Pronto, el cierre le costará a EE.UU. tanto como el muro que la Casa Blanca insiste en levantar en la frontera con México. (Foto: Reuters)
Pronto, el cierre le costará a EE.UU. tanto como el muro que la Casa Blanca insiste en levantar en la frontera con México. (Foto: Reuters)

Con la mirada puesta en la próxima fecha de pago para los empleados federales, la Casa Blanca cambió el martes de táctica e intentó saltarse a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, para negociar con los legisladores, aun cuando el presidente se mantiene firme sobre un prolongado cierre de gobierno.

La Cámara de Representantes y el Senado anunciaron que mantendrán las sesiones si continúa la parálisis parcial del gobierno, lo que parece probable. Aunque el cierre del gobierno ha cumplido 25 días, Trump insiste en que el Congreso le conceda una financiación de US$ 5,700 millones para cumplir su promesa de construir un muro en la frontera con México. Los demócratas aseguran que abordarán la seguridad fronteriza cuando el gobierno reanude actividades completamente, pero Pelosi se opone a otorgar los recursos porque considera al muro ineficaz e inmoral.

En una teleconferencia con simpatizantes, el presidente no mostró señales de retractarse en su demanda.

“Estaremos cerrados mucho tiempo si tenemos que hacerlo”, declaró Trump. “Estaremos cerrados mucho tiempo”.

Mientras 800,000 empleados federales están cesantes o laboran sin paga, Trump dejó entrever que el cierre parcial no genera contratiempos, aun cuando ha causado congestionamientos en las filas de seguridad en los aeropuertos y paralizado el funcionamiento de agencias federales.

“La gente está muy impresionada de lo bien que el gobierno está trabajando pese a las circunstancias en las que nos encontramos”, dijo Trump.

Sin embargo, tras bambalinas, el gobierno y sus aliados en el Capitolio miran celosamente la próxima fecha de pago con la expectativa de alcanzar un acuerdo antes del martes de la próxima semana, cuando necesitan preparar la próxima tanda de cheques para los empleados que no han cobrado nada.

“Definitivamente existe la sensación de que se acerca una fecha límite, que podría ser el martes próximo, para garantizar que podremos resolver este problema”, dijo Mercedes Schlapp, una portavoz de la Casa Blanca.

El martes fue otra jornada de mucho teatro y poca sustancia, mientras el cierre atraviesa su cuarta semana.

El presidente, que hace una semana parecía tener intención de declarar una emergencia nacional para construir el muro fronterizo, ha devuelto su atención al Congreso, porque según diversas encuestas le está cayendo encima parte de la culpa de la parálisis.

La Casa Blanca invitó a legisladores sin rango a almorzar con Trump en el recinto presidencial como parte de una estrategia para conseguir apoyo entre los demócratas de centro y legisladores recién elegidos, incluidos aquellos provenientes de zonas donde el presidente goza de popularidad entre los electores.

Sin embargo, la Casa Blanca conoció muy pronto los límites de esa estrategia. Ningún demócrata de la Cámara Baja aceptó la invitación.

Uno de ellos, el representante Lou Correa, “está abierto a la oportunidad de reunirse con el presidente para hablar de seguridad fronteriza”, dijo su portavoz y agregó: “tan pronto como se reabra el gobierno”.

Trump terminó almorzando con un puñado de representantes republicanos menos conocidos. La Casa Blanca intentará nuevamente esta semana invitar a un grupo bipartidista de legisladores conocidos como el caucus de mediadores.

El mandatario pidió a sus partidarios a llamar a las oficinas de los legisladores demócratas y presionarlos a que apoyen el muro para reabrir al gobierno.

Poco tiempo después, un grupo de demócratas de la Cámara de Representantes llegó a la oficina del líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, para exigirle que tomara en cuenta los proyectos de ley aprobados por la cámara baja para financiar al gobierno. McConnell no se encontraba en su oficina en ese momento, por lo que los demócratas dejaron una nota.

McConnell dijo que no quiere perder el tiempo del Senado y que solo presentará iniciativas que Trump promulgaría. Los demócratas, dijo, han convertido el muro de Trump en “algo malo” y es tiempo de sacar al país del “carrusel político” del enfrentamiento por el cierre gubernamental.

Los republicanos se quejan de que los demócratas son los que se rehúsan a doblegarse y dijeron que depende de Pelosi presentarle una nueva oferta a Trump.

En tanto, los efectos de los 25 días de cierre parcial del gobierno se intensificaron en todo el país, con los trabajadores enfrentando una creciente inquietud sobre los pagos de hipotecas y de recibos.

Aunque Trump está enfocado en presionar a los demócratas para que vuelvan a negociar, fue el presidente quien abandonó la reunión más reciente la semana pasada luego de que Pelosi le dijo que no cedería a sus demandas.