El mandatario de Estados Unidos, Donald Trump. (Foto: AP)
El mandatario de Estados Unidos, Donald Trump. (Foto: AP)

La macroeconomía moderna le da un gran valor a la idea de un banco central independiente. Sentados por encima y aparte de la refriega política, se supone que los sabios miembros del banco central deben usar las tasas de interés para dirigir la economía entre el dilema de la inflación y el de la recesión.

El presidente tiene poco conocimiento de la macroeconomía moderna. En declaraciones privadas a los patrocinadores, y nuevamente en una entrevista, el presidente lamentó que su designado, el presidente de la , Jerome Powell, haya sido demasiado rápido para subir las tasas de interés en medio de la aceleración de la economía de Estados Unidos.

Mientras que los miembros del banco central se preparan para el simposio anual de política económica en Jackson Hole, Wyoming, la amenaza a su tradición de autonomía debe pesar mucho en sus mentes.¿Por qué Trump está preocupado por las tasas de interés? Aunque Powell ha subido las tasas cinco veces, todavía son bajas en comparación con los estándares históricos.

Una de las razones por las cuales Trump está molesto es que cree que las bajas tasas de interés lo ayudarán a ganar su guerra comercial. Esto podría deberse a que Trump quiere un dólar más débil.

Cuando las tasas son bajas, según la teoría estándar, el dinero tiende a fluir fuera de EE.UU. hacia lugares que ofrecen mejores tasas de rendimiento. Esas salidas de capital requieren la venta de la moneda estadounidense, lo que disminuye el valor del dólar, haciendo que las exportaciones estadounidenses sean más baratas y las importaciones más caras.

Otra razón podría ser que Trump quiere bajas tasas de interés para contrarrestar el daño económico de la guerra comercial. Los fabricantes estadounidenses se verán afectados por los impuestos sobre el acero y otros insumos, mientras que los agricultores estadounidenses se verán afectados por represalias de China y otros países molestos por las políticas agresivas de Trump.

Esto podría causar una desaceleración o una recesión que se atribuiría –con justa razón– a Trump. Por lo tanto, es natural que quiera bajas tasas de interés para dar impulso a la economía y que lo ayuden a sobrellevar la tormenta.

Pero hay otra razón por la cual Trump podría querer presionar a la Fed para mantener bajas las tasas. Incluso más temible que la guerra comercial es el ciclo económico en sí mismo.

Los aumentos de tasas, incluso los más modestos, podrían exponer las debilidades que presenta la economía de los EE.UU. y frenar la actual expansión económica.

Históricamente hablando, ha pasado mucho tiempo desde que EE.UU. estuvo en recesión. De acuerdo con algunas teorías, las expansiones prolongadas tienden a causar una acumulación de deudas incobrables en el sistema, las que eventualmente caen en incumplimiento y arrastran al país a una recesión.

La investigación muestra que cuando los diferenciales entre la deuda de riesgo y los bonos del Tesoro se reducen, a menudo se produce una desaceleración –aunque no siempre–dentro de dos años. Y desde este año, esos diferenciales parecen bastante bajos.

La pregunta que sigue naturalmente es: ¿dónde podría acumularse una deuda incobrable? Recientemente, durante un debate con quien suscribe, Conor Sen de Bloomberg Opinion sugirió que la respuesta podría encontrarse en los balances de las empresas estadounidenses. Si bien los negocios financieros aún están menos endeudados que antes de la crisis financiera, la deuda corporativa no financiera alcanza niveles récord como porcentaje del producto interno bruto.

Jeff Spross de The Week tiene un excelente artículo que da motivos adicionales para preocuparse. No solamente está aumentando la deuda corporativa, sino que también la proporción de deuda riesgosa en el sistema.

Las investigaciones también muestran que la deuda riesgosa es un predictor del peligro económico que se avecina. Aunque la emisión de deuda de alto riesgo tradicional ha disminuido, están aumentando otros tipos de préstamos corporativos riesgosos.

La proliferación de préstamos apalancados, que son préstamos a empresas que ya tienen muchas deudas pendientes, compensa con creces la disminución de los bonos basura.

El apalancamiento aumenta el riesgo, e incluso una empresa que se ve saludable y tiene una calificación crediticia decente, puede verse forzada a un incumplimiento por una pequeña desaceleración si su endeudamiento es muy alto.

Además, la deuda de grado medio —bonos calificados levemente mejor que "basura" y que pueden llegar fácilmente a esa calificación si las condiciones empeoran solo un poco— se está disparando y es un 120% mayor que en 2011. Sumado a esto, el endeudamiento de compañías verdaderamente seguras ha disminuido. Como ha señalado Danielle DiMartino Booth, de Bloomberg Opinion, esto significa que el mercado general de deuda corporativa ahora se ve muy riesgoso.

Por el momento, las ganancias son altas, lo que permite que las empresas respalden los altos pagos de intereses que su enorme y creciente endeudamiento requiere que ellos solventen. Sin embargo, es poco probable que esta inestable situación dure para siempre.

Una desaceleración económica, o un aumento en las tasas de interés —que hace que la deuda sea más difícil de pagar— podrían llevar al incumplimiento a las empresas estadounidenses con alto nivel de apalancamiento. Y luego, los altos niveles de deuda amplificarían la gravedad de la recesión.

Naturalmente, a Trump le gustaría evitar ese escenario, que haría bajar aún más sus índices de aprobación y probablemente conduciría a una ventaja electoral para los demócratas. La amenaza inminente de una ola de incumplimientos corporativos podría ser una de las razones por las cuales el presidente está bramando a la Fed que mantenga la fiesta en marcha.

Por Noah Smith