Jeff Sessions, fiscal general de los Estados Unidos. (Foto: AFP)
Jeff Sessions, fiscal general de los Estados Unidos. (Foto: AFP)

Después de ser duramente criticado una vez más por su propio jefe, el secretario de Justicia Jeff Sessions abandonó su silencio solemne habitual para responder al presidente , quien arremetió contra el funcionario debido a su gestión sobre las quejas republicanas sobre el FBI.

Sessions no dio ninguna indicación de que se retirará del cargo luego de las nuevas acusaciones de hechas el miércoles a través de Twitter e insistió en que continuará “desempeñando mis funciones con integridad y honor".

El ataque más reciente de Donald Trump ocurrió después de que Sessions sugirió el martes que el inspector general del Departamento de Justicia evaluará si los fiscales y agentes del abusaron de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA) al obtener una orden judicial para vigilar las comunicaciones de un ex colaborador en la campaña presidencial de Trump.

Sessions pidió al inspector general que revisara las quejas en respuesta a la presión de los republicanos del Congreso, quienes como están molestos por lo que ellos creen que es una acción arbitraria dentro del FBI.

Trump tuiteó el miércoles: "¿Por qué S.J. Jeff Sessions pide al Inspector General investigar abuso potencialmente masivo de FISA? Tomará para siempre, no tiene poder de acusar, ya está demorado con informes sobre Comey, etc. ¿No es el I.G. un nombramiento de Obama? ¿Por qué no usar abogados del Departamento de Justicia? ¡DESGRACIA!".

En su respuesta horas después, Sessions dijo que su departamento dio un paso correcto y que "continuará haciendo su trabajo de una forma justa e imparcial según la ley y la Constitución".

Esta no era la primera vez que Trump expresa sus quejas contra Sessions por la investigación sobre Rusia.

El ex senador de Alabama, uno de los primeros partidarios de la candidatura de Trump, ha soportado un año de ira de Trump mientras retiene el trabajo que había deseado desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, incluso para Trump, que alguna vez calificó al fiscal general de "asediado", la volea del miércoles elevó la retórica a un nuevo nivel.

El intercambio se produce en un momento de mayor tensión entre el Departamento de Justicia y la Casa Blanca, que está siendo investigada por el fiscal especial Robert Mueller por los vínculos del equipo de campaña de Trump con Rusia y por una posible obstrucción de la justicia. Trump ha interpretado desde hace mucho tiempo que la decisión de Sessions de apartarse de esa investigación condujo al nombramiento de Mueller.

Sessions se ha convertido en un chivo expiatorio para Donald Trump, lo que le permite al presidente evitar algunas de las consecuencias políticas de atacar directamente a Mueller a medida que avanza su investigación.