportunidades para colaborar" en un momento en que ella participaba en las reuniones de la Casa Blanca pero no tenía un título o función oficial.

Newsweek informó todo eso el año pasado, y también reveló que la hija del presidente se identificaba como "Ivanka Kushner” en las comunicaciones. Se convirtió en empleada federal un mes después de contactar a McMahon. (Politico informó que Jared Kushner usó una cuenta de correo electrónico privada durante ese mismo periodo; el New York Times indicó que el uso de correos electrónicos privados era común entre los demás miembros del equipo de Trump en la Casa Blanca).

El artículo publicado por el Washington Post el lunes por la noche fue aún más allá porque reveló que el uso del correo electrónico personal por parte de Ivanka era mucho más voluminoso de lo que se sabía públicamente y, por lo tanto, era un secreto celosamente guardado dentro de la Casa Blanca.

Este no es el único ejemplo de casos en que la hija del presidente traza su propio camino. Cuando estaba definiendo y redefiniendo su rol en la Casa Blanca durante los primeros meses de gobierno de su padre el año pasado, decidió no dejar su negocio de vestuario y accesorios homónimo.

Aunque contrató a otra persona para dirigir su compañía cuando se fue a Washington, se mantuvo como beneficiaria de su éxito financiero (y usó su mayor visibilidad para comercializar los productos de la compañía, a menudo solo usándolos). No fue hasta el verano pasado que finalmente cerró la operación para, entre otras cosas, abordar las inquietudes sobre ética”.

El negocio de Ivanka tampoco está completamente inactivo. En octubre, el gobierno chino le otorgó 16 nuevas marcas registradas de una variedad de productos que incluyen moda, indumentaria, hogares de ancianos, embutidos y máquinas de votación.

Aunque Ivanka finalmente se convirtió en una asesora no remunerada de su padre, gana importantes sumas por otras actividades, como los US$ 3.9 millones que recibió en 2017 por su participación en el hotel de la familia en Washington, D.C., el Trump International. Ese es el mismo hotel que forma parte de una cartera de propiedades de la que se supone que los Trump deberían remitir las ganancias obtenidas de negocios con gobiernos extranjeros al Departamento de Hacienda.

Pero la justificación y la divulgación de esos pagos ha sido poco clara; hasta ahora los Trump aparentemente solo han entregado alrededor de US$ 150,000.

El Trump International está construido en un terreno federal (lo que esencialmente significa que Trump se arrienda el terreno a sí mismo) y recibe a legiones de diplomáticos extranjeros, lo que ha ayudado a convertir el hotel en un blanco de demandas que lo acusan de violar las disposiciones de “emolumentos” de la Constitución que prohíben al presidente aceptar regalos, recompensas o beneficios de un gobierno extranjero o estatal.

El hotel representa un claro conflicto de interés financiero para el presidente y para Ivanka, pero se han mantenido firmes.

Ivanka y su padre también comparten una historia de engaños a los inversionistas y compradores sobre las perspectivas de las propiedades de marca Trump, como nos comentaron ProPublica y WNYC en una investigación sobre ese legado publicada el mes pasado.

Incluso con ese atento escrutinio, Ivanka ha logrado evitar cualquier implicación importante en su breve carrera en la Casa Blanca. Sin embargo, con un posible escándalo de correos electrónicos en proceso, eso puede estar a punto de cambiar, especialmente si los demócratas entrantes de la Cámara de Representantes deciden que es hora de ejercer sus responsabilidades de supervisión en el nuevo año y le recuerdan a la hija del presidente la importancia de las normas.

Por Timothy L. O’Brien

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.

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