Esta vez, es el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, y un elenco de otros personajes dentro y fuera del gobierno que aparentemente obligaron al embajador de EE.UU. en Ucrania para que pudieran dirigir el espectáculo en nombre de un presidente que está aún menos dispuesto a aceptar las restricciones del trabajo que Richard Nixon. (Foto: Bloomberg)
Esta vez, es el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, y un elenco de otros personajes dentro y fuera del gobierno que aparentemente obligaron al embajador de EE.UU. en Ucrania para que pudieran dirigir el espectáculo en nombre de un presidente que está aún menos dispuesto a aceptar las restricciones del trabajo que Richard Nixon. (Foto: Bloomberg)

A medida que surgen más detalles sobre el complot del presidente Donald Trump para presionar al gobierno ucraniano a investigar a su oponente político, se hace evidente que este escándalo tiene algo en común tanto con Watergate como con Irán-Contra. Los tres episodios involucraron a un presidente que intentaba evitar la burocracia regular de la rama ejecutiva para hacer algo. Y los tres episodios derivaron en un fiasco de ineptitud.