(Foto: Difusión)
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El mandatario de, , asegura que el voto por correo causará una “fraude masivo”. Aunque para muchos ese riesgo es bajo, numerosos problemas logísticos podrían demorar el resultado de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.

Para evitar una posible exposición al en los lugares de votación, muchos estados enviarán papeletas por correo a los ciudadanos para que éstos las manden con su voto a los centros electorales.

Ese voto epistolar ya era posible en varios estados, y en las presidenciales del 2016 casi un cuarto de los sufragios (33 millones) fueron emitidos por correspondencia.

Sin embargo esta vez "deberíamos tener entre 50 millones y 70 millones de votos por correo", estima Nathaniel Persily, profesor de derecho de la Universidad de Stanford en California.

"Esta es la mayor transformación del sistema electoral en la historia y se hace en cuatro meses. Es algo sin precedentes e implica serios desafíos", explica.

Trump dice que las elecciones serán un "desastre" y una "trampa" sin precedentes. "Millones de hojas de votación serán impresas en el exterior", dijo en junio y la semana pasada estimó que habrá demoras en el escrutinio.

Salvo algunos incidentes aislados, ningún estudio serio registró grandes fraudes vinculados al voto por correo. Y en una reunión en la Casa Blanca, los servicios de inteligencia descartaron el riesgo de hojas falsas impresas fuera de Estados Unidos, según la CNN.

“Paciencia”

"Este método es seguro e incluye medidas de verificación de la autenticidad de los votos", dijo el martes en el Congreso Amber McReynolds, que dirige la organización National Vote at Home Institute.

Trump, que incluso ya ha votado por correo, "tal vez intenta sembrar la duda sobre la legitimidad de las elecciones para sacar ventajas políticas", observa Rick Hasen, experto en cuestiones electorales de la Universidad Irvine.

El voto por correo es más utilizado por electores urbanos, demográficamente próximos a los demócratas. En tiempos de pandemia, eso podría incrementar la participación de las personas mayores, que parecen preferir al candidato demócrata Joe Biden.

Para Rick Hasen, Trump, que está rezagado en los sondeos, "tal vez esté buscando una excusa por si pierde las elecciones".

Los ataques de Trump, más allá de sus motivaciones, podrían tener cierto eco si la elección se vuelve caótica. "La mayoría de los estados no están preparados", considera Nathaniel Persily.

"Les falta material y equipos y los servicios postales están en tensión" lo cual podría impedir que los votos lleguen a tiempo a los hogares pero también a los centros de recuento, según él.

Los electores deberán armarse de "paciencia" porque hay riesgo de que los resultados definitivos se demoren, añade.

“Amenaza existencial”

"Las profundas divisiones políticas y los bloqueos, tanto en el Congreso como a nivel local, hacen que los estados estén realmente en dificultades", estima Edward Foley, profesor de derecho de la Universidad de Ohio.

A su juicio, habría que temer lo peor en estados clave como Wisconsin, Pensilvania o Michigan, que están poco habituados al voto por correo y donde los resultados podrían ser muy ajustados y derivar en pleitos judiciales y recuentos controvertidos.

Todos recuerdan el catastrófico escenario del 2000 cuando el resultado de la elección presidencial entre Al Gore y George W. Bush se definió por centenares de votos en el estado de Florida y concluyó cuando la Suprema Corte de Justicia se negó a ordenar un nuevo recuento. Gore aceptó la derrota sin cuestionar el resultado.

“Hoy vivimos una época bien diferente, con mucha más acritud entre los partidos”, opina Persily. Esta vez, “no es de esperar que el perdedor acepte el resultado y se vaya tranquilamente”.